Andrea, Yanina y Lucía charlan animadas a pasos de la carpa Safina Newbery, donde integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ofrecían maquillar a los manifestantes. Las tres mujeres tenían brillos y pintura verde en la cara. “Vinimos porque queremos que sea ley”, dijo Lucía, de 19 años, que estaba orgullosa de que esta fuera la primera vez que asistía a una movilización y “poder hablar por las que ya no están”.

“Yo tengo una amiga que murió a los 33 por haberse practicado un aborto clandestino y dejó cuatro hijos”, le contó Andrea a PáginaI12. Ella tuvo a Yanina, su hija, cuando estaba en el secundario. “Toda mi familia quería que abortara, pero decidí tenerla porque es lo mío, tenés que poder elegir”, aseguró Andrea, quien después interrumpió dos embarazos. Hoy es madre de dos hijas.

Para Yanina, la marcha fue “una experiencia hermosa” y afirmó que sirve para visibilizar los problemas que atraviesan las mujeres. “Mi ginecóloga no me quiso poner un DIU porque todavía no fui madre. Yo tengo información y sé que es incorrecto lo que me dijo, pero no todas las chicas tienen esa oportunidad”, contó.

A pesar de que los votos en el Senado no favorecían la sanción del proyecto, todas se mostraron optimistas. “Será en 2019, ya no nos callan más”, aseguró Lucía.


Frente a la Plaza Congreso, Romina y Mariela caminaban y sacaban fotos. Ambas adolescentes estaban vestidas con una capa roja y una cofia blanca, el atuendo de las criadas en The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada), la novela de Margaret Atwood. La escritora manifestó su apoyo a la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en Argentina. “Empecé a ver la serie y me gustó el mensaje. Muestra cómo podríamos terminar si no se legaliza el aborto y nuestros derechos siguen siendo marginados”, le dijo Romina a este diario. 

Mariela, compañera de colegio, contó que tuvo que mentirle a su familia para asistir a la vigilia. “Les dije que me quedaba en la casa de Romina”, afirmó. Su tía y su abuela son muy religiosas y están en contra de la ley de IVE. “Mi tía me dijo que las feministas se quejan porque las matan, pero después van y quieren matar bebés inocentes”, sostuvo.


Florencia llegó desde La Plata con su hija Antonia, de 11 años, y un grupo de amigas. “Es la primera vez que vengo a una marcha. Me gustó la manera en que se manifiestan”, dijo la niña. Su madre relató que la idea de asistir “fue algo mutuo”. “Ella ya estaba con el pañuelo colgado antes que yo”, afirmó Florencia. Las dos se tiñeron un mechón del pelo de verde antes de tomar el tren que las trajo a la Ciudad de Buenos Aires. “La gente cantaba, estaban todas de verde”, contó.

Para Florencia, es necesario que se apruebe la ley “para evitar más muertes”. “Acá el que tiene plata no muere porque puede pagar un aborto en una clínica, son las pobres las que mueren”, sostuvo y resaltó que la ley “no obliga a abortar a nadie”. “Que exista el Matrimonio Igualitario no quiere decir que están todos obligados a casarse con alguien del mismo sexo”, ejemplificó Antonia.

Ante el pronóstico desfavorable en el Senado, Florencia opinó que “hay que seguir, esto ya está instalado”, mientras que su hija dijo que se sentiría “decepcionada y angustiada porque mientras no exista la ley van a seguir muriendo mujeres”.


Sobre Callao están dispuestas carpas de organizaciones políticas y sociales. Abajo de un toldo azul donde algunos se refugian de la lluvia estaba Camila, integrante de la cooperativa textil Azucena, nombrada en honor a la fundadora de Madres de Plaza de Mayo. “Nuestra textil está conformada por mujeres que fueron víctimas de violencia y necesitan trabajar para salir de esa situación y seguir con su vida”, sostuvo. La cooperativa, que también forma parte del Frente de Mujeres, ofrecía remeras estampadas y pañuelos y cintas verdes mientras desde un parlante sonaba Gilda. Una chica se acercó sonriente a llevarse un pañuelo. “Los míos los regalé todos”, se justificó. Después de pagar, Camila la despidió con la frase: “Que sea ley”.

Informe: Ludmila Ferrer.