Al mismo tiempo que la cultura rave sacudía al Reino Unido, una avanzada de artistas se atrevió a desinfectar a la música electrónica de los clichés de la pista de baile. Pero no se trató de una reacción contra ese movimiento, sino más bien de una consecuencia de ella. Y es que el ambient (también conocido como ambient house o ambient techno), género fundacional de la era post rave, tendió un viaducto entre la experimentación y el guión del DJ, amén de que  sacó a la electrónica del club para depositarla en el living del hogar. Si bien entre sus pioneros se encuentran Brian Eno (justo fue él quien acuñó la etiqueta tras lanzar Ambient #1 / Music for Airports, en 1978), Tangerine Dream, Erik Satie (el padrino del estilo), Jean-Michel Jarré y hasta Pink Floyd, a principios de los noventa un grupo de productores y DJs comenzó a incorporar sus elementos en sus respectivas propuestas. Uno de ellos, quizá el más pinkfloydiano de todos, debutará este fin de semana en calidad de acto estelar de una nueva edición del festival Mutek Buenos Aires. 

Alex Paterson, a quien también se le conoce a través del álter ego “Dr. Alex Paterson”, viene con el Maccombo completo. Hoy, a las 18 hs, ofrecerá un conversatorio en El Cultural San Martín (Sarmiento 1551), mañana, a las 19 hs y en el mismo lugar, actuará con su proyecto musical The Orb, y el domingo, a las 16 hs, esta vez en Punta Carrasco (Av. Costanera Rafael Obligado 1221), se despide de la capital argentina con un DJ set. “Mucho tiempo atrás, tuve la oportunidad de venir. Aunque se me presentó un problema familiar, y debí cancelar”, explica el artista inglés de 58 años, al otro lado del teléfono. “Así que fue una larga espera. Ojalá me pueda llevar muy buenas experiencias de allá”. Su plan, al menos con The Orb, es continuar con lo que hizo en el verano europeo. “Esta vez no vendré con la banda con la que estoy tocando en vivo, sino que usaré el Ableton y dispararé todo desde ahí. Haré clásicos y canciones de mi nuevo disco. Me gustaría que mi música se pudiera pasar en las radios de allá”. 

–Su primer desembarco en la capital argentina  coincide con la celebración de los 30 años de trayectoria de The Orb. ¿Cómo ha sido sobrevivir por encima de las modas y de los políticos?

–Nunca un show nuestro fue igual a otro, simplemente por tener músicos diferentes en los shows en vivo. Y estoy muy orgulloso de eso. Es un buen momento para venir a la Argentina, porque me servirá para poder pensar en los 30 años y juntar todas las ideas. Algo que se me ocurrió fue grabar todos los shows que hagamos, incluyendo el que haremos en Mutek Buenos Aires, y luego ponerlos a disposición del público para que lo pueda bajar. Es una manera de evadir a los sellos. 

–En junio pasado apareció su décimo quinto disco, No Sounds Are Out of Bounds, que tiene a grandes colaboradores como Jah Wobble y Hollie Cook. ¿Qué determinó la participación de esos invitados? 

–Esas colaboraciones se produjeron con artistas a los que fui conociendo a lo largo de los años. El nuevo álbum presenta a varios vocalistas, eso es seguro. Con Hollie Cook (es la hija del baterista de The Sex Pistols, Paul Cook, y fue integrante de The Slits) trabajé en su nuevo álbum el año pasado. Ya conocía a Jah Wobble de los los noventa. Mientras que con Roger Eno (hermano de Brian) entré en contacto cuando trabajé en el sello E.G., en los ochenta. El único tema fue que Thomas (Fehlmann, su actual socio en The Orb) no quería a tanta gente en el disco, pero necesitábamos salir de la rutina de las giras para refrescarnos. De hecho, el resultado de esto fue que nos alejamos del sonido alemán que veníamos desarrollando. 

–Su nueva producción evoca la impronta de álbumes fundamentales suyos como Adventures Beyond The Ultraworld (1991) y el canónico “U.F.Orb” (92). ¿Cómo fue el proceso de producción en esta oportunidad?

–Hay un track de 15 minutos llamado Soul Planet en el que la idea fue volver a hacer las cosas como las hicimos antes. Así que usamos beats de hip hop. Lo mismo que en Other Blue Worlds, que es otro de los temas largos del disco. De hecho, “Doughnuts Forever”, que también forma parte de No Sounds Are Out of Bounds, podría encajar en el disco Donuts (2006), de J Dilla, que es toda una obra de arte. 

–¿Qué inspiró el track Ununited States (Estados Desunidos)?

–Es muy Monty Python. Su significado depende del estado mental en el que escuches el track. Ahí aparecerá lo que realmente genera. Por lo que ese nombre es una especie de manifiesto. Ese juego de palabras lo que termina demostrando es que Estados Unidos no está tan unido, y que, de cierta manera, es una gran corporación. 

–Cuando surgió The Orb, el ambient se convirtió en una propuesta escapista a los problemas del mundo. Pero pareciera que en sus últimos álbumes los está enfrentando. ¿Está de acuerdo?  

–Hay un montón de cosas extrañas que ocurren en el mundo: la movilización militar de los rusos, la crisis de los inmigrantes y varios problemas más. Eso, en definitiva, provoca que éste sea un lugar extraño para vivir. Desde mi punto de vista, siempre hablamos de música. La tecnología lo que permite es abordar un montón de ideas, y al mismo tiempo seguir pensando en esas cosas que quedan sin resolver. Luego, lógicamente, hay una interpretación individual de cómo esto puede afectar a cada uno. 

–Cuando aparecieron, la revista Muzik los definió como los “padrinos de la música horizontal”. ¿La etiqueta sigue estando vigente?

–El tema de las etiquetas me tiene sin cuidado. Nunca fue mi intención ser una súper estrella de la música. Lo que me importa es el impacto que causo en la gente cuando sabe realmente quién soy. Vengo haciendo mi carrera durante mucho tiempo, y en diferentes formatos, por lo que cualquier cosa que digan sobre mí carece de fundamentos. 

–Considerando que trabajaba en un sello antes de crear The Orb, ¿qué opina de la industria discográfica en la actualidad? 

–Me parece que en las discográficas todavía siguen tomando demasiada cocaína.