El Gobierno anunció ayer cambios a la baja en las condiciones laborales de los trabajadores hidrocarburíferos en Vaca Muerta como punto de partida para un supuesto despegue de la inversión privada en ese yacimiento no convencional. Voceros oficiales anticiparon inversiones millonarias  partir del acuerdo, a pesar de que la incidencia de las modificaciones laborales no representan un cambio drástico en los costos. Sin embargo, el presidente Mauricio Macri catalogó al acuerdo como “revolucionario”, con la intención de ubicarlo como una señal hacia al sector petrolero en particular y para todo el arco empresario en general. “Acuerdos de este tipo necesitamos en todo el país en todos los sectores”, dijo. Es el primer paso del Gobierno para reducir derechos de los trabajadores en favor de las empresas.

Macri encabezó el anuncio en Casa de Gobierno con la asistencia de todos los miembros del Gabinete salvo, paradójicamente, la del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, tuvo un papel protagónico, sentado al lado del secretario general del sindicato de Petróleo y Gas privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra. Alrededor de Pereyra se tejieron en las últimas horas dudas sobre el grado de apoyo a la iniciativa oficial, aunque el propio gremialista defendió públicamente el acuerdo. De todas formas, el convenio no se firmó “a raíz de que el sindicato todavía resta presentar documentación y el Ministerio de Trabajo no homologó los cambios”, explicaron desde la cartera que dirige Aranguren. Agregaron que se espera la rubrica para antes de fin de mes.

El punto nodal del acuerdo es la introducción de una adenda al convenio laboral de los petroleros de yacimientos no convencionales que se desempeñan en Neuquén, Río Negro y La Pampa, aunque apunta directamente a la explotación en Vaca Muerta, ubicado básicamente en la cuenca neuquina.

Algunos de los cambios más significativos son los siguientes: 1) eliminación de las “horas taxi” por las cuales la jornada laboral se consideraba iniciada cuando el trabajador salía de su domicilio; 2) reducción de la cantidad mínima de operarios por pozo; 3) jornada laboral de 8 horas para operación y mantenimiento de pozos, de lunes a viernes, en reemplazo de la actual, que incluye fines de semana y feriados con salario por lo menos duplicado, y eliminación horas extra; 4) incorporación de tareas nocturnas a la jornada regular; y 5) la operación a nivel de superficie continua normalmente sea cual fuere la velocidad del viento y en altura se suspenderá al superarse una velocidad de 60 kilómetros por hora, por encima del límite de 30 km que rige en la actualidad. Algunos de esas modificaciones en el convenio se venían discutiendo hace dos años por presión de las empresas, aunque tomaron otra velocidad con el macrismo.

Todavía no está claro cuál es el impacto en la ecuación de costos de las petroleras. Una fuente de la industria dijo a este diario que podría llegar al 20 por ciento del costo de cada pozo, otro especialista ligado a las empresas calculó que ese porcentaje no supera el 15 por ciento. Para Diego Mansilla, economista especializado en temas hidrocarburíferos, “el costo laboral es bajo en la exploración de riesgo, como en Vaca Muerta. Los cambios anunciados no mueven la aguja de las empresas para decidir una inversión de miles de millones de dólares. Tiene mucho más impacto en los costos la inversión en las máquinas perforadoras, insumos como los tubos, la tecnología 3D y servicios”. Además, la apreciación cambiaria que el sector espera para este año, dada por una inflación por encima del movimiento del dólar, podría licuar en dólares la reducción de costos.

El Gobierno también anunció la eliminación de las retenciones a la exportación de petróleo, que hoy son casi insignificantes, y la extensión del Plan Gas que garantiza un precio mínimo hasta 2020. Ese plan vencía a fines de año. De todos modos, los especialistas en la materia coinciden en que la única modificación de peso es la del campo laboral.

Miguel Angel Gutiérrez, titular de YPF (que cuenta con la concesión de casi un tercio de Vaca Muerta) celebró el acuerdo y dijo que la inversión de la empresa este año será de 2300 millones de dólares en no convencionales. En tanto, Pereyra dijo que “tenemos un convenio colectivo firmado en 2012 que no se toca, no hay flexibilización laboral. Lo único que hicimos fue una adenda para incorporar el no convencional”.

Macri felicitó a Pereyra públicamente. Le dedicó que “con Guillermo empezamos a hablar hace varios meses sobre la necesidad de cambiar esa Argentina chica, del miedo, en la que cada uno quiere aferrarse a lo que tiene, que cree que es una pequeña ventaja y que nos impidió crecer. Necesitamos una Argentina con coraje”. Sin dar detalles, el mandatario dijo que el Gobierno se comprometió para el “desarrollo de infraestructura” y que “las empresas prometieron inversiones de 5 mil millones de dólares para este año”. “Esto va a ser una verdadera revolución del trabajo alrededor de este recurso natural. Una revolución de empleo en todo el país. No tenemos dimensión de lo que puede llegar a pasar”, agregó Macri. 

Desde hace un tiempo, el Gobierno instaló el debate sobre la reducción de los costos laborales, que implica una transferencia de ingresos desde el trabajo al capital. En ese contexto, pretende marcar, para el gusto del empresariado local e internacional, que el convenio para Vaca Muerta es una señal del compromiso oficial en ese camino. “Cuando los demás actores económicos vean lo que se está logrando en el sector petrolero, se van a replicar acuerdos similares en el resto de la economía”, resumió Aranguren.