Grieta 1: Tras una impresionante marcha por todo el país, el 23 de mayo decenas de miles de docentes desbordaron la Plaza de Mayo en defensa de la educación pública. Desde el otro lado, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, habló el jueves y se preguntó si era “justo” “llenar la provincia de universidades públicas, cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad”.

Grieta 2: cientos de miles de personas se convocaron en el Obelisco el 25 de Mayo para rechazar la vuelta del FMI y los tarifazos y en consecuencia, el Congreso aprobó ayer a la madrugada una ley para regular los precios de las tarifas. Pero, del otro lado, el presidente Mauricio Macri ya tenía el veto preparado desde el día anterior,  para anunciarlo junto un nuevo aumento de tarifas.

Grieta 3: Otra vez una marcha masiva, multitudinaria, que cubrió todo el país para confluir ayer en la Plaza de Mayo. Decenas de miles de trabajadores de la economía popular, convocados por su central, la CTEP, volvieron a desbordar la Plaza en contra del veto presidencial, por pan y trabajo y contra el FMI. Al mismo tiempo, del otro lado, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunciaba un ajustazo estatal, en consonancia con los planteos del FMI. Más gráfico todavía fue el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta: “Si quieren que no haya cartoneros, no tiene que haber cartón”.

Son escenas contrapuestas, contracaras culturales, miradas antitéticas. De un lado se reclama distribución de la renta a través de la educación, la generación de empleo y la soberanía económica. Del otro lado, un gobierno de ricos que quiere cerrar universidades públicas en zonas populares, que subordina las decisiones económicas a los dictados de un organismo financiero internacional, y que en vez de plantear retenciones o impuestos a los ricos, impone más sacrificios a los que menos tienen. De un lado, distribución y justicia social, del otro, concentración y desigualdad.

La frase de la gobernadora y la del jefe de Gobierno son pavadas que asumen la dimensión de concepto de fondo. Son pavadas que dejan traslucir la esencia de un pensamiento. Y no por pavadas dejan de ser perversas y egoístas. Si el problema es que los sectores populares no pueden llegar a la universidad, se trata justamente de llevar las universidades a esas zonas y no de cerrar las que están. Las cifras son impresionantes: El 94 por ciento de los estudiantes de la Universidad de La Matanza tiene padres sin estudios universitarios completos; el 91 por ciento de los estudiantes de la Universidad de Moreno igual que la anterior; el 83 por ciento de los estudiantes de la Universidad Arturo Jauretche es primera generación de universitarios en sus familias; igual que el 74 por ciento de los alumnos de la Universidad en Tres de Febrero.

Cientos de personas han sido empujadas por la política económica de Cambiemos a rebuscar en la basura y el jefe de gobierno de la CABA dice que para solucionar ese problema entonces hay que esconder la basura. No se le ocurre la posibilidad de generar empleo o de resignificar un trabajo en el que sus protagonistas permanentes prefieren definirse como recicladores. Muchos de esos trabajadores se movilizaron ayer convocados por la CTEP.  

Dos lados, dos miradas, conflicto de intereses, nada nuevo. La famosa grieta es cada vez más profunda a medida que avanza el gobierno de Mauricio Macri. Los periodistas ahora oficialistas actuaron durante el gobierno anterior como si estuvieran descubriendo un fenómeno al que bautizaron “la grieta”. Pero no habían descubierto nada, estaban disfrazando una realidad histórica: la maldita grieta entre ricos y pobres. Una grieta que se profundiza desde lo simbólico cuando hay gobiernos populares por la resistencia de los ricos a perder privilegios, y se profundiza además desde lo material cuando gobiernan los ricos. Es cuando el poder político y la hegemonía cultural es aprovechada para concentrar la riqueza en cada vez menos manos y generar desempleo, marginación y pobreza.

Porque la grieta no es entre corruptos y no corruptos o entre populistas y democráticos como la quieren disfrazar los grandes creadores de sentido que son los medios concentrados. Es una grieta histórica, mucho más vieja que la que ellos criticaron como parte de su “periodismo de guerra”. Es la grieta maldita entre ricos y pobres, que a lo largo de la historia asume identidades políticas diferentes que la encarnan con menor o mayor profundidad.

