Página/12 les consulta a Mercedes Morán y Ricardo Darín qué pueden encontrar en la película aquellos espectadores que no entran en la franja etaria de la pareja protagónica: por ejemplo, un joven y alguien de la tercera edad. Darín toma posición: “Puede haber visiones muy diferentes. La tercera edad no va a rescatar absolutamente nada (risas). No hay nada que les podamos contar, ya saben todo, estén enterados o no ya lo saben. Y a la pendejada no creo que le interese en lo más mínimo porque forma parte del ph de la juventud creer que lo sabés todo, ir hacia adelante con coraje, con audacia ir a reventarte contra una pared y te cuesta mucho aceptar que estás en condiciones de recibir un tipo de aleccionamiento, o consejo”. Darín cree que El amor menos pensado “es una película dirigida a una franja amplia pero que baña un poco el final de la híperpendejada y extiende un poco el brazo un poquito más allá, puede arañar la tercera edad, pero no demasiado tampoco porque están con los nietos, están con otra historia (risas). Morán anhela que la película sirva o sea fuente de inspiración “de tranquilidad en cuanto a que el amor cuando existe no te impide hacer cosas de forma libre”. La actriz considera que “estaría bueno no temerle tanto a la libertad y a la falta de control del otro. Hay que perder el miedo a hacerse preguntas y otorgarte el derecho a respondértelas con los instrumentos que tenés”, concluye.