La Provincia de Buenos Aires debería tener 30 diputados nacionales más de los que tiene y la Ciudad de Buenos Aires debería tener siete menos. Es la propia constitución la que ordena que cada vez que haya un censo, se actualicen las proporciones de diputados nacionales de cada distrito. Sin embargo, esa adecuación no se hace desde 1983, cuando fue fijada por decreto del dictador Reynaldo Bignone. Y desde entonces, la demografía argentina cambió totalmente. 

La Cámara Nacional Electoral (CNE) emitirá esta semana un fallo abordando esta cuestión a raíz del planteo de un ciudadano cordobés. La cuestión no se limita a contar con más integrantes de la Cámara Baja sino que, en términos objetivos, hay una discriminación de los ciudadanos, cuyo voto vale más o menos según el distrito. Por ejemplo, se necesitan 223.215 ciudadanos para elegir un diputado nacional en la provincia de Buenos Aires, 157.523 en Córdoba y apenas 115.000 en CABA. La cuestión incluso tiene una lectura política ya que darle treinta diputados más a la provincia de Buenos Aires significa darle más poder a la fuerza que ganó casi todas las elecciones en ese distrito: el peronismo. 

Planteo

La Cámara Nacional Electoral tomó una primera decisión de relevancia: le otorgó legitimación a un ciudadano cordobés para que en su propio nombre litigue en una cuestión tan espinosa. El ciudadano hizo un doble planteo:

* Consideró que era injusto que su voto valiera menos que el de los ciudadanos de otras provincias, ya que se necesitan más cordobeses que porteños, por ejemplo, para elegir un diputado nacional. Este planteo fue el que la Cámara tuvo en cuenta para legitimar la presentación del cordobés: es un perjudicado por el sistema, está afectado. Además, el fuero electoral es el único que permite que un ciudadano se presente, incluso sin el patrocinio de un abogado. 

  • Adicionalmente, el ciudadano sostuvo que la Constitución Nacional dice en forma expresa que “el número de representantes será de uno por cada treinta y tres mil habitantes o fracción que no baje de dieciséis mil quinientos. Después de la realización de cada censo, el Congreso fijará la representación con arreglo al mismo, pudiendo aumentar pero no disminuir la base expresada para cada diputado”. Artículo 45 de la Carta Magna.

Como se sabe, ese texto data de 1853, de manera que aquellos 33.000 que menciona la Constitución fueron cambiados en base al censo de 1980 y las proporciones las estableció una ley de 1983: un diputado cada 161.000 habitantes. El problema es que, desde entonces hubo distritos en los que la población creció mucho, otros en los que creció poco y otros en los que no creció, por lo que quedaron visibles desproporciones. 

Demografía

La ley Bignone tomó como base el censo de 1980, es decir que después de eso, violando lo indicado por la Constitución, no se actualizaron las representaciones en función de los censos de 1991, 2000 y 2010. En un par de años debería haber una nueva actualización en base al censo que se haga en 2020. Para darse una idea de lo que pasó basta evaluar los siguientes datos:

  • La Ciudad de Buenos Aires de 1980 a 1991 subió apenas 1,4 por ciento su población. De 1991 a 2000 bajó la población un 6,3 por ciento y de 2000 a 2010 subió un 4,5 por ciento. O sea es una cantidad de habitantes estancada o en levísimo crecimiento: en los últimos diez años subió solo 100.000 habitantes y viene de una fuerte baja. 
  • La provincia de Buenos Aires, en cambio, aumentó la población en forma sistemática. De 1980 a 1991 aumentó un 14,1 por ciento, luego un 8,9 hasta 2000 y un 13,8 hasta 2010. Sólo en los últimos diez años sumó casi dos millones de habitantes. El crecimiento de la cantidad de personas es mayor en el conurbano (casi quince por ciento). Como es una cifra mayor que la del total del país, la conclusión es que sigue existiendo una corriente migratoria hacia el conurbano bonaerense. 
  • Las provincias patagónicas crecieron en forma espectacular, empezando por Santa Cruz, que entre 2001 y 2010 subió 37 por ciento en la cantidad de habitantes. Tierra del Fuego un 26 por ciento, Chubut 23, Río Negro 16 y Neuquén 17. Pero el nivel de población era tan bajo que esos crecimientos no significan saltos en la cantidad de diputados. Por ejemplo, aún con el crecimiento, Tierra del Fuego sólo tiene 127.000 habitantes según el censo 2010, lo que no cambia que le correspondería un solo diputado. 
  • Las otras provincias que crecieron fuerte en estos años fueron San Luis, 18 por ciento, y La Rioja, algo más del quince. Esos crecimientos no cambian significativamente la proporción de diputados que deberían tener. 
  • El punto clave son los distritos grandes: Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos y por supuesto la provincia de Buenos Aires. Córdoba, por ejemplo, creció un trece por ciento del 80 al 91, luego 9,8 hasta 2000 y otro 8,5 hasta 2010. Si se aplican los términos de la ley Bignone debería tener 21 diputados y no 18. En el cuadro que acompaña esta nota, se indican las proporciones en que debería moverse la cantidad de diputados y, por lo tanto, la representación política argentina. También hay alteraciones que impuso la dictadura y que todavía desestabiliza más las proporciones.

Fallo

Todo indica que la Cámara Nacional Electoral le dirá al Poder Ejecutivo y al Legislativo que se está incumpliendo la Constitución desde hace 35 años. Habrá que ver cómo se formula el fallo. Están quienes dicen que la Cámara no le puede ordenar nada a un gobierno y a los diputados y senadores, pero otros consideran que el texto podría ser más obligatorio en tanto queda claro que hay inconstitucionalidad por omisión. 

