“Un viaje al pasado te trae al presente” se lee en el programa de mano de Esperando al zurdo, obra del estadounidense Clifford Odets que se presenta en el teatro Corrientes Azul (Corrientes 5965), bajo la dirección de Hugo Alvarez. El texto continúa diciendo: “Vas a integrar una asamblea de taxistas de Nueva York, en plena crisis de los años 30. Con engaños y violencia, los burócratas tratan de impedir que el gremio vaya a la huelga”. Luego el programa reproduce parte de la letra de La Internacional. “Hay espectadores que la cantan con el puño en alto”, asegura Alvarez a PáginaI12, en tanto que Alejandro Hodara, unos de los actores que interpreta el espectáculo, aclara en la misma conversación: “Otros preguntan porqué no se canta la Marcha Peronista”. Además de los mismos Alvarez y Hodara, el elenco está integrado por Fernando Alvarez, Lisandro Berenguer, Emiliano Boidi, Gustavo Bonfigli, Gustavo Cepeda, Belén Driollet, Pablo Faletti, Héctor La Porta, Luis Marangón, Leonardo Odierna, Tina Ottaviano y Julio Pallero.

Fue en 1957 cuando Alvarez vio esta obra dirigida por Alejandra Boero: “Yo era actor y estaba en el grupo Fray Mocho”, aclara el director, “y quedé muy impresionado por su fuerza y compromiso”. Sin embargo, en sus 22 años de teatro en Suecia, donde se exilió en 1976, no le surgió la necesidad de hacer su propia puesta de Esperando.... “Pero en 2016 comenzamos los ensayos y ya vamos por la segunda temporada: el 90 por ciento de los espectadores vienen por el boca a boca”, precisa. Por su parte, Hodara encuentra las razones del entusiasmo del público asistente: “En la obra, como pasa en la realidad, a la clase trabajadora se le pide lo que no tiene y que siga esperando un tiempo mejor”, compara.

No obstante esto, el actor está convencido de que si se hubiese ambientado la obra en la Argentina de estos días hubiesen cometido un error. “Es mejor conservar la distancia, como quería Brecht, para favorecer la reflexión”, argumenta. En efecto, Alvarez siguió la obra original escrita en 1935 y, tal como propuso el autor, convirtió el escenario y la platea en una asamblea presidida por un comité de huelga que aguarda la llegada de su presidente –el zurdo en cuestión–, el respetado líder sindical que será puesto fuera de circulación por obra de los matones del secretario general.  Alvarez, que en 1972 participó del elenco de Los traidores, la película en la que Raymundo Gleyzer desarrolló el tema de la corrupción en el sindicalismo local, cree que el recurso de diseminar actores por la sala favorece la respuesta del público que hasta se anima a insultar al personaje que interpreta Hodara y que compuso, según afirma, “a partir de tantos ejemplos que uno ve en los medios de comunicación: los hombres–boya que siempre se mantienen a flote con el poder de turno”. Sin embargo, el director cree que ese personaje despiadado no está construido desde la copia esquemática sino desde el disfraz del viejo militante por los derechos de los trabajadores. Convencido de que una obra de teatro puede contribuir a crear conciencia sobre ciertos temas, Alvarez  agrega: “Yo creo que todo poder se puede romper porque todo depende de la fuerza del oponente”.

Más allá de la problemática sindical, la obra de Odets presenta otros conflictos que hoy siguen mostrando poderosas aristas de identificación. Porque dentro del contexto de la asamblea de taxistas tienen lugar varias escenas más: la del hombre que, al perder el trabajo, es su esposa quien lo anima a luchar por sus derechos; la del médico que es marginado a causa de su origen judío; la del joven químico que recibe una propuesta económica a cambio de silenciar los negociados del laboratorio para quien trabaja; la de la pareja joven que decide no casarse ante los rigores de la crisis. Por más, en medio de esta andanada de conflictos, Esperando... muestra que en la década del 30 muchos profesionales estadounidenses decidieron manejar taxis ante el desempleo.  

Hablando de Odets –“Padre del   teatro independiente en EE. UU. ”, como caracteriza Hodara a quien fue un defensor a ultranza del teatro no comercial–, se impone el tema de las dificultades que encuentran quienes tienen salas alternativas. Director desde 2003 de Corrientes Azul, Alvarez manifiesta su desconcierto respecto de los subsidios de Proteatro, que aún no termina de expedirse sobre qué salas obtendrán este año la ayuda  económica. “Estoy manteniendo este espacio desde hace meses”, cuenta el director, quien ya ensaya su próximo estreno, El soldado de chocolate, sobre una obra de Bernard Shaw. Y concluye: “Me interesa el teatro activo y comprometido que se hace cargo de la realidad”.

* Esperando al zurdo, Teatro Corrientes Azul (Corrientes 5965), sábados a las 21.