La primera imagen que produjo Adriana Bravo –que fue el germen de su obra– fue un beso entre dos sirenas del lago Titicaca, con una sensualidad extrema que pregnaba  todas las costas. Ese dibujo se transformó luego en bordado y forma parte de Beso de chola, que consta de nueve piezas, dos de las cuales son las fotografías en colaboración con la performer Ivanna Terrazas. También hay un video, una pieza sonora, un texto pared, un tótem-dibujo en tinta, el registro de las intervenciones urbanas y un GIF que es parte de la propuesta de inoculación de la pieza en redes sociales.

“Nos vimos al espejo como cholas”; cuenta Ivanna. “Nos encontramos con nuestra identidad, con nuestras ancestras, con nuestro pasado. Nos fuimos dando besos en distintos lugares y con diferentes mudas”. La fotógrafa Alejandra Sánchez documentó todo y filmó el video del beso largo y apasionado que se exhibió con una canción compuesta para la ocasión. Con esta obra ganaron el premio Akana 2016, del Centro Cultural de España–La Paz. Tres días después de la presentación las fotos se viralizaron. “Estaban en todas las redes, con comentarios que generaban mucha violencia, como ‘En Bolivia no pasan esas cosas’, o ‘No vengan aquí con esas cositas’.” Beso de chola pone en juego otra imagen posible de la sociedad boliviana y logró sobrepasar todas las expectativas de las artistas. “Visibilizó algo que supuestamente no existía y abrió muchos sentidos de la historia política, social y cultual de Bolivia. Deseo y sensualidad. Nunca antes se había visto a dos cholas besándose”, refuerza Ivanna. 

Adriana Bravo nació en La Paz, es artista visual y tiene nacionalidad mexicana. Vive tanto en México como en Bolivia. “Tengo tantos años en el mundo del arte como en el mundo lésbico, no sé qué es primero”, se ríe. Se fue a México como “refugiada sexual” después  que asesinaran a un amigo a la salida de un boliche. De Beso de chola cuenta: “Es una obra que se ve desde muchos espacios que toma el feminismo, pero más bien yo diría desde el feminismo comunitario, que tiene un lugar de construcción en Bolivia, con Julieta Paredes y Adriana Guzmán que hablan acerca de la memoria del cuerpo. Me importa mucho que la pieza se vea en redes pero también construir un pensamiento, que no se quede, que migre, que crezca, porque lo íntimo es político. En el imaginario boliviano está el Evo que es el hombre y necesita una esposa, una consorte, y al no existir –porque Evo no eligió una esposa, no es casado– la chola se torna abstracta y eso es maravilloso, la chola se libera, está suelta. Entonces tienes la chola luchadora, la chola alpinista o la chola policía de tránsito”. 

Cambió la representación de la chola...

Ivanna: –La chola es hoy un ícono paceño muy potente. Antes era la mujer trabajadora, la mujer de pueblo, la mujer que carga, la mujer que migra a la ciudad para trabajar con gente blanca. Pero hubo una transformación o quiebre que se produjo a partir de Evo Morales, que es el presidente indígena que logra sacar esas raíces tan fuertes y tan poderosas. Entonces se empieza a ver una cholita en la tele dando las noticias, se ve a una cholita en el ministerio como portera porque ya no trabaja como empleada doméstica, se ven las universidades repletas de cholitas y es así como se empiezan a visibilizar más. Esta evolución o potencialización ya lleva doce años. Empiezan a verse todo tipo de trabajos artísticos también. ¿Por qué? Porque estéticamente es extraña. Mezcla la ropa española con tejidos propios que tienen una historia. Las indígenas o aymaras heredaban esas polleras, que fueron mutando hasta lo que son hoy. Hoy recobran mucho valor esas prendas, y se empieza a sentir orgullo de ser cholita. La cholita no solo te ha cuidado, tiene una figura muy fuerte de madre, de casa, de protección, de calor. Beso de chola rompe con todo eso y muestra a la chola rebelde, a la chola empoderada, a la chola que no teme mostrar afecto en la calle. 

