Paulo Freire nació en Brasil el 19 de septiembre de 1921, dos días antes de que se inicie la primavera. Y murió un 2 de mayo de 1997, “unos días antes” de que Nuestra América Latina tuviera una nueva oportunidad, un nuevo renacimiento.  

Freire escribió numerosos y bellos textos. Pedagogía del Oprimido, Pedagogía de la Esperanza, La educación como práctica de la libertad, Pedagogía de la autonomía, Cartas a quien pretende enseñar entre otros. 

Nos convidamos a leer a Freire desde el Sur, a pensar desde sur. Desde el sur del ser. Ser desde el Sur. Ser/sur. El sur como un espacio y un tiempo esperanzador. Leer la Pedagogía del Oprimido para problematizar que las colonizaciones no son sólo económicas, también están siendo culturales, simbólicas y pedagógicas. Las colonizaciones culturales que también tienen que “leer” las pasiones singulares. Las singulares pasiones. Los odios desatados. 

¿De dónde viene la idea de oprimido? Las opresiones son parte de una narrativa donde confluyen filosofías existenciarias confesionales (religiosas) y marxismos. También Fanon y el olvidado Memmi. El contexto y el texto de estas lecturas: pedagogía de la liberación, teología de la liberación y filosofías de la liberación. Las deliberaciones de las liberaciones.  

Aprendimos que el oprimido “introyecta” la gramática del opresor, el discurso del amo. Y sin embargo es con él, con ella es con quienes podemos construir pedagogías de las ternuras y las dignidades. Pedagogías de las esperanzas.

Paulo nos convida a construir una pedagogía de la pregunta que nos hace reflexionar sobre las lecturas mientras leemos. Leer el mundo para leer los textos. Las lecturas y los mundos. Los mundos de las lecturas.

 Leer es pensar, leer es citar siempre y cuando tengamos una cita y que ella no sólo sea un acto obediente. Leer es recitar, inventar entonces poéticas pedagógicas de igualdades. Las igualdades como amorosas irreverencias. Leer no es repetir. Repetir es ser habladas/os por otras/os. Habladurías que se nos imponen. 

Pensar las palabras, pensar con las palabras y problematizar las lenguas. ¿Qué pedagogía puede pronunciar deserción escolar? Con Paulo aprendimos que no hay desertoras/es existen las/os expulsadas/os de las instituciones escolares. Crear alfabetizaciones de adultas/os desde los territorios de las expulsiones escolares. 

Deseamos a partir de las experiencias de alfabetizaciones de Freire construir nuestros universos vocabulares. Los universos y las palabras. Las palabras generadoras de mundos. Nombrar nuestras experiencias y existencias. Inventar conceptos, nombres propios.

El derecho y el deseo de pronunciar las palabras, de pronunciar el mundo. Estamos deseosas y deseosos de palabras. Estamos siendo entre palabras, damos las palabras, damos palabra, estamos haciendo mundos entre palabras. Mundos-palabras. 

Paulo nos trae nuevamente el asombro y la curiosidad como relación de amorosidad con el mundo. La curiosidad que no es invasión ni imposición sino pregunta. Pregunta por las existencias. Estar arrojadas/os en las historias y preguntarse ¿Quiénes estamos siendo?

Preguntas por las (id)entidades singulares, plurales y comunitarias. Pedagogías dialógicas no bancarias. Freire llama pedagogía bancaria a la que deposita los saberes. En cambio la pedagogía problematizadora es la que (se) cuestiona, (se) pregunta y se vuelve entonces pregunta. Hacerse pregunta, volverse pregunta. Pedagogías y poéticas que nos humanizan. 

Con Paulo aprendimos que la educación no es una práctica para la libertad. Las pedagogías y las libertades. Contra las políticas y pedagogías crueles y desangeladas, la educación es el agite de las libertades.

* Carla Wainsztok: Doctora en Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Teoría Social Latinoamericana, Filosofía y Pedagogía. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Directora de la colección Pedagogías del Sur. Editorial Urbanita.