La Librería Universitaria Argentina (LUA), el espacio de promoción de los libros publicados por editoriales dependientes de universidades, debió cerrar sus puertas después de que el Ministerio de Educación suprimiera su financiamiento. Desde junio, la LUA pasará a compartir local con una librería privada, lo que implicará el cese de su rol como centro cultural y una reducción de su oferta de títulos. Directores de editoriales universitarias critican el abandono del Estado y alertan por la pérdida de diversidad cultural.

Inaugurada a fines de 2013, la LUA nació con el objetivo de posicionar el libro universitario argentino, facilitando su acceso al concentrar todas las publicaciones y garantizando a esos títulos un espacio que no encuentran en las librerías comerciales. Y lo hacía desde el centro porteño en un local de 360 metros cuadrados, en la esquina de Lavalle y Montevideo. Como centro cultural albergaba ciclos de charlas y muestras de arte. Con alrededor de 2 mil novedades por año, las editoriales del sistema universitario producen entre el 4 y el 7 por ciento de las publicaciones que se editan en el país, según los informes de la Cámara Argentina del Libro de los últimos años.

“La creación de LUA fue parte de un diagnóstico que planteó la necesidad de fundar espacios que rompieran con la lógica de las cadenas comerciales y con la tendencia a una producción editorial orientada por una racionalidad comercial cortoplacista. Lógicas que son resultado de la fuerte concentración editorial que existe en la Argentina: solo cinco grupos editoriales producen el 41 por ciento de los ejemplares del sector comercial”, analizó el director de la editorial de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Darío Stukalsky.

El proyecto fue fruto de un esfuerzo conjunto del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), la Red de Editoriales de Universidades Nacionales (REUN) y la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), que aportó en un principio el financiamiento. Pero, tras el cambio de gobierno, en 2016 la SPU anunció el corte de los fondos que a partir de entonces, y para evitar la clausura, fue aportado por el CIN, con dificultad, ya que los gastos de la LUA representaban el 40 por ciento del total de su presupuesto. Finalmente, se resolvió cerrar el local de la LUA y mudarla a un lugar más reducido, donde compartirá el espacio y el alquiler con una librería privada. La apertura al público de la nueva sede, ubicada en Avenida de Mayo 1110, se estima para mediados de junio y se realizará de forma provisoria hasta que la LUA pueda contar con un lugar propio, que en el contexto actual solo parece posible si alguna universidad le cede un espacio. En junio se lanzará también una tienda on-line con los títulos de las editoriales universitarias.  

“El cierre del local es resultado de una política pública que, desde hace dos años, intenta retirar al Estado de espacios de intervención sobre el mercado”, analizó Stukalsky. “Si consideramos que en los últimos dos años las ventas de libros en unidades en la Argentina han disminuido aproximadamente en un 30 por ciento, podemos entender que el campo editorial argentino se encuentra en un proceso de transformación estructural con redefinición de actores y lógicas: menos Estado, más mercado, más importaciones, menos exportaciones, menos políticas públicas de defensa de las pequeñas y medianas editoriales y del libro universitario.”

En diálogo con PáginaI12, el director de la editorial de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Francisco Lohigorry, consideró que se trata de “una pérdida grande, la reducción es un atentado contra la diversidad cultural que garantizaba la librería”, aseguró. “El Estado tiene que intervenir en favor de la diversidad cultural. El mercado por sí mismo no la favorece, sino que promueve la concentración, que atenta directamente en su contra.”

La SPU sumó otro obstáculo al sistema editorial universitario ya que por primera vez este año no hay presupuesto asignado para el fomento de su presencia en las ferias internacionales del libro. Los editores consultados explicaron que la asistencia a las ferias es central para promover acuerdos comerciales que permitan difundir internacionalmente los títulos universitarios nacionales. “Sin presencia en estas ferias será difícil sostener en el tiempo el contacto con distribuidores, libreros, bibliotecarios, coeditores, compradores de derechos para la traducción, etcétera –precisó Stukalsky–. Los logros visibles, expresados en ventas de ejemplares y de derechos de autor en el exterior, con la consecuente llegada a lectores y la instalación de la marca Libro Universitario Argentino corren riesgo de dar varios pasos hacia atrás.” 

Informe: Inés Fornassero.