Aunque a primera vista pareciera que el título del nuevo disco del grupo rinde tributo al gran exaltador de la música barroca, BACH es el acrónimo de Bandalos Chinos. Así como sucedió, por ejemplo, con Veccar, tema inspirado en su lugar de origen en la zona norte del Gran Buenos Aires, la banda no para de hacerle bullying a la Real Academia Española. Es que sus integrantes, fieles a este tiempo de apropiaciones y deformaciones lingüísticas regidas por las redes sociales, se convirtieron en nigromantes de los neologismos. “Cuando empezamos a buscarle título al disco, entre nosotros nos decíamos ‘bach’, que es un derivado de ‘wacho’ o ‘watch’. Surgió en Córdoba, el año pasado, y ahí todo cobró sentido. Si bien era el primer material discográfico de esta formación, no podíamos llamarlo ‘Bandalos Chinos’ porque en 2012 lanzamos un álbum denominado así. ‘BACH’ era una manera de hacerlo homónimo”, recuerda Goyo Degano, vocalista y tecladista de la agrupación creada en 2009.

Desde antes de la aparición de su primer disco, el EP Nunca estuve acá (2014), a los Bandalos Chinos (Banda-los-Chinos, por las dudas) les divierte la deformación del lenguaje. O más bien el delirio, pues además cada uno carga con sobrenombres o álter egos. “Goyo es Lihuén, un fumeta de El Bolsón, mientras que yo soy Boni”, revela el guitarrista Iñaki Colombo. El nivel de complicidad entre los músicos alcanzó su clímax en este segundo trabajo de larga duración, lo que además fue fundamental para aceitar su fraternidad e hilvanar un repertorio que, sin desvincularse de la naturaleza de su sonido bestialmente pop, supera lo anteriormente expuesto.

En julio de 2017, por el impulso de hacer un retiro musical, se fueron una semana a una casa que les prestaron en las sierras de Córdoba. “Muchas de las ideas de las canciones se explotaron o nacieron allá”, dice Colombo. Ese espíritu comunitario terminó moldeando el concepto de uno de los mejores álbumes nacionales de 2018. “Con esta formación de Bandalos, que es de 2014, no grabamos un disco, y teníamos la necesidad de expresar algo colectivo”, explica el frontman. “Por primera vez, pudimos lograr estar conectados creando un disco entre todos.”

Producido por Adán Jodorowsky, grabado en Sonic Ranch (Estados Unidos) y publicado el 3 de agosto último, lo nuevo del sexteto apunta al baile y la emoción. Pero también a los temas lentos, medio lentos y a las texturas. “Queríamos que fuera un álbum”, aclara el guitarrista, a razón de que dos de sus tres producciones anteriores fueron EP. Mientras que Goyo manifiesta: “Cuando sumamos a alguien externo a trabajar con nosotros, nos renueva la energía. Es lo mismo que embarcarse en un proyecto nuevo. Nos potenció y nos llevó a un lugar diferente.”

A pesar de que BACH defiende la impronta de sus otros discos, su sonido recrea la transición de los ‘70 a los ‘80; y hay quienes los comparan con Virus o Los Abuelos de la Nada. ¿Es un álbum retrospectivo?

Goyo: La inspiración fue llegando por varios niveles. Empezamos a desempolvar ideas que teníamos, además de toda la materia prima que trajo Chapi (tecladista del grupo), quien fue el gran compositor del disco. Nos inspiramos en los que inspiraron a Virus y Los Abuelos de la Nada…

Iñaki: Genesis, Bee Gees y Electric Light Orchestra, así como el Off The Wall de Michael Jackson y el Prince de Controversy. Hablamos siempre de esos años, 1979 y 1980. Ésa era la referencia del sonido. Es música a la que llegamos por afinidad, por nuestros padres.

¿Por qué buscaron ahí la inspiración musical?

Goyo: Porque es música muy estimulante y, a la vez, un poco pretenciosa o sofisticada. Me parece asequible que se pueda abordar desde un lugar simple y orgánico, tal como lo hicimos en este disco. Por otro lado, tiene que ver bastante con la tolerancia que puede poseer una escena en la que todo es más aceptado. Redescubrimos a estos artistas que quizá dejamos de escuchar o no les dimos bola. En ese sentido, nos sentimos muy cercanos a lo que hace L’Impératrice. Esos franceses sacaditos traen un concepto y lo ajustan a una modernidad neo disco.

¿Por dónde pasa lo argentino en esta propuesta?

Iñaki: En la interpretación y la voz, hay algo muy argentino, así como en la carga de música que traemos. Crecimos escuchando al Flaco y yendo a verlo juntos, lo mismo que a Fito. Soda Stereo es un poco más tardío.

Pero la manera de encarar este repertorio es más latinoamericana, al punto de que el “tú” se mecha con el “vos”.

Goyo: Adán nos sugirió eso. Me puse a escuchar un poco de música latinoamericana y entendí que en la universalización del lenguaje podemos tener un acento y una tonada local sin quedarnos en el “vos”. En este disco escucho más mi voz hablada, por lo que me reconozco más. Y eso hace que sea más argentino. Nací acá y no puedo pretender otra cosa.

¿Adán entendió la identidad del grupo?

Goyo: Absolutamente, y por eso se metió en la dinámica. Lo conocimos el día uno de la grabación, y descubrió cómo era cada uno y nuestras energías. Previamente, por Skype, nos dijo que quería que este disco fuera lo más Bandalos Chinos posible. Nos sacó de nuestro lugar de confort, y fuimos más allá.

