La figura estereotipada del cantante de protesta guarda dentro de sí una contradicción: mientras que las letras proponen la revolución (de diferentes formas), la música generalmente es conservadora, apegada a un mismo modo de composición. Por eso, entre las bandas de rock con mensaje político, ninguna se destacó tanto como Gang of Four. Formado en plena efervescencia del punk inglés, el cuarteto cocinó una receta con una ideología que cuestionaba a la sociedad capitalista desde su seno y una música nunca antes escuchada. Ejemplos de lo primero: el nombre de la banda es el que se le dio a un grupo que manejó brevemente la China comunista; en su repertorio hay miradas agudas sobre las relaciones amorosas (a las que comparan con el antrax y con los negocios), la comida rápida, la militarización y el estado de las cosas en el Reino Unido que desembocó en la elección de Margaret Thatcher. Para entender cabalmente lo segundo hay que escuchar Entertainment!, el debut de la banda y uno de los discos clave del post punk: allí nació el dance punk, que influyó en bandas como R.E.M., Red Hot Chili Peppers, Fugazi, Franz Ferdinand, The Rapture y LCD Soundsystem.

La formación original de Gang of Four, con el cantante Jon King, el guitarrista Andy Gill, el bajista Dave Allen y el baterista Hugo Burnham duró poco, y la banda continuó sacando discos con el vocalista y el violero como núcleo. Hubo una reunión en 2004, que también fue efímera, y hoy sólo queda Gill, el ideólogo sónico, acompañado por John “Gaoler” Sterry (voz), Thomas McNiece (bajo) y Tobias Humble (batería). Ese cuarteto es el que acaba de publicar el EP Complicit, que renueva el sonido de Gang of Four trae a Ivanka Trump en su tapa, y el que esta noche tocará en Niceto Club (Niceto Vega 5551, a las 21), con los platenses normA como invitados.

“Desde el comienzo fuimos Jon y yo, Hugo y Dave estuvieron involucrados por un tiempo”, le dijo Gill a PáginaI12 antes de viajar hacia Buenos Aires. “Jon se involucraba cuando tenía ganas, por eso se hizo un poco difícil continuar de manera consistente. En los 90 hicimos un disco llamado Shrinkwrapped y Jon dijo que quería irse para trabajar en publicidad... Yo no entendía nada. Después hicimos la gira de reunión por Estados Unidos y grabamos otro disco, pero Jon volvió a decir que quería hacer otra cosa. En ese punto, dije ‘Bueno, pero yo voy a continuar con Gang of Four, porque me gusta lo que hago. Amo componer, me encanta tocar estas canciones’. Y eso es lo que hice”.

–En sus comienzos, Gang of Four compartía todos los créditos y las ganancias, y hoy usted es el único miembro original que queda en la banda. ¿Cree que sus ideales de juventud fallaron? ¿Les pasó lo mismo que al comunismo en la Unión Soviética?

–(Se ríe). Fue ingenuo y bastante estúpido, porque Jon y yo escribíamos todas las letras, y yo escribía casi todas las músicas, además de decirle a David Allen qué tenía que tocar en el bajo. Siendo generoso, diría que Hugo y yo creábamos juntos las partes de batería, aunque en realidad en su mayoría eran mías. Y después en las entrevistas decíamos “Sí, somos iguales, somos un colectivo”. No era verdad y, en cuanto hubo problemas, como cuando David Allen se fue al cuarto día del segundo tour por Estados Unidos, empecé a mirar las cosas de otro modo y a preguntarme por qué había hecho eso. A veces uno tiene buenas intenciones pero igual las cosas no funcionan. Uno podría decir que el comunismo tenía buenas intenciones en la Unión Soviética, pero, bueno, así es el mundo...

–En una entrevista usted dijo que Gang of Four siempre tuvo un enfoque cuestionador. ¿Fue una regla autoimpuesta?