Las multitudinarias y heterogéneas movilizaciones populares que se produjeron estos días desbrozaron la mentira de la grieta que quiso ocultar Cambiemos. Cientos de miles de personas mostraron el verdadero significado de la grieta que separa ricos y pobres y que profundiza Cambiemos. En las columnas de ayer estaban representados los sectores más humildes del país. El Movimiento Evita, la CCC, el FOL, el MTE, Los Pibes, La Poderosa, Barrios de Pie y otras organizaciones que participan en la CTEP, convocaron a las columnas más nutridas, pero también había pelotones del movimiento sindical encabezados por algunos de sus dirigentes, como los de ATE, Suteba y la CTA Autónoma. Entre los manifestantes se encontraban también dos de los miembros del triunvirato de la CGT. Tanto Juan Carlos Schmid como Héctor Daer aseguraron que la central obrera decidirá un paro nacional para este mes.

Con pocos días de diferencia hubo tres movilizaciones inmensas, atravesadas en la semana por otras como la de los metrodelegados o la convocada por La Poderosa frente a Tribunales por el comienzo del juicio a los prefectos que torturaron a dos militantes villeros, marchas de ATE contra los despidos, más las que realizan los estudiantes de los profesorados amenazados por el cierre y los numerosos gremios que están en paritarias. Un gobierno en soledad en medio de una tormenta social que todavía no llega al clímax.

Una sociedad movilizada. Un gobierno que pierde aliados. En el Congreso no pudo impedir la aprobación del proyecto de la oposición contra los tarifazos. En Diputados y en el Senado perdió  aliados del massismo y del peronismo federal. En el Senado alargó el debate hasta la madrugada para neutralizar el impacto mediático de su derrota pero empujó a los senadores que responden a sus gobernadores a un voto conjunto con la bancada del FpV que se referencia en Cristina Kirchner. Las intervenciones de Miguel Angel Pichetto, Marcelo Fuentes y Pino Solanas fueron impecables frente a la pobreza de los senadores del oficialismo que se empeñaron en descargar todo sobre la pesada herencia. Y le dieron así la posibilidad de lucirse a una oradora de primera como Cristina Kirchner que defendió punto por punto las políticas energéticas de los doce años del kirchnerismo y destruyó la de los tarifazos de Cambiemos. La estrategia del oficialismo fue dejarla para lo último y la convirtieron en la atracción principal de la noche.  

La crisis de la economía desarmó al gobierno. Se quedó sin promesas para hacerle a los gobernadores. También a sus aliados del peronismo. Como ya sucedió otras veces, el Congreso es empujado a representar lo que plantea la calle. El peso de la movilización masiva presiona a los que fueron elegidos como opositores y los deja sin otra opción que actuar como tales. Y el gobierno no tiene posibilidad de revertir ese proceso porque ya se anuncia que el segundo semestre será por lo menos igual de desastroso que el primero, con más devaluación y más tarifazos.

Para acentuar esa imagen de soledad, su principal aliado internacional en lo ideológico, el franquista Mariano Rajoy, del Partido Popular, fue destituido de la presidencia en España. En realidad, Macri no ha conseguido ningún gesto de amistad material en el plano internacional. Y para los gobiernos neoliberales, el fracaso de su política económica lo ha convertido en un apestado. Es un mal ejemplo: le ganó al populismo para llevar a su país a la bancarrota.

En ese cuadro, el gobierno eligió manejarse con sus alianzas tradicionales. Cumple los mandatos del Fondo y trata de permitir la intervención de las Fuerzas Armadas en la represión interna. Con el respaldo de los medios corporativos y de una justicia manipulada a su antojo, vuelve a hacer demagogia con el cadáver de Alberto Nisman. Son alianzas que lo alejan aún más de la sociedad. Las encuestadoras muestran un reflujo fuerte en la popularidad de Macri, que no se siente tanto en Vidal, aunque los dos  sumados tienen más que los otros candidatos en forma individual. También muestran un leve repunte de Cristina Kirchner, –que por lejos es la figura que mantiene mayor intención de voto– y revelan el mantenimiento de otros referentes del pan peronismo, como Sergio Massa. Pero los procesos tienen tiempos diferentes. Los cambios económicos son instantáneos. Sus consecuencias sociales, demoran un poco más. Y las políticas siguen bastante después. Los sectores más vulnerables como los que desfilaron ayer en Plaza de Mayo son los más golpeados. Pero el país recién está pasando al segundo escalón.