Un desencadenante dramático y con olor a noticiero –un balazo en la cabeza de un detective, que queda veinte años en coma– es el disparo inicial de un relato policial que, en cuanto toma forma, ajusta el tono y se mueve con comodidad en el polígono de la anacronía, al punto de coquetear con la nostalgia de los ‘90 y hasta con el humor. Se trata de Falco, la serie mexicana que estrenará aquí TNT Series hoy a las 23, y que pone su eje en la reinserción, en el mundillo policial actual, de un policía vintage, llegado en vuelo directo -bueno, con escala en la cama del hospital- desde aquel remoto y tosco universo anterior a Internet. 

La idea del policía que salta en el tiempo y que se convierte automáticamente en un pintoresco dinosaurio de la vieja escuela parece resultar rendidora más allá de las fronteras. Tiene su origen en una serie original alemana de 2010 (Der letze bulle, algo así como “El último policía duro”) y ya ha tenido adaptaciones en Francia, Japón, Rusia y hasta en Estonia, todas anteriores a esta versión “latinoamericana”, que es una coproducción mexicana-colombiana-estadounidense, situada en México y con protagonista argentino: el detective Falco es interpretado por el actor porteño Michel Brown, quien para la TV local tiene su propio recorrido “a lo Falco” (aunque sin balazo ni coma, por suerte), ya que inició su carrera en 1993 como uno de los chicos de Cris Morena en el hit noventoso adolescente Jugate conmigo, luego de lo cual mudó su carrera a México y Colombia, en cuyos mercados televisivos construyó una trayectoria que vuelve a traerlo, hoy, a las pantallas locales. 

La transformación tecnológica ocurrida desde los ‘90 hasta hoy, con un policía como injertado de Arma mortal, que arrastra métodos y costumbres literalmente de otra época y los aplica con éxito en el presente, es un espacio fértil para la comedia, aún en medio del drama: al salir del coma noventoso, el inspector Falco no sólo descubre que el mundo es otro, sino que también su familia es otra, ya que su hija ha crecido y su esposa rehízo su vida con otro tipo. PáginaI12 entrevistó a la actriz mexicana Marina de Tavira, quien en la serie interpreta precisamente a la esposa del policía regresado, Carolina Falco. Su personaje vive su propio “efecto-Falco”, ya que se encuentra, de pronto, con que el amor que creyó haber perdido hace 20 años está vivito, coleando y dispuesto a recuperar lo que fue suyo. 

–Su personaje y el de Falco experimentan un choque de dos épocas. ¿Haber vivido en los ‘90 y vivir ahora es como haber sido parte de dos mundos distintos? 

Marina de Tavira: –Bueno, mi personaje, Carolina, no lo ha notado así porque ha seguido el transcurso de su vida… Falco se perdió veinte años y fueron veinte años muy especiales, muy rápidos. No nos damos cuenta de cuánto cambió el mundo en estos veinte años. En la serie hay mucha nostalgia, pero esa nostalgia supone algo divertido a la vez. Los años ‘90 eran un mundo tan desconectado, con conexiones más lentas, con eso de tener que esperar hasta llegar a casa para recibir una llamada telefónica. Es extraño pero no hay vuelta atrás: vamos hacia adelante. Toda esta tecnología con la que convivimos ya no nos deja saber cómo resolver algunas cosas. El futuro es inevitable, pero mirar atrás siempre es un aprendizaje. Falco lo entiende así y eso le da un plus.

–Esta historia ha tenido adaptaciones en distintos continentes, ¿cómo es la versión mexicana que muestra Falco? 

–Esta adaptación tiene lugar entre tanta violencia… Y presenta una Policía honesta, que simplemente quiere resolver los crímenes. Cada episodio plantea un caso para resolver y esos casos están adaptados a circunstancias que efectivamente han pasado en México, a veces vinculados con cuestiones políticas, sociales, como el narcotráfico. Diría que es un thriller de suspenso policíaco, con algo de Sherlock Holmes mexicano. 

–¿Cómo es estar casada con un detective? 

–Es –debe ser– una vida de mucha adrenalina, de inseguridad angustiante y de un miedo constante a que pase lo que en la serie, efectivamente, termina pasando: que tu marido reciba un balazo. Esa incertidumbre hace que la vida sea todo lo contrario a algo aburrido. El caso de Carolina es especialmente violento, porque esa vida le dura muy poquito. Cuando Falco recibe la bala y cae en coma, la relación entre ambos recién empezaba. Eran jóvenes, se habían casado hacía poco, tenían una hija de dos años y Falco era policía desde hacía poco tiempo. Mi personaje termina conociendo poco de esa vida, o conociendo su peor lado demasiado rápido. Psicológicamente, trabajé mucho para abordar la situación insólita que vive mi personaje. No se parece a nada que viví, claro. Es, casi, como si alguien muerto reapareciera. Es como haber tenido un duelo, una pérdida, haber salido adelante, haber dejado pasar mucho tiempo, y de pronto recuperar el amor, la familia. Es una aparición. Es como si volviera el gran amor de tu vida, de cuando eras joven, sólo que ya ni siquiera eres joven. En Falco hay una relación de mucho tiempo, por eso la química con Michel fue importante. La serie comienza con un reencuentro, con un amor del pasado que regresa sorpresivamente. Fue muy intenso cómo me agarró de la mano. Es muy interesante tener 15 capítulos para desarrollar un personaje, es algo increíble que tienen las series. Vives un tiempo esa vida también, la de tu personaje, en tiempo real.