Desde Moscú. Una mirada retro, con perspectiva optimista, sobre la historia de los mundiales nos dice que hay muchos antecedentes de equipos que llegaron a los mundiales sin la chapa de candidatos ni nada que se le pareciera y, sin embargo, terminaron consagrándose. Los casos más elocuentes son los de Italia en 1982 y Argentina en 1986. Los italianos, en la etapa previa a la copa disputada en España, estaban peleados con la prensa (“silenzio stampa”, decían), jugaban mal y pasaron la primera ronda milagrosamente sin haber ganado ningún partido: empataron 0 a 0 con Polonia, 1 a 1 con Camerún y 1 a 1 con Perú y accedieron a la segunda fase por diferencia de gol. Después se destaparon contra Argentina y ahí iniciaron el ascenso a la gloria, pero la realidad es que antes del campeonato, y aun antes del último tramo, nadie les asignaba ninguna chance.

El caso de Argentina en el 86 es más conocido. Había logrado el pasaje a México con angustia, llegaba cargando críticas durísimas y los jugadores parecían no entender a Bilardo, quien transmitía su inseguridad. Pero las primeras victorias contra Corea del Sur y Bulgaria trajeron la calma necesaria  para levantar el nivel, y Maradona y compañía empezaron a funcionar muy bien, al tal punto que llegaron al título con todos los honores. Los integrantes del plantel (con Maradona, figura indiscutida del torneo a la cabeza) le dieron una respuesta contundente al escepticismo general.

  Hay otros casos diferentes, pero que también merecen ser resaltados: 1) En el 50, en Brasil, nadie imaginaba que Uruguay podía consagrarse superando a los dueños de casa, que eran alentados por 200 mil almas y que solo necesitaban el empate para liquidar la cuestión. Uruguay no podía ser campeón, pero produjo la hazaña más memorable de la historia del fútbol mundial; 2) En el 54 nadie pensaba que Alemania podía vencer en la final a los mágicos magyares, la selección de Hungría. En la etapa de clasificación los húngaros le dieron una paliza fenomenal a los germanos superándolos por 8 a 3. Y en el partido decisivo rápidamente se pusieron 2 a 0 y el asunto parecía cocinado, pero los alemanes lograron dar vuelta el partido y le pusieron los cimientos a la idea de que nunca hay que darlos por vencidos; 3) Holanda era una maravilla en el 74. Había deslumbrado a todos, ganaba  sus partidos con autoridad y era candidato de fierro a superar a Alemania en la final, pero los dueños de casa, con un poco de suerte y mucho de fe inclaudicable ganaron 2 a 1 después de ir perdiendo 1 a 0 y se quedaron con la Copa más preciada; 4) Italia del 2006, en Alemania, estaba en segundo o tercer plano en la lista de candidatos, pero fue eslabonando las victorias que le permitieron jugar contra Francia, que era más equipo, en la final,  Empataron 1 a 1 y luego de la definición por penales los iItalianos dieron la vuelta olímpica y montaron una fenomenal celebración.

Todo este repaso histórico viene a cuento de la sensación (tal vez una expresión de deseos) de que la selección argentina, que en la previa está lejos de ser considerada favorita, a la hora de la verdad se demuestre primero a sí misma y después al Mundo que puede ser campeona, como Italia en el 82 o como la propia Argentina en el 86.

Hay otros casos inversos para considerar, es decir equipos que llegaron como favoritos  de la cátedra, pero derraparon. Veamos si no lo que ocurrió con el conjunto que dirigía Marcelo Bielsa en 2002 , en Corea-Japón. Desde mucho antes de iniciarse la competencia se suponía, en la Argentina y en otros países también, que los demás debían resignarse a competir por el segundo puesto. Victoria sobre Nigeria, derrota contra Inglaterra y empate contra Suecia sellaron la suerte del conjunto que debió volverse a casa en la primera ronda.

Argentina había logrado su nivel óptimo un año antes del Mundial, pero cuando hubo que concretar lo que insinuaba, fracasó.

También eran candidatos la selección que dirigía Menotti en 1982 y la de Bilardo en 1990 y, si bien este último equipo llegó a la final,  estuvo muy lejos de justificar la condición de favorito, porque había eliminado a Brasil de chiripa y avanzaba con las manos de Goycochea atajando penales.

 Ejemplos en una u otra dirección hacen creer que hay posibilidades de revertir la desconfianza que inspira esta selección de hoy. Habrá que esperar que comience a rodar la bendita pelota. No descartemos al equipo de Sampaoli antes de tiempo.