Guadalupe Medina tenía 12 años. El 25 de mayo de 2016 apareció violada y asesinada por estrangulamiento en una precaria vivienda de Villa Banana. En la causa se implicó a miembros de la llamada banda de Pandu. Uno de los acusados tenía 16 cuando lo detuvieron. Su campera tenía ADN de la chica. Sin embargo, a dos años del hecho, la jueza de Menores, María del Carmen Musa, lo absolvió por el beneficio de la duda. Según pudo saber este diario, la fiscal Cristina Herrera ya tiene lista la apelación para insistir en la Cámara Penal con una acusación, ante las pruebas que lo incriminan. En tanto, los apodados Chueco y Wititi están en prisión preventiva por pedido del fiscal Florentino Malaponte, quien les imputó el delito de abuso sexual seguido de muerte. La familia de la víctima espera una reunión con la abogada y el fiscal. "Esta fecha nos agarra muy tristes y bajoneados", dijo Lidia, la madre de la víctima. "Esperamos un juicio", se esperanzó.

El femicidio de la niña ocurrió en medio de lo que desde el barrio sentenciaron como consecuencia de la "desprotección y exclusión" de los pibes y pibas. Lo más repudiable fue que los padres de Guadalupe habían pedido ayuda a la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia, antes del hecho, pero la respuesta que recibieron fue nula. Por aquellos días se dijo que en la casilla de Lima al 2900, donde fue encontrada Guadalupe, ya había aparecido un chico ahorcado y hubo denuncias por otros abusos allí mismo.

El mismo desamparo de la zona y las familias llegó a que el cuerpo de Guadalupe fuera identificado primero por otra madre que buscaba a su hija.

Por aquellos días, fue el propio padre de la niña quien salió a dar los nombres de los implicados. Nombró a una mujer, quien presuntamente amenazó a Guadalupe alrededor de un mes antes del crimen, porque -según ella- la chica andaba con su pareja. El hombre lamentó que la banda "era la junta (de su hija). Siempre andaba con ellos", dijo. Pero aseguró que "eso no les permite hacer lo que le hicieron".

La banda del Pandu -implicada en otros homicidios- irrumpió en el barrio en 2015. El grupo se ocupaba de generar temor y atacar a vecinos para usurpar viviendas y ocuparlas para el negocio de la venta de estupefacientes.

En el caso de Guadalupe, los arrestados son Rodrigo Gustavo Berón, apodado "Wititi", condenado en un juicio abreviado a tres años de prisión, por otro hecho. Es cuñado y ladero de "Pandu". También está preso el cuñado de éste, Mauricio "Chueco" Chara. Un testigo de identidad reservada declaró que la niña estuvo discutiendo, la noche anterior, con dos integrantes del clan. También se decía que la mujer sindicada como integrante de la banda acusó a la nena de estar con su pareja, pero al parecer no era ella, sino su amiga, quien mantenía esa relación.

El joven absuelto es Gabriel Francisco Q., que tenía 16 años cuando ocurrió el hecho. Según pudo saber este diario, el fallo desincriminatorio apunta a que si bien el acusado tenía una campera verde con ADN de la víctima, la jueza consideró que por el contexto en el que se vive en la zona "podría haberla intercambiado" con otro de los imputados. También apuntó a que la prenda estaba "muy sucia"; sin embargo, se pudo colectar, como evidencia, la existencia del ADN de la chica y de los demás implicados. Otra de las conjeturas del fallo que será apelado por la fiscalía es que el testigo de identidad reservada pudo haber acusado a Q., para despegarse él mismo del hecho; y que el testigo dijo ver al acusado (de frente) con una campera sin capucha, cuando la prenda secuestrada, tiene capucha. En tanto, la fiscalía considera que los horarios que da el testigo son coincidentes con lo que indicaron los médicos con respecto a la hora aproximada de la muerte.

En febrero de 2017, los padres de Guadalupe hablaron con este diario y reclamaron respuestas tanto de la justicia como del estado. "En febrero de 2016 fui a hablar a Niñez para pedirles que me ayudaran con Guadalupe, porque estaba en rebelde; pero me dijeron que para recibir contención de ellos la nena tenía que estar en situación de calle, abusada o maltratada", sollozó Lidia, en aquel momento. Tres meses después, su hija fue encontrada sin vida y con rasgos de un abuso sexual brutal. 

El cuerpo fue encontrado porque en la casilla que estaba abandonada ladraban unos perros. Un vecino se animó a entrar y la encontró.