El reemplazo de Víctor Manuel Fernández por Miguel Ángel Schiavone como rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), concretado esta semana, alimentó los rumores ya existentes en los medios eclesiásticos en el sentido de que el arzobispo, uno de los hombres más cercanos al papa Francisco, sería el reemplazante del renunciante arzobispo Héctor Aguer al frente del importante arzobispado de La Plata. De concretarse el cambio significaría un brusco cambio de timón en la conducción del arzobispado platense históricamente conducido por los representantes más conservadores de la jerarquía católica del país.

Si bien la información sobre los nombramientos de obispos es uno de los secretos mejor guardados en la Iglesia Católica el nombre de Víctor Manuel Fernández, cordobés nacido el 18 de junio de 1962, ahora ex rector de la UCA, a quien se conoce con el apodo de “Tucho” y es un reconocidísimo teólogo a nivel internacional, ha sido reiteradamente mencionado en los ámbitos eclesiásticos.

Aguer, el ultraconservador arzobispo platense, ya presentó su renuncia al cargo por haber cumplido los 75 años que estipula la ley eclesiástica para continuar en el cargo. El momento de la aceptación de la dimisión corre por exclusiva cuenta del papa Francisco. Aguer seguirá en funciones hasta que el Papa lo decida.

Fernández fue nombrado arzobispo el 13 de mayo de 2013, poco después de que Bergoglio fuera elegido como papa Francisco. Luego, en 2014, fue designado miembro del Consejo Pontificio para la Cultura y el Papa personalmente lo eligió para integrar la comisión redactora del mensaje final del Sínodo Extraordinario sobre la Familia, también en el 2014, y del mensaje final del Sínodo de Obispos del 2015. Por este y otros motivos, además de la cercanía que siempre tuvo como asesor de Jorge Bergoglio durante el tiempo en que el actual Papa fue arzobispo de Buenos Aires, se considera a Víctor Fernández como uno de los más directos asesores del pontífice. Por el mismo motivo se le asigna mucha participación en la elaboración de dos documentos muy fundamentales del pontificado de Francisco: Evangelii Gaudium y Laudato Si. El arzobispo Fernández es el actual presidente de la importante comisión de Fe y Cultura, dentro de la estructura de la Conferencia Episcopal Argentina y, más allá de los cargos formales, una de las personas con mayor ascendencia y prestigio dentro de sus pares. Por reconocimiento de sus capacidades personales, pero también por la cercanía que se le reconoce respecto del papa Francisco, en lo personal y en lo doctrinal. Todo ello a pesar de que nunca estuvo directamente al frente de una diócesis. 

La gestión de Fernández como rector de la UCA se inició el 15 de diciembre de 2009, entonces por designación de Bergoglio, y se extendió hasta el 24 de abril de este año, cuando culminó el período para el que había sido electo. Si bien su retiro se da en el marco de un recambio institucional previsto, la no reelección abrió las expectativas respecto de cuál será el nuevo “destino pastoral” de Fernández.

Al despedirse de sus funciones rectorales en la UCA el arzobispo dijo “que (el nuevo rector) sea un laico es un paso muy importante” y recordó que él mismo lo había sugerido al entonces cardenal Bergoglio y su respuesta fue: “prepará el camino para que el próximo rector sea un laico”. Según Fernández “así lo entendió también ahora el cardenal Poli”. Entre otras acciones durante la gestión de Fernández en la UCA se creó en esa universidad la Facultad de Ciencias Sociales.

El arzobispado de La Plata se ha caracterizado por tener al frente a obispos de claro perfil ultraconservador, también en los antecesores inmediatos de Aguer. Entre 1955 y 1985 el titular fue el arzobispo Antonio Plaza y lo sucedió en el cargo Antonio Quarracino, entre 1986 y 1990, cuando fue traslado como arzobispo de Buenos Aires y nombrado cardenal. Entre 1991 y 2000 el arzobispo fue Carlos Galán y desde entonces hasta ahora Héctor Aguer, quien ya ejercía como coadjutor desde 1998.

La eventual llegada de Víctor Fernández a La Plata significaría no solo un profundo cambio de orientación político pastoral en esa arquidiócesis, sino que puede arrastrar grandes reestructuraciones en una de las circunscripciones católicas más importantes del país y convertida a lo largo de los años en un bastión y refugio del conservadurismo católico.

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