El gobierno se prepara para enfrentar otra semana de tensión en el mercado cambiario debido a que mañana vencen casi 674 mil millones de Lebacs, cifra equivalente a unos 28 mil millones de dólares. El temor oficial es que una porción significativa de esos tenedores decida no renovar sus papeles y opte por comprar divisas sumándole presión a la cotización del dólar, que el viernes llegó a superar los 24 pesos para terminar cerrando a 23,79 pesos luego de que el Banco Central vendiera la friolera de 1102 millones de dólares. El monto de vencimientos es más del 50 por ciento del stock total de Lebac que asciende actualmente a poco más de 1,2 billones de pesos. 

Lo que empezó como una corrida de grandes fondos hacia el dólar se extendió la semana pasada hacia el sector minorista que salió a comprar dólares por temor a que la suba del dólar supere la suba de casi 16 por ciento que acumuló en los últimos 30 días. A su vez, el nerviosismo entre los pequeños ahorristas se acrecentó cuando muchos fueron a su banco a retirar los ahorros y se los negaron por “falta de disponibilidad”. 

El temor a una mayor devaluación no solo surge por el cierre de los mercados externos sino también por las exigencias que le suele plantear el Fondo Monetario a los países tienen un fuerte déficit en su cuenta corriente y van al organismo a pedir dinero, como hizo Argentina la semana pasada. 

La consultora Ecolatina señaló ayer en su informe semanal que “el FMI exige no solo un set de medidas económicas a partir del desembolso, sino también ‘acciones previas’, a las que define como medidas que el país receptor se compromete a adoptar antes de que el Consejo Ejecutivo apruebe el financiamiento o complete una revisión posterior”

“No obstante, su principal objetivo se mantiene inalterable: asegurar que el país en cuestión tenga capacidad de repago del crédito de modo que dichos recursos estén disponibles para otros países miembros”, agregó. 

“Entendido este meta-objetivo, el FMI ubica en un lugar central la necesidad de ‘restaurar o mantener la viabilidad de la balanza de pagos y la estabilidad macroeconómica’, según se desprende de la descripción de los stand by”, indicó la consultora. 

Esto supone “programas que establezcan criterios mesurables y observables en términos de niveles específicos de reservas Internacionales, así como límites específicos sobre los niveles de déficits y/o endeudamiento”, precisó. “Dado que el Gobierno nacional ya cuenta con un programa de reducción progresiva en el frente fiscal (el cual incluso intensificó para 2018) y considerando también que el ‘gradualismo’ permanece en el centro de la lógica política adoptada, y la continuidad del proceso político está fuertemente atada a ella, estimamos que los condicionantes se posarán en mayor grado sobre el equilibrio de las cuentas externas”, concluyó.