Hay olas de transformaciones en los seleccionados nacionales. Por diferentes motivos, e incluyendo a Lionel Scaloni como interino ante la ida de Jorge Sampaoli, se produjeron cambios de timón en los diferentes equipos argentinos. ¿Hay planificación? ¿Existen los objetivos a largo plazo? Si bien cada situación tiene sus vicisitudes, las novedades en pocos meses hacen pensar que en muchos casos los ciclos mundiales y olímpicos quedaron divididos en dos. 

Vamos por partes. En 2014, Julio Velasco asumió como entrenador de la selección masculina de vóley con un currículum casi perfecto. Cuatro títulos en la Serie A italiana, dos en Mundiales, cinco en Ligas Mundiales, medalla plateada olímpica con la selección azzurra y un crecimiento exponencial de Irán a su cargo. La ilusión por su llegada era enorme.

La medalla dorada en los Juegos Panamericanos 2015 ante un equipo B de Brasil (como el propio Velasco nunca deja  de aclarar) y los cuartos de final en Río 2016, sumado al título en el Mundial Sub 23 en 2017, fueron los picos en el ciclo que culminará con el presente mundial por la necesidad de estar más cerca de su familia, radicada en Italia.

Más allá de su situación, al platense de 66 años no le preocupan los nombres. Por el contrario. “Lo más importante es que el deporte argentino tenga un desarrollo institucional lo suficientemente fuerte para no depender de una persona. Si un jugador no puede jugar o un presidente no sigue hay que estar preparado. El caudillito en nuestra historia tiene que ser superado. Cuando esperamos demasiado de una persona, después es el culpable o es Dios. Si uno sobresale es más fácil, claro que no son todos iguales, pero el equipo tiene que salir a flote si el mejor jugador se lesiona. Creo en el proceso”, reflexionó. 

En un acto pocas veces visto, Velasco estuvo en la presentación de su sucesor. Luego del Mundial 2018 que se está disputando en Italia y Bulgaria, asumirá Marcelo Méndez, otro entrenador con un amplio currículum, que incluye 28 títulos oficiales con Sada Cruzeiro.

El ciclo de Méndez será part-time: sin dejar de lado sus obligaciones en Brasil, un equipo propio trabajará en Buenos Aires, con París 2024 como destino final. En relación a este momento de cambios, tiene su punto de vista: “Puede ser parte de nuestra idiosincrasia resultadista. Hay un proceso de trabajo que hay que respetar.  Si luego de ese periodo no se alcanzaron los resultados, se tomará la decisión”, cuenta quien se consagró en tres ocasiones en el prestigioso Mundial de Clubes.

Ante esta nueva responsabilidad en pleno ciclo olímpico, la mayor preocupación de Méndez es el almanaque. “Estoy agarrando un proceso por la mitad y a una cosa que le tengo miedo es a los tiempos. El quid de la cuestión va a estar en los plazos para darle una filosofía al equipo. Si veo que no puedo lo hablaré con la Federación del Vóley Argentino (FeVA) y no tendré problema en irme. Pero es importante tener contrato por seis años. Quiero aumentar el volumen de juego para clasificar a Tokio 2020 y a la vez aumentar la base para llegar bien a París 2024, lo que permite trabajar con jóvenes desde temprano”.

En sintonía con dejar de lado un nombre propio como cabeza de grupo para poner al deporte por encima está la Asociación Argentina de Tenis (AAT) quien, ahora con Agustín Calleri como presidente, anunció tres apellidos fuertes en la capitanía de Copa Davis: Gastón Gaudio (quien estuvo sentado en la silla en cada partido ante Colombia), Guillermo Coria y Guillermo Cañas. También Gustavo Marcaccio tiene incidencia directa en el equipo. Todos ellos, reemplazan a Daniel Orsanic, líder del equipo campeón en 2016 y quien, durante la gestión anterior, también estaba a cargo de la Dirección de Desarrollo. 

“Hoy estoy convencido de que vendrán cosas buenas para el futuro. Desde Sub 8 hasta Copa Davis todos estarán alineados”, cuenta Coria, quien fuera N°3 del mundo y es responsable de la Sub 10. La categoría para menores de 8 años que menciona está siendo creada por esta gestión, al igual que la Sub 23. El área Desarrollo ahora la lidera Franco Squillari. Una de las mayores preocupaciones en las oficinas de la AAT está en la falta de jóvenes entre los mejores: el único menor de 24 años en el Top 300 del ranking ATP es Pedro Cachín. Un escalón atrás aparecen Juan Pablo Ficovich (21) y Camilo Ugo Carabelli (19), quienes intentan afianzarse en el Top 400. 

“Hay un nivel espectacular pero con poco apoyo económico y poca noción de las giras a armar. Buscaremos que viajen con entrenador de nuestra área, un fisioterapeuta, un preparador físico y que se sientan contenidos. Se ayuda mucho si disponen de un equipo”, explica quien fuera 11° del mundo y se retiró con récord 2-0 ante Roger Federer. La idea es imitar el modelo francés o el italiano, en donde el vínculo con los jugadores de elite excede a la Copa Davis. ¿Plazos? “Entendería perfectamente si mi continuidad no fuese viable. Pero esto lleva mucho tiempo y me gustaría que los que vengan continúen con lo que estoy empezando”, augura Squillari. 

