Los trabajadores del hipermercado Carrefour en Warnes al 2700, en el barrio de La Paternal, decidieron permanecer en el local durante las noches ante el riesgo de cierre. Advierten que los locales comerciales que funcionan dentro del establecimiento están siendo desalojados y que se redujo el flujo de mercadería. Ante el pedido de información, la empresa no ofreció respuestas. “El miedo es llegar a la mañana y que nos avisen por un cartelito que no tenemos más trabajo. Por eso decidimos hacer la vigilia e impedir el cierre hasta que alguien nos diga qué va a pasar”, indicó a este diario Mario Amado, delegado gremial de la sucursal de Warnes y opositor a la conducción que lidera Armando Cavalieri en el gremio de Empleados de Comercio, el de mayor cantidad de afiliados de todo el país.

El conflicto laboral en La Paternal aparece en un clima enrarecido en Carrefour. Está la intención de la empresa de achicar la cantidad de empleados aunque no hay detalles del plan. El ajuste vendría de la mano de la nueva dirección de la filial argentina a cargo del francés Rami Baitieh en reemplazo de Daniel Fernández, quien fue CEO durante los últimos doce años y salió de la firma junto a casi todo el resto del comité ejecutivo. Baitieh viene de dirigir la filial de Carrefour en Taiwán.

De todas formas, los trabajadores de la empresa advierten que el achicamiento comenzó hace rato. “Carrefour tenía 21 mil trabajadores y luego de comprar los 129 locales de la cadena Eki y abrir 300 locales de pequeñas superficies tiene 19 mil trabajadores. Es decir que se perdió una cantidad impresionante de puestos de trabajo”, dijo Amado.

En el hipermercado de la avenida Warnes trabajan un total de 300 empleados, de los cuales 120 están en condición de planta permanente y otros 180 de tercerizados como repositores, personal de limpieza, seguridad y locales comerciales externos. “En la sucursal de Warnes hicimos toda la flexibilización posible. Hay trabajadoras cajeras que hacen precios y repositores que cobran en las líneas de caja, lo cual está prohibido en el convenio pero se hace ante el riesgo de quedarse sin trabajo”, dice Amado.

Ahora, los trabajadores de la sucursal de Warnes advierten el cierre definitivo de los locales comerciales y el vaciamiento de los depósitos dentro del hipermercado en un contexto muy flojo en término de ventas. El Indec difundió ayer que las ventas en los supermercados medidas en cantidades bajaron un 3,1 por ciento en enero frente al mismo mes de 2017. El año pasado, el consumo masivo cerró un 1 por ciento abajo de 2016, según el calculo de la consultora Kantar Waorldpanel. Esa merma se produjo sobre la base de 2016, cuando el consumo masivo cayó 4,7 frente a 2015.

“Se vende muy poco, aceptaremos cualquier propuesta pero no el cierre, hay empleados con más de 40 años de antigüedad”, dice Amado. Una de las posibilidades que se comenta es la conversión a un local mayorista. A comienzos de año, Carrefour anunció un plan de ajuste global del cual hasta ahora se conoce la intensión de despedir a 2400 trabajadores en Francia y otros 1200 en Bélgica. Otro foco del ajuste de Carrefour está puesto en España, en donde se negocia una mayor flexibilización laboral.