Mientras arrecian las críticas, el gobierno de Donald Trump reconoció ayer que ha separado a al menos 2.000 niños de sus padres en la frontera entre Estados Unidos y México en el marco de lo que llama política de “tolerancia cero” con la inmigración ilegal y que es en realidad una maniobra para desincentivar la llegada de indocumentados al país.

Entre el 19 de abril y el 31 de mayo, 1.995 niños fueron arrebatados en la frontera a sus padres. Los progenitores fueron procesados con cargos criminales. Las cifras las dieron altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional en una rueda de prensa telefónica con periodistas. La administración de Trump responsabiliza a los demócratas de una situación que está generando gran alarma en Estados Unidos y la utiliza para presionar al Congreso para que apruebe la reforma  migratoria restrictiva que persigue el mandatario. “Los demócratas forzaron esa ley en el país”, dijo ayer Trump en una entrevista con Fox News. “Yo odio que se lleven a los niños. Los demócratas tienen que cambiar su ley. Es su ley”, insistió. Lo cierto es que no es la ley, sino el procedimiento al aplicarla, lo que conduce a que los menores sean separados de sus padres. Según la ley, los menores hallados en la frontera deben ser tratados como menores no acompañados si sus padres son detenidos y acusados de cargos criminales, y eso significa que los niños quedan bajo custodia del gobierno hasta que se les asigne un tutor.

Hasta ahora, a los indocumentados detenidos tras cruzar la frontera se les imputaban cargos civiles, pero el fiscal general del Estado, Jeff Sessions, dio orden de que al cien por ciento se les apliquen cargos criminales, lo que implica que los niños son separados de sus padres cuando estos son enviados a un centro carcelario. “La entrada ilegal en el país es un crimen”, reiteró Sessions el jueves. El ultraconservador fiscal general anunció el cambio de criterio el pasado 7 de mayo, pero el Departamento de Justicia ya había dicho en abril que iba a perseguir criminalmente cada uno de los cruces fronterizos ilegales. “A quien cruce la frontera ilegalmente, lo procesaremos. Es así de simple”, manifestó Sessions en mayo. “A quien introduzca ilegalmente a un niño, lo procesaremos y lo separaremos de ese niño como requiere la ley. A quien no le guste esto, que no meta ilegalmente a niños a través de nuestra frontera”. Los funcionarios que hablaron ayer con la prensa bajo petición de no revelar sus nombres dijeron que los procesamientos se han doblado respecto a antes de la implementación de los cambios y evitaron responder a la pregunta de por qué están priorizando a familias frente a indocumentados adultos que llegan solos. John Kelly, el jefe de gabinete de Trump, admitió en una entrevista en mayo que esta es una medida de disuasión de la inmigración ilegal.