Brett Kavanaugh, el nominado por el presidente Donald Trump para ser juez del Tribunal Supremo, y su supuesta víctima, Christine Blasey Ford, afirmaron ayer que estaban dispuestos a declarar ante los senadores sobre un presunto abuso sexual por parte del magistrado. La mujer acusa a Kavanaugh de haber intentado violarla hace tres décadas, cuando ambos eran menores de edad.

La abogada de Ford, Debra Katz, aseguró, en declaraciones a la cadena NBC, que su clienta estaba dispuesta a hacer lo que se necesite hacer, al ser preguntada sobre si la denunciante estaría abierta a testificar bajo juramento ante los legisladores. Por su parte, Kavanaugh emitió un comunicado en el que señaló que la acusación era completamente falsa.

“Nunca he hecho nada como lo que describe la acusada, ni a ella ni a nadie”, apuntó el juez, quien dijo, además, estar dispuesto a hablar ante los senadores para defender su integridad.

Por su parte, la asesora de la Presidencia Kellyanne Conway indicó ayer a la cadena Fox que la denunciante debía ser escuchada. “Esta mujer no debería ser insultada ni ignorada”, dijo. Chuck Grassley (republicano), jefe del Comité Judicial del Senado que evalúa la candidatura de Kavanaugh, en la misma sintonía, aseguró en un comunicado que cualquier persona que salga a la luz como la Dra. Ford merecía ser escuchada. El senador conservador comentó que estaba trabajando para escucharla de una forma apropiada y señaló que los procedimientos estándar establecen que se lleven a cabo llamadas telefónicas con el acusado y el denunciante. Sin embargo, no se pronunció sobre las peticiones de que se aplace la votación para recomendar a Kavanaugh programada para este jueves, algo que le han solicitado todos los demócratas y tres republicanos del comité. 

A pesar del golpe que significó para el juez la acusación de Ford, el presidente norteamericano dijo estar confiado ayer en que su candidato a la Corte Suprema será confirmado en el cargo. “Estoy seguro de que todo va a estar bien”, dijo Trump en la Casa Blanca, señalando que la votación podría retrasarse un poco. 

La acusación está basada en unos hechos que se produjeron en los años 80 cuando Kavanaugh y Ford aún estaban en la escuela secundaria y el presunto abusador trató de sobrepasarse con ella. La semana pasada se hizo público que la oposición demócrata en el Senado había tenido acceso a una carta con información sensible sobre Kavanaugh. Primero, Ford se había contactado con el diario The Washington Post a principios de julio, cuando se supo que Kavanaugh tenía muchas posibilidades de ser nominado a la Corte, pero cuando Trump todavía no había anunciado públicamente su nombre. Casi al mismo tiempo, Ford contactó a la parlamentaria demócrata Anna Eshoo. A fines de julio, le envió una carta -a través de Eshoo- a la senadora Dianne Feinstein de California, quien pertenece al Comité Judicial del Senado. 

Aunque en un primer momento no se supo qué recogía la misiva, los legisladores decidieron que era lo suficientemente relevante y la enviaron al Buró Federal de Investigaciones (FBI) para que realizara averiguaciones al respecto. Posteriormente, distintos medios de comunicación hicieron público que el texto estaba escrito por una mujer, Ford, quien aseguraba que había sido víctima de un abuso del aspirante a la Corte Suprema. En la carta, además de describir el ataque, Ford esperaba que su historia se mantenga bajo confidencialidad. Pero cuando vio que no iba a poder mantener el anonimato por mucho tiempo más, se acercó a Debra Katz, una abogada de Washington conocida por su trabajo en casos de abuso sexual. Bajo consejo de su abogada, quien le advirtió que podía ser tratada de mentirosa, Ford se hizo un test poligráfico (prueba de mentiras) a principios de agosto que certificó la sinceridad de su declaración. 

El relato que recoge el escrito narra cómo en una fiesta durante sus años de secundaria Kavanaugh, ebrio, se acercó a la supuesta víctima y trató de sobrepasarse con ella. Según cuenta Ford, mientras su amigo miraba, Kavanaugh la sujetó contra la cama, la tocó por encima de la ropa mientras torpemente intentaba sacarle la malla y la ropa que llevaba encima. Cuando trató de gritar, le tapó la boca con la mano. “Pensé que podía matarme involuntariamente”, dijo Ford, quien ahora es una investigadora en psicología de 51 años. Finalmente, Ford pudo librarse de las manos del ahora magistrado y huir, algo que solo fue posible, según su relato, debido al nivel de alcohol que el entonces adolescente tenía en la sangre. 

En una entrevista, su marido, Russell Ford, dijo que en una sesión de terapia de parejas en 2012, había contado que había sido encerrada en un cuarto con dos chicos borrachos, uno de los cuales le había sujetado la cara, abusado de ella e impidió que gritara, según el Post. El marido recuerda que su esposa nombró a Kavanaugh y expresó su preocupación de que algún día fuera nominado a la Corte Suprema.