La victoria de Boca, vital para sus aspiraciones de salir campeón, porque ahora quedó con 6 puntos de ventaja sobre Godoy Cruz, con 9 en juego, se construyó con nombres propios.

Por orden de aparición, el número 1 fue el defensor de Banfield Adrián Sporle, quien ayer salvó milagrosamente, en tiempo de descuento, la caída de su arco en el partido contra Godoy Cruz. El Morro García había impulsado la pelota sobre la salida de Arboleda y parecía gol cantado y triunfo de Godoy Cruz. Sin embargo, Sporle, en un fenomenal esfuerzo, logró sacar el balón casi sobre la misma raya de gol. Si aquella pelota hubiera terminado en la red, la distancia entre Boca y Godoy Cruz se habría reducido a un solo punto y sin duda eso hubiese significado una presión demasiado grande para el equipo de Guillermo Barros Schelotto, que venía a los tumbos y sin brújula. Con el empate de los mendocinos, Boca pudo entrar ayer a la cancha con otro ánimo y otra soltura.

La otra figura, la más visible, la más genuina, fue Cristian Pavón, que cumplió una actuación excelente y expuso sobre el terreno todas sus virtudes. Pavón es habilidoso, rápido, tiene un disparo muy potente y cada día que pasa muestra más inteligencia para resolver en las diferentes circunstancias. En el primer gol de Boca recuperó una pelota que parecía perdida, se metió al área en zigzag dejando dos rivales en el camino y la tocó hacia atrás para que Wanchope Abila la empujara a la red. El partido estaba sumergido en un pozo y de ahí lo sacó el pibe que juega siempre (más de 60 partidos consecutivos) y ya tiene casi asegurado un lugar en el plantel que disputará el Mundial. En el segundo tiempo, en un momento en que Boca parecía perdido en la cancha, recibió un gran pase de Reynoso, amagó, se perfiló y sacó un zapatazo tremendo que casi destroza el arco. Golazo. Un pase gol, un gol y el bonus de su generosidad para colaborar en la recuperación de la pelota le permitieron redondear una actuación casi perfecta. Se fue antes del final, porque venía golpeado y está físicamente agotado.

Algunos peldaños por debajo de Pavón también hay que ubicar a Bebelo Reynoso, que cada día se muestra más amigo de la pelota, más inteligente para ocupar espacios libres y evitar las aglomeraciones y más afinado para meter pases peligrosos. Su participación fue muy importante en el segundo gol de Boca (gran pase a Jara, esperando su llegada) antes del centro que culminó con el cabezazo de Abila y extraordinario pase para Pavón en la jugada previa del tercer gol. Da la sensación de que sus compañeros empiezan a entender cuánto de importante puede ser para el equipo.

Otro que se ganó un lugarcito en el podio fue Wanchope Abila, que cumplió con lo que se espera de él, esto es que haga goles, y que además se mostró muy activo para participar del circuito de toque en los mejores pasajes del equipo. En el primer gol resolvió de zurda, rodeado de defensores rivales; en el otro, cabeceó casi desde la misma línea. En ambos casos estaba donde había que estar en el momento indicado.

Boca no deslumbra por su funcionamiento colectivo, pero esta vez le alcanzó con los rendimientos individuales, empezando por Sporle, que ofreció una inesperada y muy apreciada colaboración.