¿De qué manera cree que se puede contrarrestar las demandas populares que reclaman más severidad por parte del legislador, más dureza en la aplicación de penas? ¿Qué tipo de responsabilidad tiene la clase política?

–Las demandas populares no existen como tales. Son en buena parte el resultado del trabajo de los medios y los discursos de los políticos. A menudo es el caso que las personas que son más duras con el crimen son aquellas que no lo han experimentado directamente. Pero les han impresionado las imágenes que han visto, las historias que han leído y las personas que han escuchado. El papel de los medios y los políticos es crucial. Para los medios, el sensacionalismo lleva a mostrar los más horrendos crímenes cuando de hecho son la excepción.  La mayoría de las personas encarceladas sólo han cometido delitos. Para los políticos, la responsabilidad es aún mayor, ya que se supone que deben proteger a la sociedad y garantizar el contrato social. Por un lado, los estudios muestran que mientras más severa es la sociedad, más insegura. Es fácil de entender. Las personas encarceladas por delitos menores se van desocializando y tienden a reincidir. Las estadísticas son claras al respecto. Por otro lado, dado que el castigo afecta principalmente a los pobres, las minorías y los inmigrantes, crea tanta injusticia como un sentimiento de injusticia. A largo plazo, la injusticia interrumpe las relaciones sociales. Los políticos deben rendir cuentas por su acción hacia una sociedad más justa. Desafortunadamente, no se puede esperar tal actitud de los políticos de derecha que esperan beneficios electorales de su dureza con el crimen. Pero para el resto de la comunidad política, y especialmente para la izquierda, se necesita más de lo que Michel Foucault llamó el valor de la verdad en las últimas conferencias que dio antes de su muerte.