Jorge Sampaoli arribó ayer a Buenos Aires, rodeado de un mar de versiones acerca de su futuro. El avión que trasladó al entrenador de la Selección desde Rusia llegó poco después de las 7 al aeropuerto de Ezeiza, y en el charter también llegaron los componentes de la delegación argentina, incluyendo los juveniles que hicieron de sparrings, el resto del cuerpo técnico y todos los directivos, entre ellos el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia. El único futbolista del plantel mundialista que retornó a Argentina fue el volante Enzo Pérez, quien tendrá unos días de vacaciones antes de sumarse a la pretemporada que River está realizando en Orlando.

Sin hacer declaraciones, Sampaoli se traslado desde el aeropuerto hacia el centro de entrenamientos que la AFA tiene también en Ezeiza, del cual se retiró en horas de la tarde, junto a un par de colaboradores. El técnico pasó casi en soledad las últimas horas en el Centro de Entrenamientos de Bronnitsy, el bunker en el que Argentina vivió su ilusión mundialista. A pesar de los malos resultados que concluyeron con la peor actuación desde el Mundial de 2002, Sampaoli expresó su deseo de continuar al frente de la Selección, al menos hasta la próxima Copa América, el año que viene en Brasil. Sin embargo, las críticas por la temprana eliminación en octavos de final ponen en duda su continuidad y se han echado a rodar un sinnúmero de nombres para reemplazarlo, aunque ninguno de esos técnicos fue contactado para plantearle el ofrecimiento. 

El ex técnico de la selección de Chile y del Sevilla de España firmó en junio de 2017 un contrato por cinco años al frente de la Selección Argentina, y si bien reconoce que cometió errores en Rusia, pide tiempo para desarrollar su plan.