Gabriel Roberto “Chirete” Herrera, de 40 años, aseguró en el juicio oral en el que está acusado del femicidio de su joven pareja y madre de su bebé, cometido en enero de 2017 durante una visita en un penal salteño, que el crimen lo cometió por celos y que fue instigado por otro detenido. A través de su defensora oficial, Marcela Robles, pidió declarar en la tercera audiencia del juicio por el femicidio de Andrea Edith Neri, de 19 años. El hombre ratificó lo dicho en la Fiscalía en la etapa investigativa.

La audiencia comenzó con la exhibición de las fotos de la autopsia y el informe del forense. Luego de observar las fotografías, el padre de la joven sufrió un crisis de nervios y le advirtió al homicida: “Te voy a seguir hasta el infierno”.

Herrera pidió después que lo dejaran contar su versión de los hechos. No permitió que le hicieran preguntas y en 10 minutos sintetizó lo que pasó aquella sangrienta tarde del 5 de enero de 2017 en la celda 372. Tal como lo mostraron las imágenes de las cámaras de seguridad del penal, Chirete esperó a Andrea, con su pequeño hijo en brazos, en el portón de acceso pabellón “E”, de 60 metros de largo por 10 de ancho. De allí se dirigieron al baño. Reconoció que en ese lugar comenzó a descargar su ira contra la muchacha de 19 años. “Estaba loco de celos porque mi compañero de celda, Lucas Balcarce, me mostró una foto en Facebook donde se la veía a Andrea abrazada con un hombre”, dijo. Y agregó: “Fue Lucas quien me entregó la gubia” (una herramienta de carpintería que se utiliza para cavar madera). “Le pregunté si estaba saliendo con ese hombre y me respondió que no, pero como sabía que me estaba mintiendo le pegué”, contó con mucha frialdad.

Con el mismo temperamento comentó lo que ocurrió luego en la celda. “Le insistía en que me diga la verdad y seguía negando y volví a pegarle, hasta que al final reconoció que era verdad lo de la foto”, refirió. Acto seguido le arrancó al bebé de los brazos, lo colocó en la cama, extrajo la gubia del bolsillo del pantalón y atacó a la chica, a quien le produjo 36 heridas punzocortantes, la mayoría de ellas en el cuello. La víctima no tenía huellas de defensa en las manos ni en las uñas, quizá porque Herrera la había desmayado de un golpe y en ese estado de indefensión la masacró.

Hacia el final de su exposición, el femicida sentenció: “La maté por puta”. Luego insistió en la inocencia de los cinco guardiacárceles que están imputados junto a él: “La culpa es sólo mía y también de Lucas Balcarce, porque él me mostró la foto que me puso loco y me dio el arma”.

Luego declaró otro interno, Juan Domingo Ortiz, el que alertó al celador  Nelson Cardozo de que Herrera estaba agrediendo a Andrea en el baño. “Yo escuché que la chica decía no, no, no”, contó. Dijo que cuando abrió la puerta vio que Chirete la tenía agarrada del cuello. “Cuando salí al pasillo observé que Herrera la condujo a la celda, siempre tomada del cuello”, relató. Ortiz sostuvo que al notar que Andrea podría estar en riesgo alertó mediante señas a Cardozo, en dos oportunidades. Lo relató así: “Como mis hijas tenían que venir a visitarme le pedí al celador que abriera el locutorio para esperarlas. Es en ese momento que le digo a Cardozo: ‘Fijate, ese anticoncha está golpeando a la chica’”. Lo expresado por Ortiz fue luego corroborado en el video, donde se observan las señas que le hizo al celador y la conversación que luego mantuvieron en el acceso al locutorio.