La Cámara Nacional Electoral (CNE) está integrada hoy por Alberto Dalla Via y Santiago Corcuera, sobre los que se menciona que uno proviene de tronco radical y el otro justicialista. El equilibrio se rompería con la fuerte ofensiva de Cambiemos para imponer que el tribunal se complete con Alejandra Lázzaro, una secretaria de Cámara fuertemente relacionada con el radicalismo. Al haber sólo dos integrantes, la CNE prácticamente requiere de que ambos camaristas estén de acuerdo en la resolución que se vaya a emitir. Los dos coincidieron en legitimar al ciudadano cordobés para exigir paridad en la representación política en función de los nuevos censos y ambos coincidirían también en el fallo. El punto clave es que el desequilibrio actual requiere una ley del Congreso.

Adicionales

La ley de la dictadura introdujo alteraciones de importancia. 

  • Ningún distrito tiene menos diputados que los que tuvo en 1973. De esa manera estableció la cantidad de diputados de la Capital en 25. La proporción no le daba ni remotamente. Hoy en día le daría 18 diputados, pero tiene un adicional escandaloso que le permite redondear 25. Es una ventaja para el PRO que viene teniendo mayorías en la ciudad.
  • Otra norma que estableció la Ley Bignone es que todas las provincias tendrían tres diputados adicionales a la proporción que le toca y un mínimo de cinco. Esto apuntaba a diluir el poder de los grandes distritos, ya que Catamarca, por ejemplo, tiene dos diputados por proporción y consigue los tres adicionales de la Ley Bignone. O sea aumenta su representación de dos a cinco, más del doble. En cambio la provincia de Buenos Aires recibía por porcentaje de la población 67 diputados y le suman tres, proporcionalmente muy poco. Ni hablar de Tierra del Fuego: le correspondería uno y recibe los cinco establecidos como mínimo. 

Batallas

Como seguramente dirá la Cámara Electoral la situación actual es de inconstitucionalidad, pero la respuesta que vendrá del Ejecutivo y el Legislativo es que modificar el estado de cosas requerirá de una ley de muy difícil aprobación. Están los que sostienen que haberle otorgado diputados adicionales a las provincias chicas es injusto. Para eso ya está el Senado que iguala todos los distritos. Por lo tanto, una nueva ley debería abolir el mínimo impuesto por la dictadura, que siempre aspiró a darle más poder a las provincias más despobladas, supuestamente más conservadoras que los centros urbanos con mucha influencia peronista, socialista, de izquierda. 

Basta mirar el cuadro para percibir lo que significaría aplicar la proporcionalidad como único criterio. La Provincia de Buenos Aires se quedaría con 97 diputados, Córdoba con 21, Santa Fe con 20, recién en el cuarto lugar Capital Federal con 18. Y del otro lado, Tierra del Fuego con un sólo diputado y varias provincias con dos –Catamarca, Santa Cruz, La Rioja, La Pampa– en una cámara Baja de 250 integrantes. El argumento es que eso es lo que indica la Constitución y que el poder por distrito igual está en el Senado. Pero una cosa son los argumentos y otra será conseguir que semejante terremoto se convierta en ley. 

Números

Por supuesto que está la alternativa de corregir la inconstitucionalidad, aplicar las proporciones del censo 2010 y al mismo tiempo mantener las excepciones de la Ley Bignone: tres diputados adicionales por distrito y que no puede haber provincia con menos de cinco. Tampoco se disminuirían los legisladores nacionales de la Ciudad de Buenos Aires. Si se aplica esa fórmula mixta, la provincia de Buenos Aires llegaría a cien diputados, 97 por proporcionalidad y tres de la Ley Bignone. Significa que el distrito bonaerense tendría 30 diputados más que hoy. Es una enormidad, pero es lo justo y lo que marca la Carta Magna. 

Córdoba tendría 21 por proporción y los tres adicionales, en total 24, en comparación con los 18 que tiene hoy. Santa Fe subiría a 23, de los cuales 20 surgirían del porcentaje respecto de sus habitantes y los tres adicionales. Tendría cinco diputados nacionales más que ahora. Subirían también Mendoza de diez a catorce, Salta de siete a once, Chaco de siete a diez. A la Capital le dejarían los 25, aunque por proporcionalidad le corresponden 18, más los tres adicionales, 21. 

República

Los supuestos republicanos se quejan de la falta de representatividad, de la crisis de los partidos y otros lamentos con los que se tiende a denostar a la política. La Cámara Nacional Electoral los pondrá de cara a otra forma de falta de representatividad: hoy, vulnerando la Constitución, el voto de un bonaerense vale muchísimo menos que el de las demás provincias y lo mismo pasa con los votos de cordobeses, santafesinos, mendocinos, salteños y chaqueños. Lo que corresponde es que los diputados estén en proporción a los habitantes de cada distrito, porque ese es el criterio de representatividad. Sin embargo, la maniobra consiste en retrasar cualquier actualización porque hay cuestiones políticas de por medio: significaría darle más poder al peronismo y, no faltarán los dirigentes de provincias, que aunque corresponda quieren impedir que la provincia de Buenos Aires tenga más poder. 

Desde el punto de vista ideológico, sobre todo en temas sociales, los grandes conglomerados son más progresistas, hay más contacto con las corrientes de pensamiento más modernas y existe más presencia de obreros y empleados sindicalizados. En el caso de la votación del aborto, por ejemplo, en que 50 de los 70 bonaerenses apoyaron la ley, darle treinta diputados más a la provincia de Buenos Aires hubiera definido todavía con mayor nitidez el voto por la aprobación. 

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