Iñaki: Lo llamamos por los discos que hizo. Pensamos en productores argentinos jóvenes, queríamos a un pendejo que nos volara la cabeza. Cuando Juan Ingaramo hizo la sugerencia de Adán, habíamos escuchado, sin saberlo, discos producidos por él, como el segundo solista de León Larregui (cantante del grupo mexicano Zoé). Nos gustaba la cualidad sonora, lo orgánico, lo tocado, el arreglo justo y la musicalidad que tenía. Fue intuición.

Goyo: No teníamos ninguna certeza de lo que iba a pasar ni de si iba a estar bueno o nos iba a gustar. Hubo momentos de crisis en el estudio, a los diez días de grabación.

Iñaki: Al volver a Buenos Aires nos preguntábamos qué habíamos hecho. Se lo mostramos a nuestros amigos y no lo entendían. Nosotros tampoco. Dudábamos de nosotros mismos porque todo fue muy rápido y no pudimos comprenderlo en el momento.

Goyo: Vivimos una situación onírica durante seis meses: Adán aceptó producir el disco, a la semana nos salió lo del mecenazgo y conseguimos guita prestada para pagar el resto de la grabación. Tras volver en febrero de este año con el disco, nos despertamos del sueño.

¿Cuándo empezaron a confiar en el repertorio?

Goyo: Después de mezclar el disco. El aporte del mezclador, Jack Lahana (el francés, quien también figura como coproductor de BACH, trabajó junto a Jodorowsky en el último álbum de León Larregui), fue muy interesante porque potenció lo que se logró en el estudio. Una vez que empezamos a armar la lista de canciones, le dimos un voto de confianza.

Vámonos de viaje, single que estrena BACH, cuenta con todos los argumentos para convertirse en la canción del año. Aunque, a diferencia de lo que sucedió con los otros discos de Bandalos Chinos, acá el repertorio, en la medida que avanza, baja un cambio para resaltar su caleidoscopio de matices. “Si bien el sonido es bastante homogéneo, hay temas que son soft pop y otros más oscuros --describe Iñaki, hermano de Salvador, tecladista del grupo--; hicimos un disco para ser escuchado”. No obstante, aparte del culto al pop, el guiño hacia la cultura asiática (presente de manera sugestiva en su obra) sostiene el vínculo entre este álbum y el resto de los discos del sexteto.

BACH desborda emotividad, ¿en qué están basadas sus letras?

Goyo: Hablan de lo que nos pasó el año pasado: desde la muerte de un familiar o un amigo hasta algún amor o desamor. Hay una canción que trata acerca del acto de componer un tema, hay otra para nuestro mánager y una para el stage, al que le decimos Suso. Tema para Susana es para él.

A propósito de los tiempos que corren en la Argentina, ¿se puede hacer pop con consciencia social?

Goyo: Creo que se puede. En Chile está Alex Anwandter, que tiene una bajada de línea política. En nuestro caso, al ser una banda, intentamos separar nuestra afinidad ideológica de nuestro compromiso con el arte. Pero si tenemos que decir algo o adherir a una causa, lo hacemos porque estamos comprometidos socialmente.

Aplicaron al mecenazgo durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, para poder materializar ese trabajo, lo que demuestra que la gestión cultural funciona también para el indie.

Goyo: Funciona. Conocí el mecenazgo a través de Tomás Amante, quien sacó su disco así. Le pregunté, me mandó su carpeta como referencia y aplicamos. Lo mismo les pasó a los chicos de El Zar, que sacaron así su último material (A los amigos, producido por Iñaki Colombo). Nos dimos cuenta de que había recursos ahí. Las políticas culturales de la gestión de Cristina fueron increíbles, y funcionaban. No sabemos cómo están ahora.

Entonces la autogestión es el camino…

Goyo: Por la forma que tenemos de autogestionarnos, de ir y armar un Niceto Club a pulmón, creemos que en esa sintonía se encuentra la música independiente. Aprovechamos lo que está al alcance, pero de manera organizada y seria. Nos repartimos las responsabilidades para que funcione, porque si no vamos a seguir dando clases eternamente o produciendo discos de otras bandas, y no es la idea. Queremos vivir de esto y hacerlo crecer lo suficiente para poder pagar el alquiler como artistas. Hubo otros proyectos autogestivos que nos inspiraron, como el de El mató a un policía motorizado.

Iñaki: De hecho, grabamos el disco en Sonic Ranch a partir del antecedente que dejó El Mató.

“Ahora sumamos el saxo y la percusión al show en vivo”, advierte Goyo. E Iñaki evoca la grabación del instumento de viento en Súper V, otra de las 11 canciones de BACH: “Tras probar a un saxofonista, nos recomendaron a Andy Roman. Cayó en jogging, y era justo lo que buscábamos. Le dio una identidad al disco insólita, y su llegada fue muy de novela”. Ese lunes a la medianoche, y luego de 19 días de trabajo, aún faltaban varias cosas por registrar. Seis horas más tarde, Adán se despidió de los Bandalos y encaró una gira por Norteamérica. Mientras que Goyo, Iñaki y Tomás Verduga, el otro guitarrista, aprovecharon el tiempo que les restaba, sin dormir y cabeceando, hasta su partida al aeropuerto.

Al volver a Buenos Aires, a los Bandalos Chinos, que preparan para noviembre la conquista de México, le rondaban muchas dudas. Aunque hubo una certeza. “Algunos de nosotros nos conocemos desde chicos, y nunca lo hicimos en profundidad como ahora”, asegura el tecladista y cantante. “Este disco nos hizo unirnos mucho más.”

* Bandalos Chinos presenta BACH el viernes 28 a las 21 y el domingo 30 a las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.