Desde Santa Fe

La justicia ordinaria revocó ayer la segunda condena histórica a la Iglesia santafesina por abusos de poder. En 2009, una mujer, la jueza Amalia Mascheroni condenó al ex arzobispo Edgardo Gabriel Storni a ocho años de prisión por "abuso sexual agravado" al ex seminarista Rubén Descalzo, pero dos años después, en 2011, una Cámara Penal integrada por tres jueces varones revocó el fallo por una cuestión técnica y liberó a Storni, que murió impune en 2012. En 2016, otra jueza del fuero civil, Beatriz Piedrabuena, condenó al Arzobispado de Santa Fe a resarcir el "daño moral" a Descalzo y así como en 2009 era la primera vez que se condenaba en la Argentina a un obispo por delitos sexuales, la sentencia de 2016 era la primera condena civil a la Iglesia en el país, por la misma trama. Sin embargo, ayer, la Cámara Civil y Comercial (sala 3) integrada por tres magistrados ‑Roberto Dellamónica, Sergio Barberio y Carlos Depetris‑ revocó el resarcimiento a Descalzo que ‑según Piedrabuena no era "caprichoso" sino equivalente al "daño sufrido", que estimó en 756 mil pesos‑ y lo bajó a cero por otra "cuestión técnica", que la causa está "prescripta". "Un artilugio" que no cambia las cosas, dijo Descalzo. "Estoy satisfecho porque la justicia me dio la razón". "Lo importante es la verdad", los veredictos de las juezas Mascheroni y Piedrabuena demostraron que "yo no mentía", agregó el querellante.

Descalzo se anotició ayer que la Cámara había revocado la condena civil a la Iglesia por los abusos de Storni. Aún no decidió si apelará. La sentencia que obligaba resarcirlo por casi un millón de pesos es la que esperaba el renunciante arzobispo de Santa Fe monseñor José María Arancedo, antes de dejar su cargo. Y calzó justo. El 9 de junio,  asumirá su sucesor, monseñor Sergio Fenoy, ex obispo auxiliar de Rosario y luego de San Miguel.

Arancedo era buen amigo de Storni. En abril de 2010, cuatro meses después de la primera condena a ocho años de prisión, lo defendió por radio. "Lo de Storni no es un caso de pedofilia, no confundamos", agitó por LT10. "Storni renunció, pero no siente culpable". "Él niega que haya habido (abuso). Según el texto que yo leí, es un beso que le dio en el cuello (al seminarista, que estaba a su cargo). La Justicia lo ha tomado. La Iglesia y él lo niegan, por supuesto. Y tiene todo el derecho de defenderse, porque entiende que no es un acto de abuso, que no lo hizo con esa intención", dijo.

En 2011, la Cámara Penal de Santa Fe -integrada por tres varones‑ anuló la sentencia y ordenó que se dictara un nuevo fallo. Pero eso nunca ocurrió porque Storni falleció impune, en 2012, en una casa que la Iglesia le había comprado en La Falda, en Córdoba, donde cobraba una pensión de privilegio.

"En lo personal no modifica las cosas, pero no es muy agradable, ¿no?", dijo la víctima que aún no sabe si apelará.

Ya en paralelo, tramitaba la demanda civil. Y en octubre de 2016 se conoció el segundo veredicto: la jueza Piedrabuena rechazó la "prescripción" y condenó  al Arzobispado de Santa Fe a resarcir el daño moral a Descalzo, por un monto que estimó en 756 mil pesos. "La suma no resulta caprichosa, es equivalente a 100 salarios mínimos" y "equitativa compensación a las aflicciones padecidas" por el demandante: "lo que se trata de reparar no es el daño psíquico, físico, ni el lucro cesante, sino el daño moral" y con un "monto" que signifique "una satisfacción adecuada al daño sufrido", explicó la magistrada.  Arancedo ordenó apelar.

Ayer, Descalzo se notificó que la Cámara Civil y Comercial (sala 3) integrada por tres jueces había desestimado su demanda por "prescripción". "Este nuevo fallo no niegan los hechos sucedidos", sino que a través de un "artilugio", la Cámara dice que "la demanda se interpone después de que la causa hubiera prescripto. Una cuestión técnica", dijo por la emisora Aire de Santa Fe. "En lo personal no modifica las cosas, pero no es muy agradable, ¿no?". "Es que los jueces buscaron un artilugio para tener una razón que no hay", insistió Descalzo. "De todas maneras, la primera sentencia" de la jueza Piedrabuena "ya me había dejado conforme". "Estoy satisfecho con que la Justicia me haya dado la razón. Mi objetivo nunca fue el dinero, por lo tanto esto no modifica las cosas. Lo importante es que la Justicia corroboró que yo no mentía, que dije la verdad".