Las últimas acciones judiciales contra Milagro Sala fueron promovidas por Matías Ustarez Carrillo, quien la condenó a pagar una multa por encabezar un acampe de protesta, pero a la vez la proscribió durante tres años en su condición de dirigente social. Y por el juez de control a cargo de la feria, Jorge Zurueta, quien el fin de semana encabezó un show mediático para secuestrar autos de los hijos de la dirigente indígena de la mano de un texto que más que plantear hipótesis de investigación los condenaba. Matías Ustarez Carrillo fue designado por el gobierno de Morales el 20 de enero de 2016 como juez de faltas, pero lo que llama la atención es un abrazo con cara de felicidad delante del escudo radical. Zurueta es más conocido porque es sobrino del patriarca de la UCR local Próspero Nieva, padre putativo de Gerardo Morales en la posdictadura. 

Es difícil no salir a buscar estos antecedentes al leer el modo en el que los actores del poder judicial de Jujuy escriben los fundamentos de sus textos. El último domingo mientras el periodista Horacio Verbtisky publicaba una nueva pieza de la denuncia contra el testigo falso del juicio Cochinillo René Arellano, esta vez por el recibo de un millón de pesos, a su nombre y el de sus consortes, la provincia respondía con allanamientos a capa y flashes sobre autos de alta gama. En medio de la feria judicial, Zurueta encabezó el operativo que aterrorizó a las mujeres detenidas que iban recibiendo las noticias de a fragmentos en el penal del Alto Comedero, convencidas de que el cerco e cernía sobre todo lo que había quedado afuera. El texto de diez carillas llama la atención por la carga de violencia. Zurueta habla de “Jefa Suprema” de la Organización para referirse a Milagro Sala. Menciona desfalcos “millonarios” sin otras pruebas aparentes que sus conjeturas para decir, por ejemplo, que Milagro Sala “conformó una asociación ilícita destinada a perpetrar sistemática y metódicamente fraudes a la administración pública de proporciones millonarias”. 

  La Tupac Amaru sacó un comunicado para explicar lo obvio: que es una organización barrial que construyó viviendas, centros de salud, polideportivos, escuelas, que ha atendido desde su nacimiento las necesidades de los mas vulnerables que no encontraban las respuestas que tenía que dar el Estado y que hoy les está volviendo a negar. “Por eso –señalaron– necesitan condenar a la Tupac, ejemplo de organización colectiva y comunitaria que ha reivindicado los derechos de las personas y que ha trabajado desde su constitución para dignificar a los mas humildes”. Un dato que la “justicia” de Jujuy jamás menciona en los informes. 

En ocasiones los nombres de quienes intervienen en las causas de Milagro Sala traen aparejadas confusiones. Hay homónimos sin parentescos, pero también mucha cartografía de parientes a través de los cuales pueden reconstruirse los organigramas de los distintas estructuras del Estado. Un caso es Mario Juárez Almaráz, el presidente del TOF 1 que condenó a Milagro Sala por el escrache. El magistrado tiene un hermano también llamado Mario Juárez Almaráz que también es juez federal, pero de la provincia de Salta. Uno se llama Mario Marcelo y el otro Mario Héctor. Los Zurueta son un ejemplo distinto. Federico Zurueta fue fiscal federal del juicio de los huevos. Y Jorge Zurueta es el juez de control provincial que está ahora a cargo de la feria judicial. No son parientes, pero en Jujuy se conoce a las dos familias por sus tradiciones radicales. A unos se los conoce como los gringos y a otros como los morenos. Jorge Zurueta, el juez de los autos, es de familia y militancia radical. Como recuerda el sitio Prensa Jujuy, es sobrino del legendario Próspero Nieva, patriarca del partido radical de Jujuy, diputado nacional entre 1983-1987 y padre de Alejandro Nieva, uno de los funcionarios radicales a quien Milagro Sala escuchó durante el juicio oral por los escraches. En 2009, Alejandro Nieva era segundo de la Auditoría General de la Nación, debajo del entonces director Leandro Despouy. Acompañó a Gerardo Morales para la conferencia del Consejo Profesional de Ciencias Económicas y luego a hacer la denuncia en la que sin una sola prueba el entonces senador acusó a la dirigente de haber organizado la tirada de huevos. 

Los Nieva son con los Morales parte de lo que los jujeños mencionan como los clanes radicales, las familias que se repartieron el poder. Morales es el heredero político de Próspero y Alejandro Nieva es una suerte de alguacil sin demasiado carisma al que le tocó en suerte sostener el armado extraterritorial. “Próspero Nieva es el dirigente histórico de la UCR de aquí en Jujuy”, dice el historiador Reynaldo Castro a PáginaI12. “El hombre que siempre representó el conservadurismo dentro del Partido y que supo hábilmente cooptar a la juventudes que en los ochentas estaban lideradas por Gerardo Morales, que aparecía como líder de la Franja Morada. Próspero negoció para que su hijo tenga una carrera. El Auditor Nieva fue además un diputado que crecía porque Gerardo ocupaba lugares en el Partido y lo llevaba asociado a Alejandro”. 

A ese linaje tributa también Zurueta. En la historia de la crisis de 2001 aparece como secretario del juzgado penal. Para entonces, el juez era el Juárez Almaráz de Salta. Y en la calle confluían los movimientos sociales que todavía reunían al Perro Santillán y Milagro Sala. Mas tarde fue fiscal. Y en 2013 dejó en suspenso un acuerdo que le había dado la posibilidad de tomar el cargo de juez y asumió como secretario de Seguridad del Gobierno de Eduardo Fellner. 

“Zurueta fue el hombre que presentó las denuncias contra nuestros compañeros por las movilizaciones”, dice a PáginaI12 el dirigente de la CTA Nando Acosta. “Hoy en día tenemos causas penales que fueron iniciadas por la denuncias de él como la que se hizo contra el compañero Pablo Nina, con una denuncia totalmente arbitraria. Lo denunciaron mientras estaba hablando con Zurueta y lo pusieron como responsable del intento de voltear las rejas de Casa de Gobierno. Y él fue quien hizo la denuncia. Fue el responsable de aplicar los operativos de represión y organizar las denuncias”. El propio Acosta lo recuerda como secretario en el 2001 cuando estaban altas las olas de protestas y él fue uno de los que llevaron a la cárcel.

En esa arquitectura del poder jujeño, Jorge tiene un hermano llamado Pablo Zurueta que también encontró conchabo como adjunto en la Defensoría del Pueblo de Jujuy.