“Por favor, estudiá algo”, fue el categórico imperativo de su padre. Y Paloma Sneh, que en verdad quería largar todo e irse de viaje juvenil, rectificó el destino. Se recibió de psicóloga. Se hizo periodista. Se puso una productora audiovisual. Y, entre todo esto, primó la música. Empezó por la flauta dulce y se pasó al saxo, algo que también le debe a su padre, un polaco de nombre Simja que había perdido a toda su familia durante la Segunda Guerra Mundial, y que escribió un libro formidable, acerca de las vivencias de un soldado en el frente de batalla: Sin rumbo. “¡Basta de hablar de mi viejo!”, se ríe la saxofonista, tras una larga introducción “freudiana”, que la estaba llevando por un sinfín de recuerdos paternos. La charla con PáginaI12 transcurre en una linda terraza de La Paternal, escenario de grandes zapadas, según Sneh. “Ahora hace rato que no armo alguna, pero ya voy a volver”, promete ella, cuyos primeros pasos los dio con el Gonzo Palacios (ex saxofonista de los Redondos, Charly García y Los Twist, entre otros), y luego emprendió el verdadero viaje largo de su vida. 

No solo como compinche musical de Tito Losavio, Willy Crook, Luis Robinson, Celeste Carballo, Kubero Díaz, Coco Sily y los Caniches de Perón, Cristina Aguayo, los Yaria Brothers, o la Medinight Blues Band, sino también con un periplo trashumante, cuyos epicentros hablan de buenas elecciones: el Guebara de Mariano Madueña –una leyenda de San Telmo–, BeBop, el viejo Oliverio, La Matriz, o El Imaginario, donde tocará con su banda (The Electric Sheep) hoy a las 21. “Debuté con Robinson, en un dúo de armónica y saxo, teloneando a las Blacanblus… creo que era el segundo show de ella, y nosotros hicimos un blues a cappella… no lo olvido más. También, por esos tiempos (principios de los noventa) tocaba con los Yaria, y una vez recuerdo que se me acercó el entonces violero de Memphis (Rubén Alfano) y me dijo: ‘Nena, vos, con el saxo, tenés que imitar los solos de guitarra’… hasta el día de hoy, aplico ese método”, evoca ella, cuyo leit motiv –hoy y siempre– es versionar músicas negras con epicentro en un funky blues “a la Maceo Parker”. 

En efecto, es lo que tiene previsto hacer en el bar de Bulnes y Guardia Vieja. “Me gusta que los shows, además de lo musical, sean entretenidos de ver. No sé, visuales, luces copadas, cositas de puesta, en fin”, prevé Paloma, acerca del lado metamusical de un recital que promete una remake de la versión de “Spooky” que hace Dusty Springfield; piezas de Clapton; “I put a speel on you” (la versión de Annie Lennox); o “Miss you”, de los Stones, en clave de brass instrumental. “Tal vez hagamos ‘Despiértate nena’, de Pescado Rabioso. Sé que es un riesgo, pero el chiste es hacer una versión con saxo, instrumento que no viene con el tema de origen... solemos hacer eso. Me pasó una vez con “Salgan al sol”, de La Pesada, también. Tocar el saxo en temas que no nacieron con él es una de las cosas que más me divierte en la vida”, sentencia Sneh, cuyo trueque esencial (saxo rabioso x flauta dulce) la ha beneficiado largamente.