En los últimos días, publicaciones de Facebook de las actrices Analía Couceyro e Ivana Zacharski encendieron una alerta y un debate. Cada una desde su propia red social, las intérpretes denunciaron que, por una demanda de los herederos de Samuel Beckett, el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) las bajó del espectáculo Esperando a Godot, a estrenarse en septiembre en el Teatro San Martín. Según contaron, la agencia que custodia los derechos de representación del dramaturgo exigió que la obra sea representada exclusivamente por actores varones, lo que las excluye del proyecto directamente por vía legal. Tras su descargo, el CTBA emitió un comunicado asegurando que sus autoridades se encuentran “trabajando en encontrar algún punto de acuerdo que permita continuar con el proyecto tal como fue concebido”, y que de no ser así “la obra no será estrenada”. Además hubo repudios varios y algunas acciones legislativas de repudio a la situación.

El hecho se volvió conocido cuando Couceyro posteó un largo e impecable descargo con detalles sobre lo ocurrido. “El año pasado me llamó Pompeyo Audivert para ofrecerme interpretar el personaje de Lucky en Esperando a Godot. Los ensayos comenzaron a fines de julio, pero obviamente el proceso empezó mucho antes. Hace unas semanas, el Complejo Teatral recibe la intimación de la agencia inglesa y ayer (por el viernes) nos llama a Ivana y a mí el director del Complejo Teatral (Jorge Telerman) para tener una reunión. Nos informa que sus abogados agotaron las posibilidades de lucha frente a esto, que ellos comulgan con nuestros ideales de igualdad de género, pero que la institución no puede ir en contra de la ley. Que nuestros contratos se pagarán de todas formas”, expuso la actriz, que se describió como “triste y cansada”. Zacharski, por su parte, fue más escueta pero igualmente contundente: “¿Ustedes me van decir cómo, cuándo y dónde soy hombre o mujer? ¡Eso lo decido yo! Atacaré con artillería pesada a los herederos, que creo son el enemigo, y llevaré la discusión al Encuentro Nacional de Mujeres de este año, en Trelew. Todo lo demás me lo guardo para la acción. ¡Arriba el teatro! ¡Abajo el patriarcado!”, sentenció. 

“Compartimos con ustedes que esto significa para el teatro un problema grave puesto que el proyecto se encuentra en estado avanzado. Pero principalmente nos convoca a reflexionar sobre ciertos aspectos tales como qué significa hoy que un actor sea varón, qué hacemos con la voluntad de un artista si la misma transgrede nuestros valores y nuestra legislación, entre muchos otros interrogantes”, recogió el guante el CTBA, en un comunicado que también difundió en sus redes. “Hemos intentado encontrar la manera de mantener en nuestra programación esta obra cuya fuerza política y filosófica es tan conmovedora. No obstante, consideramos que aceptar este planteo significaría poner en peligro a la obra, al equipo artístico, al mismo Complejo Teatral y a su público. Estaríamos convalidando un planteo anacrónico, absurdo y anti-artístico, con el cual definitivamente disentimos”, expresaron desde la institución que dirige Telerman.

Si bien en las últimas horas no se comunicaron noticias desde el CTBA, en la Legislatura porteña ya hay un proyecto de repudio a la discriminación por género llevada a cabo por la legisladora porteña Andrea Conde, presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud del recinto, y también una declaración de repudio aprobada ayer por unanimidad en el Consejo departamental de Artes Dramáticas de la Universidad Nacional de las Artes. Parece que el tema viene para largo…