El misterioso sarcófago de granito negro hallado durante una excavación arqueológica en Alejandría prometía ser uno de los descubrimientos más importantes de la historia. Debido a la hechura del sarcófago, el material con el que fue hecho y el busto de alabastro tallado que se encontró a pocos centímetros de este, se pensó que podría tratarse de la tumba perdida del conquistador macedonio Alejandro Magno. Sin embargo, al abrir la reliquia arqueológica, el mundo se llevó una gran decepción. Los expertos del Supremo Consejo de Antigüedades de Egipto, determinaron que se trataba  de una sepultura familiar de gente de cierta importancia, pero de ninguna manera relacionada a las familias reales del periodo ptolemaico o romano. La tumba del conquistador sigue sin ser encontrada.