Solo por hoy somos grandes, hemos logrado torcerle el brazo a una de las instituciones más vetustas: la Justicia. Las feminidades en situación de trata patriarcal (no tiene visión de género alguna) son victimizadas por esta institución vendada y obligadas a hacer equilibrio con una balanza en donde las partes ponen unos y otros argumentos a ser sopesados con la imparcialidad, supuesta claro, de una entidad superior a cualquier medida humana, en busca del Derecho. 

LA MUERTA QUE HABLA

Allí llegó Say Sacayán y un cuerpo muerto pero no mudo, rompiendo las leyes ya no humanas o simbólicas sino físicas, Diana aún declara. Así de grande es la praxis travesti en estas tierras, muertas damos declaración, movemos complicidades para hacer lobby, declaramos desde nuestros testimonios en vida, enseñamos a los patriarcas que se arrogan la administración de justicia y produce historia sostenida por cientos de cuerpos que logran un primer fallo a nivel global, travesticidio, el Crimen de odio en clave trans.

El dolor, la tristeza, mi fragilidad psíquica me hizo insostenible la presencia en los tribunales fecha tras fecha. La cara del acusado y hoy condenado, su actitud desafiante, la enumeración de cada herida, de cada detalle macabro necesario para el dictamen, las pruebas, lo forense, que se sumaran tantas travas, los micrófonos listos, las banderas pintadas, las consignas construidas, lxs artistas acompañando y mucho más hizo que pudiese tomar la decisión de no estar con mi cuerpo presente y preservar mi integridad psíquica, emocional y espiritual, tranquila porque ellxs estaban.

Y AHORA LLEGÓ LA OMS

Viendo este plano del dolor psíquico y muy suavecito en los medios llega la noticia esa misma mañana: la OMS nos correría de la casilla en su ICD-11 (se decidiría en próxima asamblea). Miré usted. Nos mudan del casillero de Trastorno Psicológico al de mera cuestión física; falta de adecuación del cuerpo al género que siente la persona. ¡Muchas gracias OMS! ¡A las travas nos importa un corno su dictamen! Nos impacta una mierda en estas latitudes y si quieren prensa pónganse a trabajar de modo científico, pidan disculpas por los horrores psiquiátricos, por todas las lobotomías y demás espantos sobre nuestros cuerpos travas, tortas y maricas. No tienen rango científico las travas, no se los otorgamos.

El tufillo indignante viene de la interna colonizadora del primer mundo, a la que le duele mucho pasar por los test psiquiátricos pero se humilla a continuar incoherente, esta vez con un cuerpo erróneo (pobre templo nuestro) “que no se adecua a nuestro sentir de género”. ¿Qué diablos significará esto? No quiero hacer el intento de responderlo pero intuyo que se trata de una cuestión clasista: “No queremos salir de la contemplación de las obras sociales”. 

En estas latitudes sudacas tenemos una Ley de Identidad de Género que es bastante clasista porque los nenes de mamá y las señoritas no querían salir de las categorías Hombre-Mujer, si es superadora del entuerto pues incluye todo esto en la asistencia del Plan Médico Obligatorio sin patologizar de modo alguno. Claro esto conlleva lucha y en el primer mundo no estarían dispuestxs a tanto esfuerzo desde la comodidad de vivir sostenidxs por la miseria del sur, como toda burguesía. ¿Y por qué colonizado? Simplemente porque hace algo más de 5 siglos vivíamos en sociedades que nos concebían como otra más de las expresiones humanas, dos espíritus (genérico contemporáneo) con peso específico propio y sin ninguna tecnología médica particular, simplemente liberdxs de todo juicio moral para ser y expresar esa identidad. Desde entonces por estas tierras se nos impuso el silencio, el atropello a nuestro desarrollo infante y se colonizó la sexualidad, los saberes y los modos de expresar la identidad constituida también por una identidad de género. La crueldad la impuso el hombre a través de sus colonizadores, soldados, religiosos, jueces, médicos principalmente y hoy está allí tan naturalizada que la voz trans europea la impone a la transitud internacional.

Hay un bastión crítico, en Buenos Aires, ¿insignificante? Puede ser pero producimos de manera tal que se conmueven los cimientos mismos del andamiaje simbólico del hetero-winca-patriarcado, con el costo de nuestras vidas, con todo este dolor. Porque nadie me quita la ausencia de mi amiga. El dolor viene del impacto de sus crueldades, diarias, de las ausencias estadísticas, del miedo que genera enviar a un niñx a caminar sus ciudades o escuelas, el terror de cinco siglos machos y que apenas estamos des-andando, de la noticia de la OMS. Si es impresa será buena para envolver los huevos y si está en formato digital, al spam.