“En estos diez años dije todo lo que tenía que decir, ahora que hablen los responsables”, enfatizó Beatriz Mendoza, quien en el 2004 impulsó la denuncia en la justicia por la presencia de sustancias tóxicas en las personas que habitan la cuenca Matanza Riachuelo, ella misma incluida.

Beatriz es psicóloga social y en el 2000 comenzó a trabajar en la unidad sanitaria de Villa Inflamable. Años después confirmó que su salud quedó afectada de por vida por la exposición a la contaminación del Polo Petroquímico. Y es por ella que lleva su nombre la causa en la que la Corte Suprema de Justicia emitió en el 2008 un fallo histórico y le exigió el saneamiento y la recomposición de la cuenca al Estado Nacional, a la provincia de Buenos Aires y a la Ciudad y así se conformó la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar).

Si bien la denuncia que encabezó Beatriz y otros vecinos fue presentada en el 2001, “fue cajoneada durante años” hasta que tomó impulso en el 2004 cuando se le dio curso a la demanda a los tres gobiernos que tienen jurisdicción sobre la cuenca y a 44 empresas, en reclamo por la recomposición del ambiente, la creación de un fondo para financiar el saneamiento de la cuenca y un resarcimiento económico por daños y perjuicios. La misma demanda después se amplió a los 14 municipios bonaerenses por los que se extiende la Cuenca Matanza-Riachuelo. Así se originó la causa “Mendoza Beatriz Silvia y otros c/Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo)”. Cuatro años después, la Corte emitió el fallo del que ayer se cumplieron 10 años.

Eran 16 las personas que trabajaban en la salita de Villa Inflamable y que fueron estudiadas por los efectos de la contaminación. Pero fue Mendoza con una compañera, también psicóloga, quienes siguieron de cerca y activamente la patología por la contaminación con el metal y decidieron presentar la demanda. Desde ese entonces la causa lleva su nombre. 

Hoy Beatriz Mendoza elige no hablar con los medios porque, según dijo, “en estos diez años” ya dijo “todo lo que tenía que decir”, y espera que “ahora hablen los responsables”.

Sin embargo, Beatriz no se calla, ya que en el décimo aniversario del histórico fallo sus palabras se escucharon a través de una carta que fue leída en el marco de una jornada que se realizó ayer en Villa Inflamable.