Con la mira puesta en el choque del miércoles contra Racing por Copa Libertadores (0-0 en la ida), River empató anoche con Argentinos 0-0 como local y sigue sin ganar –ni anotar– en la Superliga. Para el Bicho, que tampoco marcó en el torneo, fue su segundo punto.

Con el lastre de tres empates consecutivos sin goles (Racing, por Libertadores, y Huracán y Belgrano, por Superliga),  Gallardo volvió a apostar por superpoblar el mediocampo. Con Ponzio en la recuperación y Palacios para limpiar la salida, el fútbol pasaría por el trío Martínez-Fernández-Quintero. Pero nada les resultó fácil a los volantes millonarios. Principalmente, porque Machín y Alexis Mac Allister se repartieron muy bien las marcas del colombiano y el ex Huracán, respectivamente. La virtud del volante eternamente rubio y del menor de los hijos del ex defensor de la Selección fue la de pararse por delante de sus marcas, incomodando la recepción y obligándolos a retroceder en el campo.

Aún así, alejándose del área rival para entrar en contacto con la pelota, Quintero fue de lo mejor de la primera parte. El colombiano intentó meter varios de sus característicos pases entre líneas para sorprender al Bicho, pero nunca encontró una respuesta acorde entre sus receptores. Fernández, por su parte, fue quien más peligro llevó al arco de Chaves. La fórmula del ex Gimnasia fue la de tocar rápido y picar al área, aprovechando a Pratto como imán de marcas, y llegar a posición de gol, aunque sus buenas ideas chocaron con sus continuas exageraciones para engañar al árbitro. 

Del otro lado, lejos de disputar la tenencia de la pelota y apelando a cortar el juego con infracciones, el Bicho fue quien mejores situaciones de gol tuvo en el primer tiempo. La más clara llegó a los tres minutos cuando Junior Benítez habilitó a Méndez, que metió un zurdazo que pasó muy cerca del arco de Armani. Aunque exagerado en algunos lujos, el ex Boca fue de los más activos en Argentinos –junto al tanque Bobadilla–, en contraposición de, por ejemplo, un muy pachorriento Pisculichi.

Ante la escasez ofensiva de su equipo, Gallardo optó por meter a Borré tras el entretiempo. El ingreso del colombiano liberó a Pratto, que tuvo sus chances con un cabezazo que dio en el travesaño al inicio del complemento y un remate a quemarropa que sacó el arquero a puro reflejo. Ambas situaciones se habían originado en pelotas paradas de Quintero. Esa parecía ser la única vía de River para llegar al gol, pero Chaves, el gigante de 1,79 metro del Bicho, siempre se interponía en su camino. En el arco de enfrente, mientras tanto, entre Pinola y el travesaño salvaban el record de imbatibilidad de Armani –que anoche superó los 825 minutos de Carlos Navarro Montoya y los 842 de Jorge Traverso para quedar segundo en la historia–. Esta fue, otra vez, la única buena noticia para Gallardo, que sumó un nuevo 0-0 y más incertidumbres.