Los mandatarios de China, Rusia, India, Irán y otros países de la Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS) iniciaron ayer en la ciudad china de Qingdao una serie de encuentros que buscan mostrar la unidad euroasiática, en contraste con la división que afectó al G7 en Canadá.

“El espíritu de Shanghái se centra en explorar una causa común a la vez que ponemos a un lado nuestras diferencias y buscamos cooperación en beneficio mutuo”, señaló el presidente chino, Xi Jinping, en el banquete previo a la cumbre, que se celebra en la ciudad portuaria en la península de Shandong.

Xi expresó el deseo de esta XVIII cumbre de la OCS marque un segundo comienzo para la organización en el que, según dijo, se embarcarán en un nuevo viaje, en referencia a que es la primera vez que la reunión se realiza con la India y Pakistán como miembros de pleno derecho.

“Hemos conseguido fructíferos resultados en cooperación de seguridad, económica y comercial, por lo que la OCS se ha convertido en una fuerza importante para mantener la seguridad regional y promover el desarrollo común”, afirmó Xi. Algunos observadores ven a la alianza euroasiática como una versión análoga a la OTAN.

La jornada de ayer de la cumbre en China, como preámbulo al plenario de líderes que se celebrará hoy, estuvo protagonizada por encuentros bilaterales en los que Xi y el presidente ruso, Vladimir Putin, como responsables de los dos gobiernos que lideran la organización, estrecharon lazos con el resto de Estados miembros.

Dentro de estas reuniones, Putin mantuvo ayer una cita con el presidente iraní, Hasan Rohani, quien realizó en China su primer viaje al exterior desde que Washington anunció su retirada del pacto nuclear multipartito con Teherán. En contraste con las tensiones entre Irán y Estados Unidos, que amenazan con un nuevo aislamiento internacional para la República Islámica, Rohani agradeció a Putin su apoyo para que Teherán sea admitido en la OCS     como miembro de pleno derecho.

Irán, Afganistán, Bielorrusia y Mongolia son países observadores de la organización, de la que son miembros China, Rusia, la India, Pakistán, Kazajistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán. Estos Estados suman casi la mitad de la población mundial.

La OCS, fundada en 2001 a iniciativa de Moscú y Beijing, ha conseguido a lo largo de las últimas décadas coordinar la cooperación regional en temas de seguridad como la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico o el cibercrimen.

Rusia, país cuyo retorno al G7 pidió ayer el presidente estadounidense, Donald Trump, ha intentado desde 2014, cuando su enfrentamiento con Ucrania le distanció de la UE, aumentar sus lazos con China y otros países de la antigua órbita soviética, y la OCS ha sido para Moscú el lugar donde confluye ese esfuerzo.

La férrea unidad de la OCS, no obstante, también presenta algunos obstáculos, pues la entrada en la organización de la India y Pakistán –rivales y tradicionalmente enfrentados por la región de Cachemira– podría originar inéditas tensiones.