Con la vuelta de la actividad judicial se espera que esta semana la Cámara Nacional Electoral tome una decisión con respecto a la intervención resuelta por la jueza María Servini sobre la conducción del Partido Justicialista. Las versiones que circulan en Tribunales aseguran que el camarista Santiago Corcuera tendría listo su fallo a favor de dejar sin efecto la medida mientras que su compañero Alberto Dalla Via no vería con malos ojos que continuara la intervención pero con un formato más presentable que la que encabeza el gastronómico Luis Barrionuevo, tal vez con un triunvirato a cargo. Entre los abogados que litigan a favor de la conducción desplazada esperan que prevalezca el criterio del fiscal Jorge Di Lello, que en su dictamen fue lapidario contra Servini. La decisión tiene su importancia porque marcará el perfil del principal partido de la oposición en el arranque de la competencia electoral y podría modificar también el marco de alianzas para 2019.

En verdad, se esperaba que la Cámara tomara su decisión antes de la feria judicial. La jueza Servini firmó su fallo el 10 de abril y la conducción intervenida apeló al otro día. La causa no parece de una complejidad tal que necesite demasiado estudio, lo que podría probar que efectivamente hay diferencias entre los dos camaristas que tienen en sus manos el expediente. “Estamos ansiosos esperando que la Cámara falle. Sabemos que no tiene plazo pero creemos que los tiempos ya fueron suficientes. Al tratarse del principal partido de la oposición y ante el cuadro de emergencia que vive el país, el justicialismo no puede continuar en la situación irregular en la que se encuentra”, consideró el diputado sanjuanino José Luis Gioja, el presidente desplazado del PJ. 

La intervención barrionuevista –que en sus inicios buscó mostrarse activa con un par de reuniones y denuncias mediáticas para luego entrar en un rápido ocaso– trató de estirar la definición con algunas impugnaciones judiciales, pero ahora la presunción general es que el fallo saldrá esta semana.

El optimismo alrededor de Gioja se basa en el dictamen de Di Lello. Con un pasado de militancia peronista, el fiscal federal no fue consultado por Servini antes de decidir de manera sorpresiva la intervención a partir de un reclamo que le presentó un grupo de sindicalistas barrionuevistas encabezados por el triunviro de la CGT Carlos Acuña. Repasar los términos de ambos escritos –el de la denuncia de los sindicalistas y el del fallo de Servini– sigue resultando llamativo por los párrafos dedicados a cuestiones que parecen alejadas de la órbita jurídica. 

Ese fue un punto en el que hizo hincapié Di Lello, cuando al fin la Cámara le requirió la opinión que no quiso conocer Servini. “Los fundamentos de la sentencia, en su totalidad, han sido de carácter político y no jurídico, lo que evidentemente condujo a que se arribara a una conclusión alejada de los preceptos legales y de la razonabilidad que deben acompañar a cualquier intervención jurisdiccional”, escribió Di Lello en su duro dictamen. También destacó que la jueza incluyó las derrotas electorales del justicialismo como causal de intervención y que si la Cámara confirmara ese curioso criterio de ahora en más los jueces “se verían compelidos a intervenir a las agrupaciones que resultaren desfavorecidas o perdidosas en los comicios”. 

Los abogados del peronismo desplazado no ven posible la supuesta intención de Dalla Vía de designar una nueva intervención, más amplia y prestigiosa. “No es viable, sería otra medida política como la que tomó Servini porque no hay razones objetivas para una intervención”, respondían.

En caso de que Gioja recupere esta semana la jefatura del PJ, su intención es reiterar su propuesta de un partido de “puertas abiertas” y en la búsqueda de un frente “lo más amplio posible” para el año próximo, con el peronismo como eje. En esa lógica entran desde el peronismo federal o dialoguista de Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y Sergio Massa hasta el núcleo más opositor que representan Cristina Kirchner, Alberto Rodríguez Saá, Agustín Rossi y Felipe Solá, por nombrar a quienes cuentan con aspiraciones presidenciales. 

No obstante, cerca suyo también remarcan que el PJ debe ser un partido claramente opositor a Cambiemos y deslizan el concepto de “la unidad posible”. Es que Pichetto y Urtubey ya revelaron días atrás su convicción acerca de que Cristina Kirchner será candidata y que ellos no van a participar de ese armado, que imaginan por afuera del PJ. “No puede ser que se muestren más enemigos de Cristina que de Macri, ahí hay un punto que para nosotros es insalvable. El enemigo es Macri”, subrayaban cerca del sanjuanino. También que Pichetto siempre resalta que CFK creó Unidad Ciudadana como prueba de su alejamiento del PJ oficial, pero nunca dice lo mismo de Massa, quien lanzó el Frente Renovador incluso unos años     antes que ella. 

Las diferencias entre los dos sectores parecen hoy infranqueables y ahí es cuando cobra relevancia la decisión que debe tomar la Cámara Electoral. Un fallo a favor de la intervención barrionuevista pondría al peronismo en línea con los deseos del sector de Pichetto, con dos armados diferenciados con la ilusión de revertir lo ocurrido en 2015 y que sea el candidato de este sector –que llevaría el sello del PJ oficial– el que compita en el ballottage con Macri. En cambio, una decisión que devolviera el partido a la conducción encabezada por Gioja hará revivir las negociaciones por un frente opositor unido, aunque sea el de “la unidad posible”, que incluya a todos los que se sientan en la vereda opuesta al macrismo.