“Nos dijeron que tienen pruebas, pero el asesino de mi hijo sigue caminando libre por la calle así que eso no puede llamarse justicia.” El reclamo pertenece a Alejandra Cirico. Ella es la mamá de Ismael Ramírez y, a tres días del asesinato del chico de 14 años, que falleció de un balazo en el tórax en el marco de un episodio de violencia entre un grupo de vecinos y el dueño de un supermercado en el pueblo chaqueño de Presidente Roque Sáenz Peña, la mujer no tiene ánimo para mucho más que para reclamar eso, justicia, luego de conocer que el fiscal que lleva la investigación, Marcelo Soto, dejó en libertad a todos las personas que habían resultado detenidas tras los hechos, después de una serie de allanamientos que “dieron negativo”, remarcó el fiscal. Los testigos citados por Soto comenzarán a declarar hoy. Espera el fiscal que también lo haga el hermano de Ismael, que estaba con él cuando resultó herido. Tiene 13 años y lo hará en cámara Gesell.  

Ismael falleció la noche del lunes en las inmediaciones del supermercado Impulso, en el barrio Santa Mónica, al sur de Sáenz Peña. Iba con su hermano, un año menor que él, a buscar a su mamá a la casa de su tía, cuando se toparon con un tumulto frente al supermercado: decenas de personas, hombres y mujeres, vecinos de Santa Mónica e integrantes de la comunidad qom local, queriendo ingresar al comercio; el dueño, otra decena de personas que viven en el mismo barrio –videos y fotos que circulan por las redes sociales muestran a muchos de ellos armados – y efectivos policiales queriendo evitarlo. Ismael y su hermano se quedaron a ver. La cosa se puso tensa y comenzaron los disparos. Ismael recibió dos: uno en uno de sus antebrazos y otro, el que lo mató, en el pecho. 

“Yo los estaba esperando cuando recibí un mensaje de mi hijo que decía ‘mami, le pegaron un tiro a Koki –el sobrenombre de Ismael–. Cuando llegué al hospital me dijeron que el nene estaba muerto”, contó a este diario la mamá de los chicos.

Tras dejar en libertad a los ocho hombres que permanecían detenidos hasta ayer, el fiscal dividió los hechos en tres expedientes “para no mezclar”. En uno investiga la muerte de Ismael. Allí, las pruebas son pocas: el informe de la autopsia indica que falleció por el impacto de una bala que provino de un arma casera o “tumbera”. Y no mucho más. Según aseguró a este diario, el fiscal espera hoy sumar el testimonio del hermano de Ismael que estaba con él al momento de su muerte. De todos modos, Soto catalogó la investigación de “compleja”: “Las armas caseras no dejan huellas en los proyectiles ni en los cascos y hemos secuestrado muchas ‘tumberas’ tras el intento de saqueo, pero no se puede determinar de cuál provino el disparo que mató a Ismael mediante el análisis del elemento que se le extrajo al niño”.    

Las armas “tumberas” bajo control de la Fiscalía sirven a modo de prueba para los otros dos expedientes que sigue el fiscal, el que investiga la organización del intento de saqueo y el que está detrás de “robos, hurtos, atentado a la autoridad y destrucción de móviles policiales”, hechos sucedidos en paralelo al episodio en el supermercado Impulso. En el “intento de saqueo” –como calificaron el fiscal, la policía y los medios de comunicación a los hechos del lunes por la noche– hubo disparos no solo de parte del grupo de personas que “atacó” al comercio, sino también de parte del otro grupo de vecinos “que quisieron defender al supermercado pero también sus casas y sus autos”, según apuntó Soto. Ayer se llevaron a cabo allanamientos en el marco de estos expedientes. Una de las casas que se allanó pertenece a un hombre que “se defendió” del “intento de saqueo” y que aparece en un video disparando un arma de puño. No la encontraron. 

El abogado que representa a la querella de la familia de Ismael, Mario Politti, informó que en los próximos días solicitarán al fiscal que cite a otros testigos y, además, que investiguen “dos cuestiones que son fundamentales”, apuntó. Una es la aparición de fotos en redes sociales de un nene sosteniendo un arma de fuego al que se lo indicó como que era Ismael “y no solo que no era, sino que no tenía nada que ver”. 

Por otro lado, Politti contó que solicitarán que se investigue “si es que efectivamente el propietario del supermercado retenía las tarjetas alimentarias de las personas que compraban allí”. Esta línea de investigación apunta a dilucidar si el episodio en el que Ismael fue asesinado fue efectivamente un “intento de saqueo” o, como señalan fuentes de Santa Mónica y de barrios aledaños, otra cosa. “La gente de Santa Mónica fue a retirar mercadería de Impulso como lo suele hacer, ya que el dueño del mercado les retiene la tarjeta de alimentos”, contó a este diario Verónica Varela, coordinadora del merendero al que concurría Ismael. Se refería a una tarjeta a través de la que cada persona recibe 200 pesos de asistencia provincial. “Como no les quiso dar productos por los aumentos de esos días –fue en medio de la más reciente devaluación del peso–, la gente se enojó”, continuó la mujer. Para el fiscal, “no hay dudas” de que fue “un intento de saqueo”. Cuenta entre las pruebas con “mensajes de Whatsapp del día anterior al hecho que invitan a ir a ese supermercado y a otros”.