Mauricio Macri lanzó una expresión polisémica y no hay que sorprenderse. La riqueza potencial de una frase se libera, muchas veces, del esquema cognitivo unidimensional de quien la emite. 

El Presidente, coacheado y todo, protegido por la red 2.0 que monitorea cada gesto de su propaganda política, dijo: “Tengo que estar tranquilo, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes”. Los alcances interpretativos de esta frase son tan amplios como las diferencias ideológicas y la imaginación de quienes hayan tenido la suerte o la desgracia de haberla escuchado o leído.

Habrá quien entendió lo siguiente: “Menos mal que el Presidente está tranquilo en medio de esta tormenta. Con su tranquilidad nos va a sacar a flote”. La locura, para esta gente, sería volver al populismo “que tanto daño nos hizo”. Seguramente –lo haya pensado o no– Macri emitió su mensaje buscando empatizar con ese núcleo duro que aún cree en bóvedas y containers. Pero la frase también fue leída/escuchada de otros modos: