Un escándalo sacude a la Cruz Roja Argentina. Su presidente, Diego Tipping, fue denunciado por acoso sexual, por una voluntaria de la filial Santa Fe, con seis años de antigüedad en la institución. La joven, de 24 años, presentó primero la denuncia en la Justicia. Y luego ante el Tribunal de Etica y Garantías de la entidad. Pero el órgano rápidamente la desestimó y le inició un sumario para expulsarla de la CRA, acusándola de realizar una denuncia falsa y maliciosa. La acusaron de adulterar los mensajes de Whats- App, algunos obscenos, que ella presentó como prueba en los tribunales, donde tramita la causa penal. El vicepresidente de la entidad, Osvaldo Manuel Ferrero, informó del caso ante autoridades del Comité de la Cruz Roja Internacional, en una reunión celebrada en Ginebra, y ahora enfrenta también él un sumario, donde el mismo Tribunal de Etica lo acusa de haber violado el deber de confidencialidad y haber adoptado conductas perjudiciales para los intereses de la CRA. Consultado por PáginaI12, Tipping rechazó las acusaciones en su contra y las adjudicó a una supuesta maniobra en la que insinuó podría estar involucrado el vicepresidente, que pertenece a la misma filial que la denunciante. La joven contó que está asustada. Relató que el acoso comenzó en 2016 y fue subiendo de tono. Finalmente, la voluntaria decidió renunciar a la institución y ahora no puede terminar la carrera terciaria que seguía en una de las escuelas de la CRA, donde le falta dar seis finales.  

La Cruz Roja Argentina recibe cien millones de pesos en subsidios del gobierno bonaerense. 

La joven denunciante prefiere guardar en reserva su nombre. Tiene miedo. La denuncia la presentó a principios de agosto de 2017. Compareció ante la Unidad de Información y Atención de Víctimas de Denunciantes del Ministerio Público Fiscal, de Santa Fe. Y luego ante el Tribunal Colegiado de Familia y de Violencia Familiar N° 3, que dictó al presidente de la CRA una “prohibición de acercamiento”, como medida “prima facie necesaria, urgente y esencialmente provisoria, que asegure el cese de la supuesta violencia denunciada y en resguardo y a fin de proteger la privacidad, tranquilidad y eventualmente también la integridad psicofísica de la denunciante”. También le ordenó “abstenerse de conductas agresivas y/o violentas a efectuarse por cualquier medio de comunicación telefónico, vía internet y/o cualquier otro medio de contacto con la denunciante”. En ambos casos, por 15 días. La causa continúa abierta en la Justicia santafesina. La investiga la fiscal de Violencia de Género Familiar y Violencia Sexual, Alejandra del Río Ayala. 

La joven relató que el acoso comenzó en 2016, con mensajes de WhatsApp que fueron subiendo de tono y hasta incluyeron una foto de un órgano sexual masculino erecto y luego el mensaje: “Te queremos ver”. Dijo que llegó a cambiar de línea pero que Tipping conseguía su nuevo número e insistía con insinuaciones e invitaciones a encontrarse, y que en eventos de la Cruz Roja en los que estuvieron los dos él llegó a tocarle la cola y a intentar besarla. La joven también contó que varias voluntarias de otras filiales le contaron que vivieron situaciones similares. Tipping niega todo.  

“Nunca creí que iba a tener que llegar a escribir esto contando lo que durante un año me pasó”, dice la denuncia en la Justicia que luego presentó en el Tribunal de Etica de la entidad. “Lo cierto es que desde que conocí al presidente Tipping, mi vida cambió. Yo me negaba a aceptar que una persona que ocupara el cargo más alto de la Cruz Roja Argentina me estuviera molestando y persiguiendo de esta manera”, continúa la presentación. “Con el correr del tiempo la cosa fue cada vez peor y comencé a darme cuenta que mi vida diaria en la Cruz Roja Argentina muchas veces me llevaba a sentir miedo y no me animaba a contar a nadie lo que me estaba pasando”. La joven hace un relato detallado de distintas situaciones en las que, denuncia, Tipping la acosaba y cuenta que “me decía cosas sobre mi cuerpo, de mi ropa, y muchas otras cosas más groseras que me da vergüenza escribirlas”.  

La denunciante es alumna además de una de las escuelas terciarias de la Cruz Roja Argentina y le quedan algunas materias para graduarse. Pero se vio forzada a abandonar sus estudios como consecuencia del sumario que le inició el Tribunal de Ética, luego de que ella denunciara al presidente, y la suspendieran. “Me da muchísima bronca. Me quedan seis materias para rendir”, dijo. Ella, finalmente, decidió renunciar a la CRA. Cuenta que quedó muy afectada por cómo la trataron y sobre todo porque de víctima la convirtieron en victimaria. El 24 de noviembre, la misma joven envió una carta por correo electrónico al titular del Tribunal de Etica, Rómulo Alejandro Scarano, quien además es juez de Santiago del Estero, donde explicó sus razones. “Le cuento –dice en el correo– que cuando finalmente decidí hacer la denuncia contra el Sr Tipping, lo hice porque pensé que el tribunal que debería investigar y luego juzgar los hechos adoptaría una actitud respetuosa de los derechos del imputado pero imparcial, ajustada a derecho, como corresponde. Pero eso no ocurrió y en su lugar lo que sentí es que en todo el sumario se apuraban innecesariamente los tiempos desestimando valiosa prueba en claro beneficio del denunciado, excediendo claramente la obligación de respetarle las garantías, para pasar a darle cobertura corporativa para lograr lo que se logró, una solo aparente impresión de haber impartido justicia en el caso concreto”. Y más adelante agrega que lamenta que el Tribunal favorezca “la impunidad de un personaje al que otras no se animan a denunciar pero que son igual de víctimas que yo. Lamentablemente esa impunidad va a hacer que todo siga igual hasta que –ojalá– alguien más tome coraje y vuelva a denunciar”.

El tema no quedó ahí. Hasta diciembre, el vicepresidente de la CRA, Osvaldo Guerrero, se desempeñó además como vicepresidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja. En un encuentro del Comité Internacional de la Cruz Roja, que tiene sede en Ginebra, le preguntaron sobre la situación de Tipping y contó que las dos denuncias existían. Como consecuencia de dar esa información, Guerrero ahora enfrenta un insólito sumario iniciado también por el Tribunal de Etica y Garantías de la CRA, por haber violado el deber de confidencialidad y haber adoptado conductas perjudiciales para los intereses de la CRA, instancia en la que tiene como representante legal al abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez. Guerrero presidió la CRA entre 1998 y 2015, durante 17 años, cuando fue reemplazado al frente de la entidad por Tipping. La CRA tiene 65 filiales en todo el territorio argentino. En abril Tipping logró, luego de una larga pulseada con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que no le recortara a la mitad el subsidio de cien millones de pesos anuales que recibe la institución.