“La literatura es capaz de ganar batallas contra la adversidad sin más armas que la letra y el espíritu, sin más poder que la imaginación y el lenguaje”, dijo Augusto Roa Bastos, en 1989, cuando recibió el Premio Cervantes. Los libros, el legado más preciado de un autor, combaten cuerpo a cuerpo contra la desmemoria y el olvido. El centenario del nacimiento del escritor paraguayo más internacional, autor de Yo el Supremo, considerada su obra maestra –novela que desde que se publicó en 1974 en Buenos Aires es leída y estudiada del derecho y del revés–, empezará el próximo 1° de enero de 2017 en Asunción y se extenderá hasta el 31 de diciembre por todo Paraguay y en varios países del mundo, especialmente donde tuvo una amplia actividad literaria, periodística y docente, como Argentina, Francia y España. Se desplegarán múltiples actividades en centros culturales y educativos, universidades, escuelas, ferias del libro y teatros, en los que se presentarán exposiciones, se harán conferencias y seminarios, se reeditarán sus libros, se publicarán materiales perdidos, se estrenarán obras de teatro y de óperas inspiradas en sus trabajos y se exhibirá un ciclo de cine con películas realizadas con guiones de Roa Bastos. “Queremos hacer que esta conmemoración sea popular, que la gente se adueñe de Roa Bastos, que lo recuerden y sepan quién fue”, anunció Mirta Roa, hija del escritor.

Roa destacó que las actividades pretenden abarcar todas las facetas de la obra de su padre, quien no solo escribió narrativa, sino que “también hizo teatro, argumentos para obras de ballet, periodismo o ensayo”. Las fechas más importantes de la agenda de celebraciones serán el 26 de abril de 2017, en la que se recordará su muerte en 2005, a los 87 años, y el 13 de junio, día en que nació el autor de las novelas Hijo de hombre (1960), Vigilia del almirante (1992) y de las colecciones de cuentos El sonámbulo (1976) y La tierra sin mal (1998), entre otros. “Todo el año vamos a tener representaciones teatrales, ópera, danza, música, poesía, narrativa, cuentos inéditos y publicaciones”, afirmó la hija del escritor y mencionó especialmente la preparación de un coloquio de literatura latinoamericana en Serbia, con la traducción al serbio de Yo el Supremo. Entre las actividades confirmadas se hará un congreso internacional sobre la obra de Roa Bastos y se podrá ver la puesta teatral del libro de cuentos El trueno entre las hojas (1953), bajo la dirección de José Luis Ardissone. En las obras narrativas de Roa Bastos, dedicadas al Paraguay, destacan temas como “la justicia social y el derecho de los más humildes, la valoración de la mujer y el cuidado del planeta”, explicó Mirta y aseguró que el centenario buscará además resaltar otras facetas menos conocidas de la personalidad de su padre, quien también fue un deportista dedicado al remo –gracias al cual ganó varios certámenes– y al ciclismo.

Roa Bastos, gran aficionado a la música, escribió letras para José Asunción Flores (1904-1972), considerado el creador del género musical guarania, que según el escritor paraguayo es “la expresión más pura del alma popular”. En el marco del centenario se lanzarán obras inéditas como cuentos, ensayos, poemas, artículos periodísticos y algunos de los guiones cinematográficos que escribió durante su exilio en Buenos Aires, como El trueno entre las hojas, Hijo de hombre, Shunko, Alias Gardelito, El señor presidente y Don Segundo Sombra, para directores como Lucas Demare, Armando Bo y Lautaro Murúa. “Roa fue una persona coherente con su vida y su pensamiento. A pesar de haber tenido ofertas de grandes puestos, nunca las aceptó, y se quedó como embajador de su país en todas partes a las que iba, sin necesidad de tener un cargo”, ponderó su hija y comentó que está en tratativas una nueva versión cinematográfica de La sangre y la semilla, guión de Roa Bastos sobre la novela Raíces de la aurora de Mario Halley Mora, ambientada en la Guerra de la Triple Alianza, película que se estrenó en noviembre de 1959, dirigida por Alberto Du Bois.

El escritor paraguayo llegó a Buenos Aires en 1947. Aquí escribió y publicó una parte importante de su obra, como El ruiseñor de la aurora y otros poemas (1952), El trueño entre las hojas (1953), Hijo de hombre (1960), los poemas de El naranjal ardiente (190), El baldío (1966) y Los pies sobre el agua, entre otros títulos. Después del golpe de marzo del 76, decidió continuar su exilio en Francia, donde vivió hasta mediados de la década del 90. “Realmente nunca me sentí exiliado en Argentina, país en que me habría gustado nacer si el Paraguay no hubiera existido –confesaba el escritor–. Y Buenos Aires siempre fue para mí y lo seguirá siendo hasta el fin de mis días la ciudad más hermosa del mundo, intemporal, cosmopolita y mágica. Un puro espejismo sobre el vértigo horizontal de la llanura pampeana. No comprenderé nunca por qué Borges se alejó de ella para morir.”