Con los hombros todavía arenosos por el entrenamiento de hacía media hora, allí esperaban, sentados en una mesa al fondo, cuatro de los gigantes de casi dos metros de la selección juvenil de beach handball que representarán al país en los próximos Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG, por su siglas en inglés), a celebrarse en Buenos Aires del 6 al 18 de octubre. El lugar, el comedor del Cenard, donde recién terminaba el horario de la sagrada merienda y ya no quedaba resto alguno de comida sobre las bandejas. Los protagonistas, Nahuel Baptista (lateral/pivot), Nicolás Millet (lateral), Tomás Paez (doble) y Julián Santos (pivot y, además, capitán). Tres patagónicos (Baptista y Páez, de Viedma, y Millet, de Neuquén) y un santafesino (Santos, de Venado Tuerto) que tendrían una respuesta al unísono para la primera pregunta de Líbero. 

–¿Cuál es la meta del beach handball en estos Juegos?

Todos: –¡Medalla!

Millet: –Igual... Hay varios candidatos: España, Italia, Croacia, Tailandia.

Santos: –Los partidos a ganar van a ser España e Italia, que son los que salieron primero y segundo en el Mundial –jugado en 2017 en Isla Mauricio, Africa, donde Argentina consiguió una histórica medalla de bronce, tanto en hombres como en mujeres–. Con España perdimos en el shoot-out y con Italia fue 0-2; después, la final la ganó España.

–¿Es verdad que está prohibido el contacto pero los europeos igual lo hacen?

Santos: –Tampoco que hacen tanto, pero buscan el choque simultáneo y raspar. Para que no pase la pelota limpia. Eso lo vimos recién en el Mundial.

–¿Y estos meses entrenaron para jugar de esa manera?

Baptista: –Y... Estamos meta piña acá, para acostumbrarnos un poco. Y también por bronca, porque la convivencia ya es muy dura (risas). Estamos en el Cenard desde febrero.

Rápidamente en la charla, el lateral rionegrino se revela como uno de los más carismáticos del grupo y es eje constante de los idas y vueltas cómicos con sus compañeros. Uno de estos fue con Millet, su compañero de cuarto. “Uff, no sabés lo que es. Porque uno dice, ‘poné la música alta, no me molesta’. Pero termina el tema y el tipo dice ‘ah, lo voy a escuchar de nuevo’. ¡Siempre el mismo tema!”, espeta el neuquino y genera las caracajadas de sus compañeros, que le dan la razón.

–En sus clubes, ustedes juegan indoor. ¿Qué diferencia hay con el beach?

Santos: –Es distinto en el sentido que el beach es más show, más dinámico.

Páez: –Además, al no haber contacto, da mucho más a que los jugadores puedan inventar jugadas, podés sacar cosas de la galera que no estás acostumbrado a ver en indoor. Es un deporte nuevo, distinto.

–Después de los Juegos, ¿qué se les viene?

Santos: –No sé, mi pensamiento está solamente en los Juegos. El año pasado tuvimos ofertas para ir a jugar España (con Páez), pero decidimos quedarnos para esto. Así que, a lo mejor, el año que viene podré irme o, si me quedo, jugar en Ferro –su actual club– y   estudiar psicología.

Millet: –Sí, estudiar siempre. No hay chances de negociar eso. Si quiero jugar al handball voy a hacer algo de administración o economía y si no, ingeniería –además, Baptista y Paez se inclinarían por seguir kinesiología.

–¿Y cómo piensan que va a ser jugar de local, con sus familias ahí?

Páez: –Creo que va a ser lindo, emocionante. Nunca jugamos en Argentina. Los torneos que tuvimos fueron afuera y era raro ver camisetas argentinas.

Millet: –Además de nuestras familias y amigos, toda la gente que va a ir... Va a ser muy lindo.

Quien también estará en Tecnópolis para alentar desde la tribuna será Vanesa, la madre de Cepillo, como le dicen a Nahuel por su corte de pelo. “Cuando mi mamá estaba embarazada, mi papá se borró. Volvió una vez cuando tenía cuatro años, me puso el apellido y se fue. Yo uso el apellido de mi mamá y ahora estoy haciendo los trámites para sacarme el de él del documento. El nunca me dio nada y nunca me va a dar nada pero mi vieja, mi vieja es un lujo”. Lujos afuera y adentro de la cancha para estos gigantes, a los que les sobra motivación y, por sobre todas las cosas, talento y sacrificio para darle al país una presea para la que se vienen preparando desde hace varios años.