En este tiempo de tantas imágenes construir una que cale hondo, como lo hizo Beso de chola es todo un reto.

Adriana: –Lo pensé durante años hasta lograr encontrar la imagen y que se concrete. Además, el deseo es subversivo y el último escalón podría ser una mujer indígena, pobre y homosexual. Si esas dos mujeres indígenas, pobres y homosexuales se besan, están subvirtiendo el poder. Y eso es muy importante. O sea, no es un asunto de visibilización queer, va más allá, además en un espacio donde no se dan las manifestaciones de cariño abiertamente. Tampoco de deseo. La conclusión a la que yo llego es que son quinientos años de violaciones que han hecho que este asunto afectivo se reprima. Estas muestras de afecto no están en las calles, por ende si hacés besar a dos cholas, funciona. Nos vestimos de cholas, que es diferente a disfrazarse o trasvestirse. Nos vestimos como se vestían nuestras abuelas. Beso de chola es sensualidad. El 62 por ciento de la población en Bolivia es indígena así que estamos hablando de una cantidad de posibles cholas lesbianas impresionante, y que están invisibilizadas.

Romper el código patriarcal

La curadora Marisabel Villagomez cuenta que Beso de chola tenía la intención de “tomar la calle como un experimento sobre el deseo y las afectividades”. Tanto ella como María Teresa Rojas, también curadora, acompañaron a Adriana a producir la obra. En ese contexto, Adriana invita a Ivanna para producir las dos piezas de video y las fotos. La fotógrafa Alejandra Sánchez fue quien registró toda la transformación de Adriana e Ivanna en cholas. Se sentían cholas reales. Se besaron en el teleférico y frente al Palacio de Gobierno, muy cerca de la guardia policial. “Esa foto engloba muchas preguntas”, dispara Adriana. “¿Por qué no nos detienen? No nos detienen porque tienen su momento de delay”, se ríe. “Por eso se pudo hacer la imagen. Cuando vieron a dos mujeres cholas que podían desear y tocar a alguien, no lo registraron inmediatamente. Y yo sentí como una pérdida de la inocencia, y que una imagen te quite la inocencia no es poca cosa, y eso es Beso de chola”.

Ivanna suma: “La ropa también actúa como una metáfora. Hay una peculiaridad en la ropa. La falda de la chola es muy apretada, tienen fajas por dentro, tienen una, dos, tres, cuatro, cinco poleras, chombas, tienen la manta encima, el sobrero que no se les puede caer y por eso andan muy rígidas, los zapatos planos que las hace caminar como muy coquetas, pero todo ese movimiento que tienen como mujeres está muy guardado, incluso contenido por todas esas capas de ropa”. 

¿Qué es Beso de chola para vos, como actriz y performer?

I.: –Es rebeldía, es feminismo, es resistencia y libertad. Políticamente soy militante del amor, me puse delante de esa lucha porque tú tienes la libertad y el derecho de besarte con quien quieras, porque es importante. Y es importante no solamente para ti, tú eres cholita y tienes que sacarte las polleras si quieres para mostrar lo que eres. Y eso es para mí lo más importante como boliviana también, que me escuchen, que yo pueda contar como es la cholita, que pueda contar lo trabajadora y fuerte que es y que representa el matriarcado en mi país. Porque eso también es la chola, una mujer muy poderosa, que trabaja fuerte, siembra su papa, su haba y la guarda para toda su familia, todo el año. Hay un matriarcado muy fuerte en La Paz y es a partir de la chola. 

¿Cuál es la movida siguiente?

A.: –Estamos trabajando un paso más allá. Un beso colectivo, un besatón para llevarlo a una cosa masiva. Es algo que ya existe aunque son espacios que no están visibilizados y están unidos al folklore y a las deidades antiguas.