De la mano de fondos de inversión amigos, el Ministerio de Finanzas logró ayer colocar 73.250 millones de pesos a través de una ampliación de bonos del Tesoro, denominados Botes, a cinco y ochos años de plazo. El titular de esa cartera, Luis Caputo, celebró el resultado como un “voto de confianza” a la política económica. Sin embargo, para poder captar esos fondos debió reconocer una tasa de retorno promedio de 20 por ciento anual que, combinada con letras del Banco Central a un mes rindiendo un 40 por ciento (ver aparte), le permitió comprar treinta días de tregua hasta el próximo vencimiento de Lebac. Caputo, en conferencia de prensa junto a su par de Hacienda, Nicolás Dujovne, aseguró que no hubo colocación (compulsiva) a organismos públicos. Fuentes del mercado afirmaron que la mayor parte del monto colocado fue a los fondos Templeton Investments y BlackRock, que además colaboraron liquidando divisas para adquirir esos títulos. La aspiradora de Caputo logró secar lo suficiente la plaza para quitarle algo de presión a la corrida cambiaria, la cual el ministro calificó de “pequeña turbulencia” aunque haya costado 10.000 millones de dólares en reservas internacionales. 

En la previa a la licitación de letras del Central, por unos 617.000 millones de pesos, más de la mitad del total emitido (1,2 billones), la autoridad monetaria y la cartera de Finanzas prepararon el terreno para la pelea de ayer. El Central realizó una serie de cambios normativos tendientes a generar exceso de liquidez en los bancos –a través de la baja en los encajes– y limitarles el acceso a la compra de dólares con topes a las tenencias de moneda extranjera (ver aparte). Finanzas hizo su aporte al anunciar horas antes del mediodía que se abría una ventana entre las 13 y las 17 para ampliar la licitación de bonos del Tesoro a tasa fija en pesos. El objetivo fue ofrecer un salvavidas, o un BOTE, para quienes no quieran renovar Lebac. 

La apuesta fue que un inversor podía deshacerse de las Lebac, que son a corto plazo, para asegurarse una renta elevada con vencimiento a cinco u ocho años. Sin embargo, el contexto no fue el óptimo para evaluar estas oportunidades de negocios. El escenario de alta volatilidad externa tampoco colaboró en correr la atención de la crisis local. Es por eso que hubo que contactar a bancos amigos. Según informó Caputo, se adjudicaron 36.872 millones de pesos a cinco años (BOTE 2023) con una tasa efectiva de 21 por ciento anual y 36.378 millones a ocho años (BOTE 2026) al 19,9 por ciento anual. Previo a la licitación, estos papeles rendían entre 16 y 17 por ciento. La suba en el rendimiento denota el recorte de precio que se aplicó durante la licitación. El precio de corte para el bono a cinco años fue de 884 pesos por cada 1000. Para el bono a ocho año el corte fue de 868,2 pesos de 1000.

“Cabe destacar que se hizo esta licitación en el peor día del año para los mercados emergentes”, aseguró Caputo. El funcionario sostuvo que existe confianza en el Gobierno y que eso le permitirá tomar deuda en el mercado local hasta que se libere la línea de crédito del Fondo Monetario Internacional. De hecho, aventuró que este año y el próximo no sería necesario tomar deuda externa, lo que compensará con financiamiento del FMI. Dujovne resaltó la “coordinación” del equipo económico, en momentos en que las miradas apuntan precisamente a la falta de colaboración entre los principales funcionarios del área económica para lograr frenar la corrida. El ministro de Hacienda incluso no quiso quedarse afuera de la “coordinación” y resaltó su aporte: “por eso dimos temprano el dato fiscal, donde se ve que los ingresos crecieron más que el gasto”. “Es importante nuestra capacidad para adaptarnos a las circunstancias. Por eso vemos el futuro con optimismo”, agregó.

“Las suscripciones voluntarias de bancos de hoy (por ayer) y de fondos del exterior me hacen acordar al Bono Patriótico de 1995 en el Tequila. Había que pasar la gorra y evitar que la crisis golpee los balances de bancos e inversores”, opinó el ex presidente del BCRA, Alejandro Vanoli. El funcionario sostuvo que parte de la ayuda privada que recibió el Gobierno se explica en querer evitar mayores pérdidas patrimoniales ante un desplome en los precios de los bonos. “Seguramente, más allá de las condiciones de la emisión, hay algún acuerdo de recompra que permitió ese nivel de participación”, agregó Vanoli. Según informaron operadores del mercado, el fondo Templeton, uno de los grupos financieros cercanos al ministro Caputo, habría suscripto el equivalente a unos 2000 millones de dólares en los Botes en pesos. El otro fondo amigo fue el gigante estadounidense BlackRock, que habría aportado casi 1000 millones de dólares adicionales, quedándose entre ambos grupos financieros con el grueso de la colocación de BOTE.