Se trataba de rescatar las canciones. Después de dos discos que los depositaron en el centro de la escena indie local –el epónimo Bestia Bebé y Jungla de Metal 2–, la banda liderada por el multifacético Tom Quintans se puso como objetivo ir hacia atrás en el tiempo para inyectarles buenas dosis de experiencia ganada y machaques a esas viejas canciones que, aunque no habían encontrado su lugar, seguían ahí agazapadas. El resulto es Las pruebas destructivas, un disco con un sentido mucho más directo que los anteriores, con menos lugar para destellos hiteros y un sonido templado y potente que pareciera hablar de cierta madurez pero que, en realidad, es el efecto colateral de volver al futuro.

Fue un poco como el caso de Benjamin Button”, dice Quintans con su risa hecha de gritos, en el búnker-estudio de Bestia Bebé, acompañado del bajista Chicho Guisolfi y el baterista Polaco Ocorso. “Vienen de otra época los temas. Son más jóvenes que todos lo que ya grabamos, pero tienen la mirada que tenemos ahora. Hay más solos, cosas más rockeras, mucha pentatónica. Antes nos limitábamos un poco para no meter tantas cosas, era una búsqueda minimalista. Este disco viene más cargado.”

La publicación de Las pruebas destructivas –que entre sus nueve canciones cuenta con una versión exquisita de True Love Will Find You in the End, de Daniel Johnston, marcada con ese sello indeleble de sensibilidad barrial que traen desde el comienzo– ocurrió poco tiempo después de un EP de versiones acústicas con el que también hicieron parte de su propio revisionismo: Jungla de Metal 3. “Está hecho con los ritmos originales de los temas de Jungla de Metal 2, más cancioneros, con las melodías de la voz bien al frente –explica Tom–. Fue un experimento digital. Es casi como un apéndice del segundo disco, porque lo que más me importaba era que esas versiones no se perdieran en el aire.”

En este impulso por no dejar en el olvido los sonidos que los fueron guiando, el riesgo de Las pruebas destructivas –que encuentra su norte en Suck It and See de Artic Monkeys– parecía esconderse en la imposibilidad de volver a sintonizar con sus letras, escritas hace casi diez años. Pero en ese gesto estético tan intrínseco del indie donde lo que prima es la musicalidad por sobre la palabra, el conflicto se resolvió a favor de los acordes: “Prefiero que las letras se acomoden a la melodía. Elijo no hacer letras ‘contestarias’ por el simple hecho de que no me salen, me siento un pelotudo. No creo que sea una obligación. No todos podemos escribir como Bob Dylan”, dice Quintans. “Tampoco le puedo cantar al cosmos, al aura. Pero no es que no dicen nada las letras: tienen un sentido, están basadas en vivencias. Son todos temas personales, que de alguna forma me atravesaron. Sigo hablando de lo que me pasa.”

Referentes de la escena, con una convocatoria que crece a partir de su capacidad natural para traducir en sonidos fantásticos esa convergencia entre fútbol, indie y barrio, los Bestia Bebé también sienten necesario abrir ciertos debates para crecer. Luego de la lluvia de denuncias sobre abusos en el rock, para ellos ya nada puede ser como antes. Desde los vínculos personales hasta esa emblemática figura de la estrella de rock, que funcionó como el estandarte y la sombra de un movimiento que había nacido para transformar la juventud.

Estamos inmersos en una sociedad machista y hay mujeres que lo padecen todo el tiempo. Si a eso le sumás toda esta idea de la estrella de rock, terminan pasando estas cosas. Si hay un abusador, tiene que pagar por lo que hizo”, dice Chicho. Y también discute: “Hay toda una cuestión de fondo que está cambiando, como esa creencia de que por ser under todo tiene que ser un desastre, que tenés que estar a punto de morir para ser rockero”.

Para Quintans, el temor también pasa por el hecho de que las denuncias no pierdan su potencia. “Hay que tener cuidado con que el método no vaya en contra del reclamo. Hubo situaciones denunciadas por las redes que luego no tenían ninguna persona detrás. Eso también hace que queden zonas grises que perjudican mucho. Lo importante es que dejen de existir estas situaciones donde hay gente que hace un abuso del poder que le da subirse a un escenario. A nosotros no nos corresponde poner el método de lucha, pero sí que las bandas no caigan nunca más en ese comportamiento primitivo de abusar de otra persona.”

* Viernes 1º de junio a la medianoche en Pompeya Pub Social, de Castelar, y sábado 2 a las 20 en Guajira, de La Plata.