Nadie puede dudar de que Carlos Retegui dejó una huella en el hockey sobre césped. La medalla plateada en Londres 2012 con Las Leonas le dio crédito para que termine dirigiendo, simultáneamente, tanto al equipo femenino como al masculino en los Mundiales 2014. Corridas de por medio para intentar estar en los dos vestuarios, ambos equipos alcanzaron el podio en La Haya.

La gloria llegó en Río 2016 donde Los Leones ganaron la medalla dorada. Sin embargo, el desgaste -que incluyó renuncias en el plantel- propició que Retegui tenga que dar un paso al costado.

En su lugar asumió Germán Orozco, que como jugador había disputado dos Mundiales y dos Juegos Olímpicos y más tarde fue parte del cuerpo técnico en el Mundial 2010 y en los Juegos Olímpicos 2012, mientras integró el staff del seleccionado Sub 21.

“Se cuestionaba que yo no había entrenado a este plantel, pero cuando dejé de jugar ya empecé a trabajar con Pablo Lombi. Viví todos los cambios desde que jugué. Casi la mitad de mi vida estuve en el CeNARD”, asevera Orozco, que tendrá una prueba de fuego desde el 28 de noviembre en el Mundial.

“Hablé con El Chapa cuando asumí, se puso a mi disposición. A los chicos trato de inculcarles que ser campeón olímpico es lo máximo, pero si no se mantienen va a quedar como un relámpago. Queremos estar afianzados entre los primeros cuatro para estar más cerca de seguir logrando cosas”. Si bien el  contrato de Orozco es anual, su labor apunta a Tokio 2020. “No voy a hacer problemas si fallan los resultados y debo dejar el puesto. Pero pienso a futuro y ya trabajo con jugadores Sub 20”.

En este desfile de cambios, Mario Ledesma reemplazó a Daniel Hourcade como Head Coach de Los Pumas. Ledesma fue parte del cuerpo técnico del Australia finalista del Mundial 2015 antes de liderar a Los Jaguares hasta las históricas semifinales en el Súper Rugby. Así, es natural su llegada al plantel integrado por la misma base de jugadores. 

“Sé lo que hice para estar hasta acá y sé quiénes me ayudaron”, contó en su presentación, con lágrimas en los ojos, quien disputó 84 partidos como Puma y jugó 10 años en Francia, donde también sumó sus primeras armas al costado del campo de juego. “Culturalmente estamos ante un desafío enorme y en un momento importante socialmente para ser responsables, planificar y trabajar”. El fin de semana pasado Argentina consiguió una histórica victoria de visitante ante los Wallabies por el Rugby Championship.

"Hay que unificar criterios en las destrezas. Nos inspiramos en los que mejor hacen las cosas: los neozelandeses. Y todos tienen las mismas técnicas", analiza Ledesma buscando que la línea de juego se multiplique en las bases. “Queremos tender a la excelencia. No al resultado, sino a los procesos. Basarnos en el orden y la organización sin sacarle ni un gramo a la creatividad. La locura y la pasión las tenemos”, menciona.

En la presentación, Fernando Rizzi, Secretario de la Unión Argentina de Rugby, fue por la misma línea: “Será un ciclo de cuatro años, y en 2021 se evaluará si se continúa hasta el Mundial 2023. Creemos en un plan que nos haga crecer en nuestro primer equipo y en toda la estructura”.

También está convulsionado el handball argentino. Luego del título continental en junio que ilusiona a la selección masculina con quedarse con la única plaza olímpica en disputa en los Juegos Panamericanos 2019, se supo que Manolo Cadenas (el mismo que insertó a España entre los cuatro mejores del mundo) dejaba su función full- time en el país, que incluía el scouting y desarrollo de los más jóvenes, para asumir en el Meshkov Brest de Bielorrusia.

Al frente in situ de Los Gladiadores trabaja Guillermo Milano, siempre bajo los parámetros del ibérico que estará en el Mundial en enero y, confían, también en Lima, aunque el compromiso se superponga con la pretemporada europea 2019-2020.

“A Cadenas le surgió una propuesta a la que nadie puede decir que no y empezó acordando que iba a poder estar en los Panamericanos”, afirma Mario Moccia, presidente de la Confederación Argentina de Handball (CAH). “Luego el club le pidió exclusividad después del Mundial pero Lima está prácticamente en períodos de vacaciones del club y la pretemporada puede delegarla tranquilamente en su cuerpo técnico. Soy optimista porque sé lo que piensa Manolo”, confió.

Finalmente, en agosto se confirmó el alejamiento de Eduardo Peruchena al frente de la selección femenina. En su lugar, a cuatro meses del clasificatorio al Mundial, asumió Eduardo Gallardo, DT olímpico con Los Gladiadores en Londres y Río de Janeiro. 

“El ciclo fue exitoso y estamos conformes con el trabajo de Peruchena en estos seis años. Pero notamos que el equipo entró en una meseta”, responde Moccia ante otra noticia que generó ruido. “La idea era crear un cambio y con el adelantamiento del clasificatorio para diciembre no podíamos esperar. Se generaba un compromiso de continuidad y por eso decidimos invertir en el entrenador más ganador en el país. Fue unánime en el consejo directivo. No es nada personal. Así como los jugadores quedan afuera de las listas, uno también tiene que buscar lo mejor. No hay ningún misterio ni nada loco que uno cambie de entrenadores después de un ciclo tan largo y con el respeto debido. Hay que entender que esto es deporte y hay que desdramatizarlo”.