La noticia de la muerte de la rinoceronte Ruth y la jirafa Shaki generó una gran conmoción y muchas dudas sobre las causas del fallecimiento porque hace unos pocos meses removieron a los cuidadores experimentados a otros ámbitos del gobierno de la ciudad y hace sólo unos días la legislatura porteña aprobó en primera lectura la explotación por hasta 20 años de los edificios y otros espacios del llamado Ecoparque. Justamente los animales fallecidos ocupaban parte del espacio que se privatiza.

“El Zoológico está en estado de emergencia y crisis que amerita una intervención urgente”, aseguró a PáginaI12 Claudio Bertonatti, ex director del Zoológico de Buenos Aires y asesor científico de la Fundación Azara, quien luego de la muerte de la jirafa el martes pasado, presentó una denuncia en el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires para solicitar que se investiguen las causas de su muerte.

El ex Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires dejó de existir como tal en junio de 2016 para convertirse, según el Gobierno de la Ciudad, en un Ecoparque Interactivo. Desde entonces ha sido un limbo. No sólo porque no se sabe bien qué están haciendo y qué hacen con él, sino que en el mientras tanto los animales padecen o parecen estar en estado de abandono.  “Cuando el gobierno de la cuidad toma el zoológico había 700 animales, hoy hay 400 aproximadamente. ¿Qué es lo que pasó? ¿Dónde están los que faltan? Hay más de 100 que están muertos y hay cerca de 250 que fueron derivados”, se preguntó Bertonatti.

El pasado 28 de junio se le otorgó la concesión a privados y días después se desarrollaron las muertes de dos de las especies más significativas del parque. En la denuncia que presentó el asesor científico de la Fundación Azara, y que cuenta con el apoyo de las demás organizaciones sociales que pertenecen a la Coalición de organizaciones ambientales e instituciones veterinarias como Fundación Vida Silvestre, Aves Argentinas y otras instituciones preocupadas por la situación de los animales, Bertonatti explicó el cuadro de la rinoceronte que “inició un proceso diarreico. Contrajo una infección en la vulva y más tarde una infección generalizada que se tradujo en su muerte” y fue por esta razón que solicitó a la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (Ufema) que se “investiguen las causas de la muerte de la jirafa con un veedor externo al Ecoparque que fiscalice el procedimiento de necropsia”. 

Si bien no se hicieron públicos los resultados de la necropsia hubo trascendidos sobre los posibles causales de la muerte de la jirafa. “Hay dos úlceras perforadas en el estómago, lo que llevó a una peritonitis, y eso al desenlace de la muerte. Eso es lo que de alguna manera de forma extraoficial conozco”, explicó Fidel Baschetto, médico veterianario y profesor adjunto de la cátedra de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional de Villa María, de la Carrera de Veterinaria. “No se puede precisar, pero sí podemos hablar de varios factores que pueden ocasionarla las úlceras perforadas. Desde un problema de manejo en la dieta, pudo haber consumido algo incorrecto que eso muchas veces no está previsto, y a un estrés crónico. Que un estrés crónico puede ser relevante en este momento por la cantidad de cosas que se están haciendo dentro del zoo, ahora devenido en Ecoparque, y que esas obras con todos los efectos que produce la obra puede generar alteraciones, puede desencadenar estrés. Y quiero aclarar que cuando se habla de estrés crónico, no se habla de un estrés de 20 años sino de un mes, de veinte días. Un estrés es generalmente causado por un hecho que se repite cotidianamente y que le causa un factor desencadenante de un montón de situaciones hormonales que pueden llegar a generar algún tipo de trastorno como este”, explicó el médico veterinario. Y agregó: “Una úlcera generalmente es una enfermedad que de natural no tiene mucho, tiene más de vida artificial que natural. Tiene que haber un factor que la desencadene. Lo que sí tenemos que entender que es un animal que ha nacido en cautiverio y desde ya que no es el cautiverio lo que le generaba el daño, porque se puede llegar a precisar o entender que un animal cautivo sufre un estrés cotidiano y constante, y eso no es así porque un animal que ha nacido en cautiverio está acostumbrado a vivir en cautiverio, y que el factor estresante tiene que ser de otra característica”.

Luego de los resultados de los estudios sobre el cuerpo de la jirafa, Bertonatti amplió la denuncia. “Enterraron a los animales dentro del mismo Ecoparque, lo cual es una auténtica imprudencia que se puede transformar en una amenaza sanitaria tanto para los demás animales como para el personal de la institución y los visitantes, porque son dos animales que murieron por infecciones, la rinoceronte una infección generalizada y la jirafa de una peritonitis desencadenada por una úlcera pero se provoca todo un desarrollo infeccioso”, aseguró el ex director del Zoológico de Buenos Aires y sentenció: “Estas dos muertes no son dos hechos aislados sino que son dos ejemplos muy significativos de que el Ecoparque no está encausado hacia una verdadera transformación, y si uno a eso le suma los videos que aporté a la causa con recintos invadidos por ratas y de cucarachas como en el recinto de los chimpancés, eso permite dimensionar que las medidas de bienestar animal que se habían pregonado desde junio del 2016 por parte del ministro Andy Freire resultaron ser discursos vacíos, huecos, porque al fin y al cabo hoy nos encontramos con una situación más dramática que cuando la dejó la concesión. Nuestro zoológico hoy nos avergüenza, cuando hace 100 años era el orgullo nacional”.

Para el asesor científico de la Fundación Azara, el Gobierno de la Ciudad “se ha sacado de encima 14 cuidadores que tenían experiencia, incluso difamándolos” y sospecha de que los animales que hoy resisten en el Ecoparque no tengan “la comida en calidad y en cantidad adecuadas”. Además,  duda que tengan “los insumos necesarios para aplicar una política sanitaria  preventiva, no curativa” porque “una cosa es hacer muestreos sanitarios de forma programada y regular de la población de los animales para trabajar preventivamente, y antes de que se declaren las enfermedades, pero una vez que se declaran las patologías o enfermedades a veces se llega tarde, y estos dos últimos casos lo demuestran claramente”. 

Ya se votó la primera lectura del expediente que autoriza al Poder Ejecutivo a concesionar el uso y explotación de los edificios del predio y aún resta la audiencia pública que está prevista para el 29 de agosto. Luego vendrá una segunda votación para que se convierta en ley. Por un lado, el defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad Gabriel Fuks aseguró: “Esperamos que las obras no estén generando un impacto negativo, que ponga en peligro la vida de los animales que ahí se albergan”, dijo y, en ese sentido, advirtió que “en este proceso es necesario respetar las recomendaciones de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos en lo atinente a la preservación del patrimonio que se puede ver afectada por las intervenciones en el predio, así como en el proceso de concesiones”.

Para Enrique Viale, abogado ambientalista “hay una intención de abandonar el lugar. Hay un espectacular negocio inmobiliario detrás, la construcción de estos eufemismos a los que nos tienen acostumbrados el Gobierno de la Cuidad como el control de la ciudad, la ciudad verde, el ecoparque, todo es un eufemismo creado para favorecer la liberación de estas tierras, las más valiosas de la Argentina. Y en ese sentido no podemos dejar de relacionar que a fines de junio se votó en la Legislatura la privatización de más de 20 espacios y que hace más de una semana muere justamente un rinoceronte que tiene uno de esos espacios que van a concesionar y ahora muere una jirafa que es otro de los espacios también a privatizar”.