Para la gran mayoría, la corona del Torneo de Transición que obtuvo Lanús metió al equipo de Jorge Almirón entre los cinco campeones más legítimos de los últimos años, simplemente porque demolió a todos los rivales que le tocaron, con baile incluido en la final con goleada 4-0 ante el San Lorenzo que por entonces dirigía Pablo Guede y con un marco de más de 60 mil simpatizantes de ambas parcialidades.

A propósito de la virtuosa exhibición que mostró ese 29 de mayo en el Monumental, hay que analizar el derrotero del Granate que lo hizo llegar a esa instancia. En la inédita edición del campeonato de Primera División de este año que se va, San Lorenzo se había impuesto en la Zona 1. Por su parte, tres fechas antes del final, Lanús había sido el mejor de la Zona 2 y terminó seis puntos por encima de su escolta Estudiantes, pero además le sacó 23 unidades de ventaja a River, 18 a Boca, 14 a Racing y 11 a Independiente. Disputados 17 partidos, ganó 13, empató dos y perdió dos. Así, el equipo del Negro Almirón sumó casi 80 por ciento de efectividad y superó al del eterno Ramón Cabrero, que había obtenido el 67 por ciento en el certamen obtenido en 2007. 

A caballo del famoso “fútbol que le gusta a la gente”, Lanús hizo goles en todos los partidos (28 en total), José Sand fue el goleador del torneo (con 14 tantos) y apenas le marcaron 10, de los cuales tres fueron en un solo partido y al arquero suplente. Además no cometió penales y sólo dos defensores fueron expulsados: Maximiliano Velázquez y José Luis Gómez. A favor de los laterales, vale decir que fueron los mayores asistidores del equipo. Y si a esa defensa monolítica le sumamos un arquero confiable, un mediocampo que marca y que juega –con Miguel Almirón como el jugador más destacado– y un trío ofensivo letal, queda demostrado que el conjunto del Sur bonaerense fue el mejor dentro de la cancha. Porque ninguno estuvo a la altura del Granate. 

Todo eso fue demasiado para San Lorenzo, que en el partido definitorio sucumbió ante el juego vistoso de Lanús, que dio cátedra y lo batió 4-0 con goles de Junior Benítez, Miguel Almirón, José Sand y Lautaro Acosta. Pasaron 110 años desde la última vez que una final se definió por esa diferencia. Un 7 de octubre de 1906, Lomas Athletic le hizo cuatro a Alumni, el equipo de los ingleses. Y de las once finales disputadas desde el origen del profesionalismo que se jugaron a partido único, la goleada de Lanús a San Lorenzo en el Monumental es la de mayor diferencia en toda la historia. Nueve años atrás se había consagrado La Bombonera, el otro templo de los llamados “grandes”.

La frutilla del postre vendría con la Copa Bicentenario que mano a mano le ganó a Racing (con gol de Brian Montenegro en el epílogo) para sumar su quinta estrella. En esa parte del año, Lanús se animó a las tres G: ganó, gustó y goleó. Y fue un auténtico campeón de barrio.