Maria Rita dice que este concierto será como “abrir el living de la propia casa, para compartir canciones con amigos”. Es que el formato pequeño de voz y piano –acompañada por Rannieri Oliveira– dará lugar a una especial forma de intimidad, con “canciones grabadas hace tiempo, canciones más actuales, y algunas jamás registradas”. En portugués, pero también en inglés y en castellano. Recorriendo los ritmos de la MPB, pero también acercándose a otros territorios como los del jazz. Y con un ingrediente especial: habrá un momento para interpretar las canciones que hizo famosas su madre, la gran Elis Regina. Algo que, cuenta, recién tras quince años de carrera y un nombre propio ganado se sintió preparada para encarar. La cantante brasileña se presentará en Buenos Aires el próximo jueves 20 de septiembre, en el Teatro Opera.

Ya pasó el tiempo en que la intérprete tenía que “demostrar” que lo suyo era más que la portación de una doble herencia: la de su madre, en este caso icónica, pero también la de su padre, el reconocido compositor, pianista y productor musical César Camargo Mariano. Así que ahora que Maria Rita es Maria Rita, puede permitirse cantar a su madre, como un tributo íntimo y personal, como la exposición pública de “una enorme gratitud”, que por supuesto comparte con el público. Pero además de momentos como “Romaria” –canción que Elis Regina volvió himno–, habrá lugar para canciones del primer disco de Maria Rita (“Cara valente”, “Pagu”, “Num corpo só), reversiones de algunas de las canciones a las que ella puso su propia impronta (“Grito de alerta”, de Gonzaguinha; “Asa branca”, de Luiz Gonzaga). También algunas canciones en inglés y otras en español, como “Dos gardenias”, que también grabó en su primer álbum. 

“Será bien, bien intimista. Somos solo  dos y la elección del repertorio se basa en que son canciones que a mí me gusta cantar o escuchar. Hay algunas que ni siquiera están grabadas”, describe la cantante en un diálogo con PáginaI12 que se da un poco en portuñol y otro poco en inglés (que domina mejor que el español: vivió varios años en Nueva York). “Es como si estuviera en casa y abriera el living para cantar para mis amigos. Es una presentación simple pero me gusta mucho porque permite una verdad, una entrega completa. Y  está el momento en que canto canciones que mi madre cantaba, que siempre genera mucha emoción, en mí y en el público”, sigue contando. 

–¿Ese momento obedece a alguna razón en especial?

–No, solamente una enorme gratitud, un deseo de seguir cantando esas canciones que ella hizo y que me animé a grabar recién en 2013. Cantar hoy las mismas canciones que cantaba mi madre es una manera de seguir celebrando su legado, su vida. Pude hacerlo solo después de haber transitado más de diez años de carrera, recién entonces me sentí segura, fuerte. Preparada para rendir mi homenaje. Es decir, capaz de cantar a ella también como hija, y no solo como una cantante profesional. 

–¿Fue su tributo como hija?

–Exacto. Cuando comencé a hacerlo fueron momentos muy especiales, de comprender la fuerza que mi madre tenía y tiene en la vida de las personas, porque cuando recibían esas canciones todos me daban un abrazo de comprensión. Y fue mi oportunidad de poder compartir esa emoción, esa saudade, porque no conviví con ella, murió cuando yo tenía cuatro años. También la estaba recuperando de esa manera. Fue hermoso comprobar de qué manera tan intensa ella sigue viva en el corazón de la gente, y hacerlo a través de esas canciones que podía cantar yo. 

–Tiene una herencia, un legado, por parte de su madre y también de su padre. ¿Cómo lo lleva hoy en su carrera y en su vida personal?

–Yo tengo poco tiempo de carrera, pero por supuesto no estoy parada hoy en el mismo lugar en que estaba cuando comencé. Creo que hubo un par de decisiones que fortalecieron mi trayectoria, mi propio lugar. No grabar las canciones de mi madre cuando empezaba a cantar fue una, pero también no trabajar con mi padre. Fueron decisiones acertadas y hoy puedo verlo claramente. 

–Muchos artistas se han manifestado ante la situación política y social de su país. ¿Cómo ve este presente del Brasil?

–Sombrío. Vivimos en una aprehensión constante, social y política. Y es sombrío el modo que crece la extrema derecha en el mundo, en Europa, en todos lados. En Brasil hay un movimiento fascista que está tomando mucha fuerza, y es muy preocupante. Nunca sentí tanta incerteza y temor como en este escenario actual. Tampoco creo que todo sea en los términos en que lo plantea la conducción del PT, blanco o negro. No creo que Lula sea tan inocente como algunos piensan, pero tampoco que esté siendo juzgado de manera imparcial. Al mismo tiempo, hay batallas que se están dando y conquistas importantes y válidas: de las mujeres, de los negros. Pero con este escenario tan incierto, temo que estas últimas conquistas se reviertan.