–Creo que es el modo en que me muevo naturalmente. Alguna gente está contenta con la situación que la rodea y las cosas que pasan en sus vidas les parecen naturales. Pero para otras personas es cuestión de preguntarse por qué las cosas son de este modo, por qué hago lo que hago y mis amigos hacen lo que hacen, por qué la sociedad opera del modo en que lo hace. Hay varias cosas dentro de mí que me llevan a cuestionar todo y desde el inicio de Gang of Four estuvimos rodeados por la cultura británica de los 70, con comediantes diciendo chistes estúpidos por televisión y malas canciones de amor en la radio. Nosotros reaccionamos contra eso, contra esos 70.

–¿Y no es demasiado agotador cuestionarlo todo?

–Bueno, depende de si lo disfrutás o no. Si eso te estresa, supongo que no deberías hacerlo. Pero ser rebelde no es algo que se elija. En mi caso, me gustan muchas cosas que hace el resto de la gente: ir al pub con algunos amigos a tomar unas cervezas, mirar basura por televisión (risas). Me gusta mirar programas de cocina... Pero en otros momentos es estimulante y movilizador examinar lo que hago, mi vida, por qué me comporto del modo en que lo hago, por qué otra gente es como es. A veces la gente piensa en Gang of Four como gente muy, muy seria, que no tiene sentido del humor, y que es muy politizada e intelectual, pero esa no es la verdad. A nosotros nos gusta hacer mucho ruido, nos gusta hacer cosas funky que se puedan bailar, y hablar de temas de los que normalmente no se habla en el rock o el pop.

–La música de Gang of Four también cuestiona. Por ejemplo, en lugar de hacer solos de guitarra, en esas partes usted dejaba de tocar.

–Es que tenía gracia, si lo pensás: ahora es el momento del solo de guitarra, pero la guitarra deja de tocar. Es gracioso y me hace pensar en el pianista clásico Eric Satié o John Cage en los 40 y los 50. Es lo inesperado, porque cuando la guitarra para, entonces escuchás el bajo y la batería; cuando estos paran, escuchás la guitarra. Es esa clase de idea.

–El último disco en vivo de Gang of Four se llamó Live in the Moment. ¿Cuán importante es para usted es que la banda sea relevante en el presente?

–Es muy importante. Al igual que en 1979, todo tiene que ver con este exacto momento en el tiempo. Todavía miramos lo micro, como nuestro mundo pequeño, nuestro grupo de amigos, nosotros mismos y cómo nos comportamos, pero también lo macro: el modo en que funcionan los gobiernos, Donald Trump y el Brexit, las ideologías detrás de esas instituciones, las peleas en favor y en contra de la democracia... La situación cambia constantemente y nosotros respondemos a eso, de algún modo. 

–¿Por eso puso a Ivanka Trump en la tapa del EP Complicits?

–La segunda canción del EP se llama “Ivanka (Things You Can’t Have)”. Creo que Trump es un sujeto muy interesante, pero en lugar de escribir una canción en la que yo diga “Donald Trump es estúpido” o hacerle críticas muy obvias, prefiero escuchar lo que su hija piensa sobre él. Me resulta más interesante. Toda la canción está escrita desde la perspectiva de Ivanka. Son cosas que ella realmente dijo, citas famosas, que puse en contexto y las medí contra la verdad. ¿Está realmente Ivanka a favor del progreso de los derechos de las mujeres? Probablemente no. Pero es interesante cuando la gente es puesta en posiciones así. Lo que nadie esperaba cuando fue elegido Donald Trump era que fuese tan entretenido (risas). Es como una comedia diaria. De hecho, me sorprende que no haya más canciones conectadas con la idea de Trump. Porque no se trata solo de una persona, hay una ideología: a su extraña y torpe manera, él expresa creencias que son sostenidas por mucha gente y que son obviamente regresivas. Para mí es fantásticamente inspirador tener a alguien tan cómico como Donald Trump expresando ideas retrógradas.