El próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró ayer que la transición de gobierno será ordenada, pacífica y sin sobresaltos tras reunirse con el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, en el Palacio Nacional. “En todo este período tenemos que ponernos de acuerdo en muchos temas. Sobre todo para lograr que la transición sea de manera ordenada, pacífica y que no haya sobresaltos. Dando confianza en temas económicos”, apuntó el líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ganador en la contienda por la Presidencia el 1 de julio. 

López Obrador adelantó que hasta que el Tribunal Electoral de México lo nombre oficialmente presidente electo, no dará comienzo el proceso de transición de poderes, que se alargará hasta la toma de posesión del nuevo presidente el 1 de diciembre. 

“Llegamos a la conclusión, a propuesta del presidente Peña Nieto, de iniciar el proceso de transición una vez que el Tribunal Electoral emita el fallo y me nombre presidente electo; en tanto no exista este reconocimiento legal, no podremos iniciar el proceso”, explicó. Asimismo, el ganador de los comicios agradeció a Peña Nieto que “haya actuado de manera respetuosa” durante el proceso electoral y afirmó que “en general fueron unas elecciones libres y limpias”. López Obrador aseveró que en elecciones pasadas -contendió por la Presidencia sin éxito en 2006 y 2012- sufrió “un intervencionismo faccioso”, a diferencia de esta ocasión, en la que “se respetó el voto de los ciudadanos”. 

Con Peña Nieto abordó temas como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la construcción del Nuevo Aeropuerto de Ciudad de México y la reforma energética. que liberalizó la explotación de hidrocarburos. 

El encuentro empezó puntual a las 11.00 hora local en el Palacio Nacional, luego de que el líder de Morena hiciera una aparatosa llegada al estar rodeado de medios de comunicación y simpatizantes. 

López Obrador ganó la Presidencia de México con 53 por ciento de los votos en los comicios del pasado domingo, situándose a 30 puntos del segundo aspirante, Ricardo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN). 

Según informó la Presidencia en Twitter, el presidente mexicano recibió a López Obrador y manifestó la disposición del Ejecutivo para “llevar a cabo una transición ordenada y eficiente en beneficio de las mexicanas y mexicanos”. 

Más de 89 millones de mexicanos estaban llamados a las urnas el pasado 1 de julio para renovar 3.400 cargos, lo que convirtió estas elecciones en las más grandes de la historia del país. Además de presidente, se eligieron 128 senadores, 500 diputados, ocho gobernadores y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, además de miles de cargos locales. 

Morena y sus aliados tendrán mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado mexicanos, ampliando el gran margen de maniobra que tendrá el próximo presidente, López Obrador. De acuerdo con el avance del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), con 92 por ciento  de los votos escrutados, la coalición conformada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) obtendría 218 escaños de 300 asignados por elección directa. 

La segunda fuerza en la Cámara de Diputados la conformarían los partidos de la alianza integrada por el conservador PAN y los izquierdistas Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), con 67 escaños. En tercer lugar quedaría rezagado el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) en alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, que obtendría tan solo 15 diputados. 

Aunque los 200 diputados restantes no se darán a conocer hasta el próximo domingo, todo indica que el bloque Morena-PT-PES logrará la mayoría absoluta en esa cámara. “Este hecho beneficia a López Obrador en el sentido de que podrá sacar las reformas que quiere propulsar de forma mucho más fácil”, dijo ayer el investigador político Ulises Flores, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). 

Por otra parte, Manuel López Obrador, afirmó ayer que va a convocar al papa Francisco y a otros dirigentes religiosos y de derechos humanos para evaluar la seguridad en el país y lograr la paz. Tras reunirse en Palacio Nacional con el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, el líder de Morena explicó que ayer se reuniría con su equipo de seguridad para ver cómo enfrentan esta problemática en México, sumergido en una ola de violencia. “Hoy se va hablar sobre la convocatoria de dirigentes religiosos del mundo y de México, a dirigentes de organismos sociales y a defensores de derechos humanos, además de la invitación de la ONU”, apuntó en rueda de prensa López Obrador. Y “vamos a invitar al papa Francisco”, agregó cuestionado por los medios, tal y como ya había anunciado durante la campaña electoral. Todo ello con el “propósito de conseguir la paz en nuestro país”, agregó el izquierdista, que trabajará en su plan de seguridad desde “ahora y hasta finales de noviembre”, antes de tomar la Presidencia.

En rueda de prensa, de unos 40 minutos, el futuro presidente de México anunció que convertirá la residencia oficial de Los Pinos en “un espacio para las artes y para la cultura del pueblo de México”, y que él no vivirá en este espacio. También explicó que no usará el avión presidencial.  “No voy a trasladarme en aviones de gobierno, ni tampoco en helicópteros. Viajaré como siempre, en aviones de línea comercial”, indicó. Asimismo renunciará a la seguridad oficial. De esta manera, aclaró  que evaluará el uso de fuerzas de seguridad pública para su protección, especialmente del Estado Mayor Presidencial. Explicó que no va a desaparecer el Estado Mayor Presidencial,  sino que se va a incorporar a la Secretaría de Defensa. “Me va a cuidar la gente del pueblo y me van a cuidar ustedes”, dijo López Obrador, que antes y después de entrar a Palacio Nacional fue rodeado por multitud de medios de comunicación y simpatizantes en la calle.