La recaudación tributaria en mayo fue de 295.400 millones de pesos, con un alza de 43,4 por ciento, impulsada por el salto devaluatorio del 22 por ciento en sólo ese mes y su traspaso a precios internos. En los primeros cinco meses del año alcanzó los 1,27 billones de pesos, un 28,1 por ciento por encima e igual lapso de 2017. Los principales aportes al fisco del  mes pasado provinieron de impuestos al consumo, como el IVA, y al comercio exterior, como derechos a la importación y exportación. El primer sumó 57.785 millones de pesos, un 38,2 por ciento más respecto de mayo del año pasado, en sintonía con el comportamiento de los precios internos en esos doce meses que, en términos anualizados, supera la marca de 30 por ciento.

Los derechos cobrados por la compra de productos en el exterior creció un 63,2 por ciento interanual, más que el 59,7 por ciento de mejora del mismo gravamen que se cobra sobre las exportaciones. El rubro con menor crecimiento fue la Seguridad Social con apenas el 25,6 por ciento. 

“La recaudación sigue reflejando datos firmes en términos del nivel de actividad en general y del consumo interno en particular”, asegura el informe del organismo conducido por Leandro Cuccioli. Sin embargo, la mejora de mayo se explica en buena medida en los primeros quince días de ese mes, en que la corrida cambiaria depreció la moneda en un 25 por ciento y hubo un importante traslado a precios. El último informe oficial es a marzo (25,5 por ciento interanual), pero las estimaciones privadas advierten una inflación anualizada de 31 por ciento a abril, mientras esperan otro sacudón no menor de 2,5 por ciento de mayo producto de esa corrida. 

Cerca de esa cifra se ubicó la mejora de lo recaudado por IVA sobre el consumo interno, con un 38,2 por ciento. El IVA aduanero, que se vincula con importaciones alcanzadas por este impuesto –la exportación no está gravada–, sumó ingresos por otros 30.890 millones de pesos, un 60 por ciento más que un año atrás. En ambos casos, el desequilibrio externo y la devaluación con su impacto en precios ofrecen una mejor explicación que un supuesto repunte de la actividad económica. Por derechos de importación ingresaron 8750 millones de pesos, mientras que en retenciones a ventas externas aportaron 10.842 millones. 

El sistema de seguridad social aportó 68.601 millones de pesos con un aumento interanual de 25,6 por ciento. El guarismo responde al ajuste salarial que se ubicó en torno a esos valores respecto del año pasado y poco o nada se explica por un mayor nivel de empleo, con excepción de algunos rubros como construcción. También impactó la entrada en vigencia del mínimo no imponible para las contribuciones patronales, que restó unos 1500 millones de pesos, lo cual es equivalente a casi 3 puntos menos respecto del año pasado. 

Descontado el efecto fiscal del blanqueo fiscal, la recaudación por Ganancias representó 76.419 millones de pesos, con un aumento de 46,2 por ciento interanual. En este caso hubo un empujón por el vencimiento de la presentación y pago del saldo de declaraciones juradas de las sociedades con cierre de ejercicio en diciembre. Es el vencimiento más importante del año y sobre la base de comparación bajo y que no se repetirá los próximos cómputos de recaudación de este año. “Estamos comparando con un mes de 2017 en que la actividad económica empezaba a levantar. Venimos de un muy buen 2017, que se reflejó en los balances de las sociedades”, explicó Cuccioli en rueda de prensa. 

El impuesto a los Débitos y Créditos adicionó 19.066 millones de pesos a la recaudación, un 42,9 por ciento por encima de igual mes de 2017. Según la proyección oficial, la recaudación se ubica un 20,8 por ciento por encima de la meta inicial, aunque el enfriamiento de la economía podría reducir ese margen. “No me preocuparía si los meses siguientes no tenemos porcentajes de crecimiento tan altos, porque estaremos comparando con meses en que se dio la recuperación”, fue la justificación anticipada de Cuccioli.