Se puede estar de acuerdo o no con el uso de la x, el @, la e o la instalación del “todos y todas” en cada frase; pero es indiscutible que el feminismo está revolucionando el lenguaje. Y a través del mismo, hace evidente, visibiliza lo naturalizado: una sociedad machista, que reprime y oculta a la mujer y la ubica en el hogar, al cuidado de hijes y la somete a trabajos más precarios. El patriarcado que violenta a la mujer en lo cotidiano y en situaciones extremas la lleva a la muerte, pero de la mano de la revolución feminista, “se va a caer”. El mensaje es claro y fuerte.

Como decía el lingüista marxista Valentín Voloshinov, la palabra (la comunicación) es una arena de lucha de clases, de ideas. Una disputa por el sentido, que moviliza y se hace carne en la sociedad. Y el movimiento feminista parece tenerlo claro y dar cátedra, teoría y práctica, sobre la comunicación como dimensión esencial a toda lucha y todo cambio cultural. A horas del rechazo por parte del Senado del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, empezó a resonar la frase “Ganamos en la calle” que resignifica en victoria el resultado negativo en la Cámara. Y que expresa un sentimiento, a la vez que promueve la acción, en la calle, en las instituciones, en los grupos de amigues. La sororidad en marcha continua y constante que está cambiando todo.

Un despliegue de palabras, imágenes, canciones y acciones. Y el pañuelo verde como estandarte que simboliza esta revolución, son parte de una batería de herramientas puestas a jugar en el marco de una estrategia comunicacional fenomenal, ejemplar, que se hace presente en todos los ámbitos, en el trabajo, en los grupos, en las redes, en las familias, en los espacios públicos. 

Una comunicación que cuenta además de profesionales de la comunicación, con las pibas, adolescentes, que conocen como nadie el manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y a través de las redes sociales despliegan memes, frases, creatividad, que calan profundo en el imaginario social de les más jóvenes. Es muy clara la imagen de un movimiento que, de la mano de las más antiguas, conlleva no obstante energía joven, con aires de renovación y novedad. Otro mensaje claro.

El lenguaje es cuerpo decía Merleau-Ponty. Y configura formas de pensar y de hacer, de ser. La puesta en acción, que también comunica. De los encuentros nacionales de mujeres que se vienen llevando a cabo al Ni Una Menos, atravesados por la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito. Talleres, encuentros, intervenciones culturales. Música, fiesta, alegría. Acciones que en sí mismas generan una multiplicidad de sentidos sobre el movimiento, que se transforman en herramientas potentes de comunicación. Una carga de significaciones que transmiten una idea de celebración, de fiesta, de alegría; que comunica como en pocas ocasiones la idea de colectivo, unido por sobre las diferencias que existen. Una manada de mujeres hermanadas en la lucha que expresan así su fuerza. Tanto hacia adentro como hacia quienes observan. “Ahora que sí nos ven” gritan con toda su energía. Un movimiento con una estrategia de comunicación que trasciende los límites de nuestro país  y es acompañado por acciones en las principales ciudades del mundo (y en otras más recónditas). En simultáneo, en vivo, en cuerpos (o cuerpas). Las mujeres feministas comunican también otra forma de hacer política. La forma de organización del movimiento, que tiene sus vertientes y sus referentes, es no obstante la de un entramado que parece borrar personalismos y realzar ideas, que crece desde abajo. Que no expulsa ni empuja sino que más bien hace simbiosis entre sus diferentes componentes para fortalecerse. Y crece, incide. “Nacional, popular y feminista” dijo la ex Presidenta de la Nación en su alocución en el Congreso para dar cuenta de lo que se viene. Otro mensaje bien claro: ser mujer está cobrando otro sentido y demandando otro lugar en la sociedad y nadie puede hacerse el distraído.

La comunicación feminista, transversal e inclusiva, ya es un hecho y está construyendo sentidos que son fundamentales para todo cambio en la sociedad. Seguramente escribo estas palabras desde una matriz machista aunque intente con toda la fuerza lo contrario. Pido perdón por no conseguirlo del todo; los varones estamos en deconstrucción y ya vamos a aprender de la mano, puño verde en alto, de las compañeras.

* Comunicador social y docente UNQ.