El auxilio del Fondo Monetario Internacional a la economía macrista contiene el menú tradicional de un fortísimo ajuste. Los anuncios de los ministros Nicolás Dujovne y Andrés Ibarra de recortes de viáticos, de pasajes en avión en clase ejecutiva, de giros a empresas del Estado, consultorías técnicas, chóferes y flota de automóviles oficiales y el congelamiento de ingresos de personal al Estado son insignificantes. Son gastos de funcionamiento que no mueven el amperímetro de las cuentas fiscales. Esos anuncios suman el 10 por ciento (20 mil millones de pesos) de lo reclamado como ajuste por parte del Fondo. El plan de austeridad, si puede ser cumplido por el gobierno, tendrá el resultado conocido: caída de la actividad económica acompañada con la consiguiente menor recaudación, lo que hará insuficiente el ajuste acordado.

El gobierno aceptará todas las exigencias del FMI porque necesita en forma desesperada un rápido acuerdo. La corrida cambiaria continúa y el mercado bursátil local está bajo estrés por la fuga de capitales especulativos de acciones y bonos. Los dólares del Fondo vendrían a tranquilizar el frente financiero, apostando el gobierno a que así dejaría atrás la crisis y comenzaría a recuperar datos positivos de la economía en el último trimestre del año, con el objetivo de iniciar mejor posicionado en el año electoral. 

El equipo económico espera anunciar el stand-by antes del comienzo del Mundial de Fútbol, el 14 de junio, y a más tardar, un día antes del próximo megavencimiento de Lebac, el 19 de junio. En bancos de inversión de Wall Street especulan con que el monto del salvataje oscilaría entre 30 y 50 mil millones dólares. Una suma por debajo de ese límite inferior sería considerada insuficiente. 

Dos documentos académicos que invitó a indagar el economista Pablo Nemiña a través de su cuenta de Twitter revelan que el FMI no ha cambiado su esencia, que no hay que esperar otra cosa que una receta de ajuste y, fundamentalmente, que los acuerdos tienen como resultado una caída de la economía y una embestida para erosionar los derechos laborales. 

El documento “FMI y crecimiento económico: los efectos de los programas, los préstamos y el cumplimiento de las condicionalidades”, de Axel Dreher www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0305750X06000210, indica que, en teoría, los acuerdos están presentados para impulsar a la economía por varias vías, entre ellas el asesoramiento a los gobiernos, los dólares desembolsados con el préstamo y las condicionalidades establecidas en el programa. Al analizar 98 países con acuerdos, en el período 1970-2000, llega a la siguiente conclusión: “los programas del FMI reducen las tasas de crecimiento de los países involucrados”.

La otra investigación “El impacto de los programas del FMI y del Banco Mundial sobre los derechos laborales”, de Robert G. Blanton http://journals.sagepub.com/author/Blanton%2C+Robert+G, Shannon Lindsey Blanton, http://journals.sagepub.com/ author/Blanton%2C+Shannon+Lindsey y Dursun Peksen http://journals.sagepub.com/author/Peksen%2C+Dursun, utiliza datos comparativos nacionales de series de tiempo para una muestra de 123 países de ingresos bajos y medios con acuerdos, de 1985 a 2002. La conclusión es que “los programas del FMI y el Banco Mundial socavan los derechos laborales colectivos básicos”.

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