La difusión del nombre de dos jugadores de la Primera División de Independiente (uno de ellos actualmente en el exterior) como víctimas de abusos cuando estaban en las inferiores levantó un fuerte cuestionamiento. Los datos fueron replicados por medios argentinos y del exterior. El club de Avellaneda emitió un comunicado de repudio y analiza iniciar acciones legales. En la UFI 4 de Avellaneda, a cargo de María Soledad Garibaldi, que lleva la causa, analizaban denunciar a quienes dieron a conocer los nombres ya que “no puede darse a conocer la información aportada por un testigo de identidad reservada”. En las redes sociales estalló la indignación por la revelación de los nombres.

Nora Schulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn), explicó: “La difusión pública de la identidad de las víctimas es horrible. Incluso si las víctimas son mayores de edad tiene que haber autorización para identificarlas, porque se trata de un delito de acción privada. En el caso de las víctimas de Grassi, por ejemplo, eran mayores de edad cuando hicieron las denuncias, pero pidieron resguardar su identidad. Por eso se les dio un nombre de fantasía y nunca se reprodujo una foto de ellos. Cuando la presión de muchas figuras que apoyaban a Grassi empezó a sentirse, el Casacidn interpuso un amparo para protegerlos. Hasta el día de hoy no se conoce públicamente la identidad de ellos”.

Las autoridades de Independiente repudiaron “terminantemente la publicación y divulgación de información” de la causa. “Creemos que el tratamiento de la misma fue muy desafortunado y lamentamos profundamente que el programa ‘No todo pasa’ de TyC Sports haya difundido la noticia con liviandad. Mismo caso para los medios que se hicieron eco de esto con una fuerte irresponsabilidad, como diario Olé en su tapa”, afirmaron en el comunicado. En los medios citados se divulgaron los nombres de los jugadores referidos como posibles víctimas. El periodista Gustavo Grabia aseguró que un testigo de identidad reservada había dado los nombres de dos jugadores actualmente en la Primera División y reprodujo los nombres. El diario Olé, por su parte, se pregunta en tapa si los jugadores, a los que mencionó por el apellido, fueron víctimas de los abusadores. Ayer, en una entrevista por radio, Grabia pidió disculpas por filtrar los nombres. “Algo que quizá no era necesario”, dijo.

Schulman insistió en que “este caso es terrible. El periodista se metió en la causa, indebidamente, y filtró los nombres de las víctimas. Es aberrante que haya puesto la noticia por encima del respeto a las víctimas. Los nombres de los victimarios sí hay que difundirlos. En realidad, no es que haya puesto la noticia por encima. Porque no aporta nada a la causa la difusión de la identidad. Y además estigmatiza. Estos jóvenes, que no autorizaron a nadie a identificarlos, ya cargan con el drama de haber sido abusados. Ahora que esa situación se hizo pública, se los expone, deben enfrentar además el estigma social. Imagínese, enfrentar a todo un estadio gritando cosas hirientes sobre una situación de la que fueron víctimas... ¿Cómo reparar el daño que para sus carreras y sus vidas tiene esta estigmatización?”, planteó. Y concluyó: “Hasta tal punto es imprescindible la autorización de la víctima, que si no quieren hacer la denuncia o que se haga pública, hay que respetar sus deseos. Los chicos tienen derecho a hablar y denunciar, pero también tienen derecho a callarse. Por eso, en el caso de River, como ninguna víctima quiso hablar, por lo menos hasta ahora, hay que respetarlos”.